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viernes, marzo 14, 2025
EL PUEBLO
Columnas De Opinión

Ricardo González, del Grupo Teatral La Galera

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Hablando con alguien que es más que un Rey Mago

Desde hace algunos años hemos podido ver en nuestra ciudad excelentes interpretaciones de Papá Noel en Navidad y de los Reyes Magos en enero. Nos hemos enterado que estos seres mágicos han encargado al Grupo de Teatro La Galera que puedan representarlos en Salto (guiño, por si hay algún niño leyendo). Es por eso que EL PUEBLO conversó con su director, Ricardo González, para que nos hable de esta hermosa experiencia.

– ¿De dónde surge La Galera?

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– En el año 2011 hacía algún tiempo que había vuelto de Montevideo y estaba haciendo producciones particulares de teatro independiente, y en ese momento hicimos “Esperando la carroza”, y al finalizar la temporada nos sentimos sumamente cómodos con la propuesta y dijimos, por qué no conformar un grupo. Así nace La Galera en el año 2012 con gente que venía de distintos lugares y espacios. Nació con el objetivo de ser un grupo sustentable, que pudiera tener una regularidad de trabajo, el objetivo fue siempre permanecer. En ese momento yo había terminado el curso de gestión cultural, entonces armamos un proyecto. Siempre quisimos trabajar en temporada, es así que nos imponíamos estar desde abril hasta octubre, y para eso había que tener propuestas y trabajar mucho, siendo lo más profesional posible, más allá de la formación que cada uno tenía en talleres locales como nacionales.

Con el tiempo la gente nos fue apoyando. Arrancamos el primer año con poco más de 600 espectadores y a los dos años mantuvimos una regularidad hasta tener un promedio hasta el 2019 de 4500 espectadores. Es una cifra que no se da muy seguido en Salto, donde por lo general no se superan los 800 o los mil espectadores. Esto no es casualidad sino que es parte de un trabajo que nos exigimos constantemente, somos muy rigurosos en ese sentido.

– ¿Se puede vivir de la cultura o apenas alcanza para cubrir los costos?

– Es muy difícil, no quiero decir que sea imposible. Tal vez sea demasiado esperanzador, pero creo que en Salto, más de uno puede vivir de esto si lo trasladamos a otros espacios. Siempre insisto con que Salto tiene un atractivo turístico natural, pero carece de lo que se llaman los atractivos turísticos secundarios, que también hacen a la cosa. Cualquiera de nosotros que va de paseo por ahí le meten a un cantor, y lo paga, y eso es lo que nos falta acá, nos falta un poco de creatividad de como presentar el producto. En eso hay que sacarse el sombrero frente a los argentinos que desde los años 60 han unido la gobernación de turismo con la de cultura, que es una de las principales fuentes de trabajo. Cuando comenzamos el grupo, hablamos de poner dinero como inversión una sola vez al inicio y nunca más, y de alguna manera eso se viene cumpliendo. Algún excedente que pueda quedar de lo que hacemos va a un fondo para las futuras producciones. Salto tiene que apostar, de hecho, tenemos un público que nos sigue que anda entre los 1400 y 1500 espectadores, ese es el fijo, después se van sumando por temporada otros. Creo que si esto se mirara con otra seriedad, hay gente que podría vivir de esto, o por lo menos, ayudarlo a empujar un poco en la economía doméstica.

– ¿Cuáles han sido algunos de los trabajos que han hecho?

– La Galera se caracteriza por la comedia para adultos y el teatro para niños, donde encontramos a un público sumamente interesante y porque nos gusta criar públicos. Cada dos años llevamos a dos mil niños al Teatro Larrañaga. Tal vez la obra que fue donde el público nos empezó a prestar un poco más de atención fue en el año 2013 cuando hicimos “La Ratonera” de Agatha Christie, que además es un género que no se ve mucho, a partir de ahí el público empezó a acompañarnos.

Otra obra fue “Mujeres Mariposa” que armamos para un solo día en 2016, para el Día de la Mujer, y recién el año pasado la dejamos de hacer por decisión propia. El público constantemente la pedía porque ahí pasamos información de las mujeres que pelearon en las luchas artiguistas. Fue una investigación que el grupo hizo donde nos encontramos con casi cinco mil nombres de mujeres que pelearon, muchas anónimas. Tuvo impacto en los docentes. Este diario en uno de sus cumpleaños nos convocó también a hacerla, que terminó siendo una obra emblemática.

“La abeja haragana” fue una obra con títeres que tuvimos durante bastante tiempo. “El Principito”, que lo pensábamos hacer un año y medio ya vamos dos, con pedidos para este 2025, sobre todo de centros. Luego tenemos las comedias como “Extraños hábitos”, nos dedicamos mucho a ese estilo picaresco y que tuvimos en cartel tres años. En definitiva, ya llevamos haciendo unas veinte obras desde que arrancamos.

