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lunes, 2 de junio de 2025
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Un homenaje a las madres: poemas de Sonia Martínez Camino

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Diario EL PUEBLO digital
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El próximo domingo será el Día de la Madre. Esta página se adelanta y homenajea a las madres con poemas de Sonia Susana Martínez Camino. Nacida en Montevideo, Sonia vive en Salto desde 1972. Integró el grupo literario «Perfiles de Salto» y asistió posteriormente al taller literario «Horacio Quiroga», que dirigía Leonardo Garet. Ha obtenido varios premios en concursos literarios de nivel local, nacional e internacional.

MADRE (I)

Privilegiado aquel que ha sentido

o que puede gozar de su presencia

amada igual por quien sufrió la ausencia

de ese -su amor- no siempre compartido.

Porque aquel que sin ella ha vivido

sin mamar su calor y sus caricias

intenta descubrir alguna pista

de la imagen que vive en sus sentidos.

Amor, que por lo inmenso no hay indicio

que pueda ser humano descifrarlo

so pena de perder el raciocinio.

Madre, el bien más grande recibido

sin haber hecho nada por ganarlo

a Dios tampoco siempre agradecido.

MADRE (II)

Un halo divino

reforzó tu vientre

y el reloj de vida

cumplió su misión

un nuevo milagro

contó con su anuencia

y para esa gloria

a ti te eligió.

Sublime regalo

ese haz de esencia

por su obra y gracia

tu ser engendró

tesoro valioso

es ese inocente

fiel depositaria

de su criación.

MAMÁ

El reloj divino

marcó mi llegada

y eligió tu vientre

para mi confort

y desde ese instante

tus brazos hicieron

nido y esperanza

a mi corazón.

Ha pasado el tiempo

ahora soy madre

y entiendo tus miedos

y tu desazón

si elegí un camino

que no te convence

no es tuya la culpa

ni en mí, desamor.

HIJOS

No seré la mejor madre

ni sé de madre perfecta

tampoco hay segunda vuelta

para cambiar lo que he errado,

mas de algo estoy segura

y es del amor que te he dado.

No hay medida en el amor

el sentimiento va dentro

más allá de las palabras

¡no importan los desencuentros!

porque mi amor maternal

no lo ha de borrar el tiempo.

LA CAMA VACÍA

Quiero rezar en su lecho

para pedirle perdón

aliviarla del dolor

que le está oprimiendo el pecho

tanto daño le hubo hecho

mi conducta inapropiada

dejándola abandonada

sin concederle derechos.

Orgullo de aquellos tiempos

queriendo tener razón

olvidando al corazón

de aquella que me dio la vida.

Intento en esta corrida

llegar hasta allí con tiempo

pidiendo a Dios en mi intento

no esté la cama vacía.

MADRE DE CORAZÓN

Alas del corazón dando cobijo

con la magnificencia de un alma

que no se contuvo al imprevisto

de no haber engendrado sus entrañas.

La lucha desigual con la natura

le increpa fatalmente su osadía

si dice la verdad es censurada

el hacer lo contrario, es anarquía.

Sentimiento de amor incomprendido

que le hace temer por el rechazo

de ese hijo, que ha sido el escogido.

Su decisión de dar, cambió un destino.

Si desarrolla el ciego otros sentidos…

lo que faltó de gen…¡holgó en cariño!

TÚ, LO MÁS GRANDE

Tantos años dedicados

tanto esfuerzo y tanto afecto

no alcanza solo un momento

o un día de agasajo.

Tú, que me diste la vida

y regalado tus tiempos

que me amparaste de niño

y me cubriste de besos.

Tú, que pasaste las noches

en vela, si estaba enfermo

o que reíste conmigo

festejando mis momentos.

Tú que escondiste el llanto

y sufriste en silencio

tú, que pagaste el precio

por verme sano y contento.

Todos los días del año

te llevo en mi pensamiento

y quiero decirte, madre:

¡Sos lo más grande que tengo!

HERENCIA DE UNA MADRE

Un día marchóse dejando una pena

brotando sangrante de mi corazón,

una sorda rabia se aferró a mis venas,

total impotencia la que me sumió.

Entre los papeles, fotos amarillas,

su pluma, tarjetas, ¿la firma? ¡un borrón!

No hubo recuerdos que me condujeran

a aceptar su ausencia con resignación.

Hasta aquel día al tomar conciencia

que fui el objetivo por el que vibró,

descorriendo velos descubrí su herencia

cuando, con presencia, me dio su calor.

Abriendo ese cofre de joyas preciosas

rescaté las perlas que otrora vertió

de sus ojos tristes, cuando alguna pena

que me acompañaba, ella conjugó.

Asomóse entonces con su fortaleza:

el silencio a tiempo, la humana versión,

tesoro en sus manos prodigando inmensa

toda la ternura de su corazón.

Esa fue la herencia más rica y preciada

que a mis tiernas alas dotó de vigor,

con palabras simples que vertió en mi alma

me ofrendó en un arca, con el nombre AMOR.

(Poema premiado en el 20º Concurso Día de la Madre, programa “En nuestro idioma” -de Tito Aplanalp-, FM del Éxodo, Mayo de 1998).

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