En el marco del trabajo que se viene realizando a través del PACPYMES (del Ministerio de Industria en convenio con la Unión Europea) y el Cluster Agroindustrial Frutihortícola del Litoral Norte, se contrató los servicios de la empresa consultora Interconsult, cuya dirección está a cargo del Ing. Juan Carlos Doyenart, a los efectos de realizar un estudio de mercado sobre el consumo de las hortalizas.
Dicho trabajo fue presentado el pasado martes a los productores participantes de dicho cluster por el propio Doyenart, quien en diálogo con EL PUEBLO explicó los alcances de su trabajo.
PREOCUPACION
POR MEJORAR.
«Básicamente (se trató de) una encuesta de consumo de hortalizas –comenzó diciendo-, donde se buscaba conocer hábitos de consumo, preferencias, motivaciones en el consumo de hortalizas, cosa que no existía en el país. Si había estudios de comercialización y producción de hortalizas pero acá hay un fenómeno muy particular, el productor hortícola es la cenicienta del sector agropecuario, siempre ha sido dejado de lado, siempre ha quedado como el verdulero, el chacrero que está en la periferia de las grandes ciudades, que abastece de verduras a la gente, a diferencia del ganadero, del sector lechero y del que planta soja. Siempre las prioridades en las políticas del país han estado más ahí que en el sector hortícola, un poco dejado de lado por el tipo de producción, porque no es exportador, es para mercado interno».
«En los últimos tiempos –agregó- eso ha ido cambiando, ha habido mucha más preocupación del sector hortícola por mejorar, por buscar posibilidades de desarrollo, hubo intentos para que hubiera exportaciones que fracasaron, de hecho ahora se ha conformado un cluster que en definitiva es un grupo de productores que se unen tratando de llevar adelante proyectos de desarrollo del sector, acá en el norte del país, básicamente de Salto y Bella Unión».
ALGUNAS
CONCLUSIONES.
La encuesta se concentró básicamente en Montevideo, Colonia del Sacramento, Rivera y en Santana Do Livramento (Brasil). De este trabajo se extrajo como una primera conclusión que las hortalizas preferidas son la «lechuga, tomate, zanahoria, papa, después aparece la cebolla, el morrón, el boniato. Pero por lejos la famosa ensalada de lechuga y tomate es la preferida. La papa es la que más se produce y más se vende, obviamente, a veces el consumidor no la considera una hortaliza, la tiene casi en un rubro aparte», explicó.
Según Doyenart, los productores del cluster recibieron la información proporcionada por Interconsult «con mucho interés, comprendiendo que hay posibilidades de desarrollo de determinados productos de mejor calidad, que podría obtener mejores precios pero que no va a ser fácil. Por ejemplo, ¿por qué alguien va a comprar un tomate producido en Salto y no un tomate producido en el sur? El consumidor no sabe diferenciar uno de otro».
EL PUEBLO consultó a Doyenart entonces sobre cómo se lograría hacer notar la diferencia de calidad. «Hay que imponer marcas de origen, en Uruguay no existen marcas de origen» sostuvo.
– ¿Tipo «hecho en Salto»?
– Exactamente. El ejemplo para Salto es la naranja. El consumidor sabe que la naranja que llega de Salto es la de mejor calidad, aunque no fuera verdad, está convencido que eso es así y está incluso dispuesto a pagar un sobreprecio porque el origen y el sello le da calidad. En el caso de la hortaliza, en primer lugar, el principal problema es la calidad -esto también lo investigamos-, que está dada básicamente porque la hortaliza tenga buena apariencia. Fíjese qué interesante, algo puede tener buena apariencia y no ser de calidad, y algo de calidad puede no tener buena apariencia. Puedo tener un producto con muy rico sabor, un tomate para poner un ejemplo, pero si lo presento machucado, la gente dice que eso es un producto de baja calidad, porque la presentación, la apariencia, es importante. Acá hay un problema de presentación y eso es muy importante. Y por otro lado, para que una marca se imponga y sea reconocida por la gente, una marca de origen como es en este caso, requiere de un período prolongado en el cual haya una producción homogénea. No puedo tener un producto de buena calidad un año y de mala calidad el año siguiente porque con eso mato la marca. Es decir, debe haber estandarización en la calidad que se obtiene con la producción.
CONVERTIRSE
EN EMPRESARIO
Finalmente el Ing. Doyenart explicó algunos de los temas que dejó para que los productores pensaran. «Yo diría que si quieren salir adelante con esto, los obliga a convertirse en empresarios, no en productores sino en empresarios. Esto es más fácil de conseguir si se unen, tipo cooperativa o asociación en proyectos concretos. Obviamente, si quiero que la hortaliza del norte sea considerada por la gente como de mayor calidad y los supermercados estén dispuestos a pagar un sobreprecio para tener ese producto, por poner un ejemplo, requiero que haya una homogeneización en la producción en la región, o sea que requiero pautas de producción estandarizada y eso requiere unión. También la unión empieza por comprar insumos en conjunto, consiguiendo mejores precios que si los compra por separado. Esto se que está empezando a hacerse en Salto, lo que me parece un buen paso adelante en este sentido».
«También hay disparidad –explicó-, fíjese que el 9% de los productores genera el 50% del producto bruto de la horticultura acá en el norte y el 57% de los productores genera un 22%, entonces hay un problema de concentración. Perdón, no necesariamente es un problema –aclaró-, es una realidad que hay que tenerla en cuenta. Hay productores grandes y muchos productores chicos, ¿se unen solo los productores grandes y dejan afuera a los chicos? O, ¿se unen solo los chicos y dejan afuera a los grandes? Yo diría, ¡ojo, cuidado! Unámosno todos los productores que tengamos una cabeza mirando hacia el futuro y pensando en la posibilidad de desarrollar una horticultura de calidad que sea reconocida por el mercado», concluyó.