– Hablemos bajito, pero calculo que los niños todavía no leen el diario. En el teatro se maneja mucho la magia de la imaginación, como puede pasar también en las tradicionales fiestas de la Navidad y la Noche de Reyes, donde pasaron a tener un rol protagónico, ¿cómo ha sido esa experiencia?

– Lo tomamos como a cualquier otra obra teatral, o sea, no nos disfrazamos de los personajes sino que como en el teatro, creamos a los personajes desde el interior. En ese sentido trabajamos con tres corrientes, sobre cómo nace la idea de estos personajes o seres mágicos, después vamos a lo que es la idea popular, qué idea tiene la gente de cómo son, y por último, el agregado propio de lo creativo que proponemos. En base a esas tres cosas es que armamos estos personajes. Entonces, la idea de tomar en cuenta la idea previa que tiene la gente, es tratar de buscar la empatía, que el teatro tiene que tener con sus espectadores. Por ahí pasa que de repente coincidimos en que lo que representamos es lo que había soñado el niño, y a veces hasta el propio adulto también, porque esto que consideramos como parte de un espectáculo, lo concebimos en base al niño y a los adultos porque es la familia la que va.

Los niños escriben con lápiz en hojas y no en una pantalla, algo bien interesante, porque si el niño se dedicó a eso es porque atrás hay un cúmulo de sueños que viene pensando, y eso tenemos que respetarlo. Cuando tenemos el encuentro con los niños, que no es solo la foto que nos sacamos, venimos con un libreto más o menos armado según las edades. Hay que tener en cuenta al niño, al preadolescente, al adolescente y al adulto. Unos porque conciben la magia del ser que está detrás del traje, y otros porque los impacta también el traje. Al adolescente lo llama la aventura de estar frente a alguien que está componiendo a un personaje. En ese sentido, uno tiene que buscar de qué manera le llega, porque el niño está preparado para ese momento y uno tiene que abrirle el espacio y dedicarle ese tiempo, por eso no solo se trata de unos segundos para la foto sino que conversamos con ellos. Cada uno de nosotros compone inclusive un perfil psicológico, hay uno que es más humorista, el otro es como más serio, pero siempre tratando de estar en un nivel de ser lo más humano posible, porque el niño tiene un concepto de que es un ser mágico, y eso tenemos que mantenerlo.

– Los niños lo pueden sacar del libreto por su espontaneidad, ¿se acuerda de alguna anécdota que les haya pasado?

– Hay unas cuantas. Una de las más nueva, una niña que había estado con los Reyes del shopping, nosotros estábamos componiendo los Reyes del Centro (Comercial), y nos andaba persiguiendo porque quería hacer un cambio en el pedido de su carta porque quería otra cosa. Entonces le pidió a los padres para buscarnos, los padres le dijeron que se quedara tranquila que ellos le iban a decir a los Reyes del cambio de la carta y la niña quería ser ella la que les dijera. Así que nos siguió hasta que pudo hablar con nosotros, y como esa hay un montón de anécdotas, como cuando el otro día me preguntaron si los Reyes vivíamos juntos con Papá Noel, le dijimos que no, y ella dijo, “entonces viven en otro Polo Norte”. El niño es espontáneo y para eso nos preparamos, como cuando en las obras de teatro para niños nos abrimos para que puedan expresarse. Nuestras obras siempre tienen en algún momento un disparador para que los niños desde la platea puedan participar.

– ¿Qué sigue en La Galera?

– Ahora estamos en un proyecto bastante arriesgado donde vamos a unir tres obras teatrales que tienen como único fundamento lo que es la región litoral norte del país. La idea es mostrar la identidad de esta región desde distintos puntos utilizando a referentes de la cultura, contenidos históricos y actuales de la cultura. La idea es también hacer una gira para llevarla por distintos lugares para mostrar lo que es nuestra identidad local.

El año pasado hicimos por primera vez un taller de teatro para niños y adolescentes porque buscamos renovar y traer más gente joven al teatro, y ahora tenemos a 16 nuevos jóvenes que se suman al grupo. Es un debe que tiene Salto, vemos talleres de teatro pero no vemos los resultados caminando arriba de las tablas.

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PERFIL DE RICARDO GONZÁLEZ

Está casado, es del signo de Sagitario.
De chiquito quería ser carpintero.
Es hincha de River, Aguada y Peñarol.
¿Alguna asignatura pendiente? Conseguir una sala de espectáculos administrada por los artistas para todos los grupos.
¿Una comida? Las ensaladas.
¿Un libro? “¡Cómo salir del pozo!” de Andrés Oppenheimer.
¿Una película? El silencio de los inocentes.
¿Un hobby? La guitarra y la actividad corporal.
¿Qué música escucha? Todo, con preferencia el jazz y el flamenco.
¿Un día de la semana? Cuando trabajaba, el viernes.
¿El peor día de la semana? Hoy no tengo.
¿Qué le gusta de la gente? El humor y la empatía.
¿Qué no le gusta de la gente? La falta de empatía.

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