En las tradicionales fiestas del año 2022, cuando estaba casi que recién aprobado el decreto departamental que regulaba el uso y venta de pirotecnia sonora, hubo en Salto un acatamiento bastante notorio.
Sin embargo, tanto el 24 como el 31 de diciembre últimos, esto no fue así. No pocos lo advirtieron y hablaron de un “retroceso” en ese sentido. Los estruendos cuyo número de decibeles era claramente superior a lo permitido se hicieron sentir en todos lados, sin necesidad de ser especialistas ni de tener instrumentos para medirlos.
Dado que el edil Pablo Alves Menoni fue en su momento uno de los más fuertes impulsores del decreto de regularización, siempre atento además a otros temas de índole medioambiental, EL PUEBLO fue tras su palabra para saber qué opinión tenía sobre lo sucedido.
Alves reconoció que si bien hubo controles en las ventas y hasta colaboración y responsabilidad por parte de los vendedores, “dimos un paso atrás”. Especialmente indicó dos posibles factores: la aprobación de una ley a nivel nacional (que plantea algo diferente al decreto departamental) y el ingreso de mercadería procedente sobre todo de Brasil.
Veamos un resumen de las expresiones vertidas a este diario por el edil:
UNA LEY NACIONAL QUE CONFUNDIÓ
“Este año en las fiestas tradicionales creo que dimos un paso atrás. Se venía trabajando mucho desde la Junta Departamental con un proyecto que regulaba la pirotecnia sonora y en este momento ya regía un máximo de 80 decibeles. Hemos tenido un buen control de parte de la Intendencia en los puestos de venta. Los vendedores también colaboraron registrándose, teniendo bien identificado el número de decibeles de lo que estaban vendiendo. Pero unos días antes se aprobó una ley nacional, que confundió un poco a la gente porque permite hasta 110 decibeles. Entonces tenemos en Salto 80 y a nivel nacional, aprobado por Diputados, hasta 110”.
SI LA GENTE NO TIENE EMPATÍA…
“Nos falta seguir trabajando mucho en la concientización. Si la gente no tiene empatía por las personas mayores, por los niños autistas, por los animales, por la gente que quiere disfrutar con menos ruidos y más luces, por más ley que se promulgue va a ser imposible porque a las 12 de la noche es imposible hacer un control y es imposible multar. Se tendría que tener un inspector en cada esquina. Y el problema más grande es que la gente que no tiene empatía, trae productos pirotécnicos de otros países, sobre todo de Brasil los famosos cohetes tres tiros o los cohetes bomba, que son los que pasan muy por encima los decibeles permitidos y son los que empañan el trabajo que se hace. Porque si bien el 31 sobre todo se escuchó mucho fuego artificial, el número me parece que no fue muy por encima de lo permitido, pero siempre esos pocos que no están permitidos hacen que no se pueda tener una sociedad más solidaria y más empática”.
EL INGRESO DESDE BRASIL
Por otra parte, vendedores con los que pudo dialogar EL PUEBLO confirmaron que recibieron inspecciones y que “no tuvimos problemas porque se estaba vendiendo lo permitido (hasta 80 decibeles)”. Es más, sostuvieron que mucha gente, al momento de acercarse a comprar, pedía justamente “los que tuvieran más luces y menos explosión”. Pero coinciden con el edil entrevistado antes, en que hubo un ingreso importante de cohetes bomba desde otros países, “de las fronteras con Artigas y con Rivera vino mucha mercadería, estoy seguro”, nos dijo un vendedor.