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-El jueves a la noche, la instancia se desarrolló a puertas cerradas, con participación de delegados, presidentes de clubes y neutrales. Un tema no menor: el Colegio de Jueces del futuro y otras cuestiones vinculadas al área referil. En tanto se viene una nueva Escuela de Jueces, esta vez sin Federico Margall Piaggo, que resultara clave en el 2022, a la hora de elaborar y ejecutar el ciclo de aprendizaje, pariendo nuevos árbitros.
A su vez, nace una posibilidad que se sustenta a determinados ámbitos de la Liga: la categorización de los jueces. No es la primera vez en que se apunta en la misma dirección y generalmente la conclusión es una: se gasta «pólvora en chimango».
La teoría pasa a ser devorada por la práctica o la situación de hecho.
CATEGORIZAR….Y EL PAGO
Al grano. Ser un árbitro clase «A», implica un monto en materia de viático. Por lo tanto, si ese árbitro clase «A» es designado para un partido Sub 15 o Sub 18, el Consejo Único Juvenil tendrá que pagarle el viático correspondiente a partir de esa condición adquirida.
En esos términos fue explicitada la situación a EL PUIEBLO, para que se tenga en claro lo oneroso que podría resultar para el C.U.J.
Pero además surge, otro punto no menor y que se genera como interrogante en delegados de clubes: sobre qué base y quién o quiénes determinan la categorización de los árbitros. Si para esta temporada se resolviese categorizar, ¿se tiene en cuenta el nivel de cada juez en el 2022?
Pero a esos efectos: ¿existe una estadística, un puntaje a manera de seguimiento? Todo tiende a constituir una turbulencia en sí mismo.
Por eso, a cronistas de este diario, se le fue terminante y a manera de sentencia: «que se lo saquen de la cabeza; en la Liga Salteña no es posible categorizar los jueces».