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viernes, 20 de junio de 2025
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Peñarol cumplió, gano en casa y acaricia el pase a la final

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Copa Libertadores – Semifinal – Partido de ida: Peñarol 1 – Vélez Sarsfield 0 La euforia de los hinchas de Peñarol en la Copa Libertadores estalló en el último pitazo del paraguayo Amarilla. Le ganó 1:0 a Vélez Sarsfield con el gol de Darío Rodríguez en un partido con entorno de película: 65.000 personas en el Estadio Centenario, mítico, histórico, en una noche espectacular. La victoria mínima en la ventaja es enorme en el valor. Tres puntos que valen mucho en la serie y con revancha en Buenos Aires. Cero gol en contra -relevante en la definición- y sueño cada vez más grande. Además, un dato de la realidad. Es la primera vez que su rival de turno pierde, desde octavos donde eliminó a Liga de Quito y Libertad en sucesión de éxitos donde ni siquiera empató. ¿Cómo edificó su valioso triunfo? Alma, corazón y tramos vertiginosos en los extremos. La segunda mitad del libreto se sustentó en la notable actuación defensiva. Guillermo Rodríguez, Valdez, Darío, Freitas, el despliegue de Aguiar y el aire de Martinuccio en carrera. No preocupó a Barovero como en el arranque pero alejó a Vélez de Sebastián Sosa. La búsqueda del conjunto de Liniers lució en la posesión del balón pero no se tradujo en llegadas netas.  EL SALTO DE DARÍO Intenso, vibrante, de Copa. Darío Rodríguez a la cabeza provocó la explosión de los hinchas en el Estadio Centenario y de todos los que siguieron por televisión. El salto a la alegría máxima en la última oportunidad llegó a tiempo como el pitazo final del árbitro paraguayo Carlos Amarilla en el capítulo inicial. Peñarol sorprendió en la pelota quieta de Aguiar -tiro de esquina- y anticipo de Darío en el arco de la Amsterdam.  Peñarol salió con todo en quince minutos de control. Presión en la recuperación y avance rápido en los extremos. La zurda de Matías Mier -gravitante- hizo volar a Barovero en notable intervención. Mier desbordó en la izquierda y Martinuccio no fue preciso en la ejecución. No conectó a Olivera que trabajó más en el desgaste a los zagueros. LOS RATOS DE VELEZ Vélez Sarsfield se recompuso con su repertorio de la técnica y el control de pelota al servicio del equipo. La lesión de Maximiliano Morales -armador- puso en cancha a Ricardo Martínez, joven valor, de grandes condiciones. Habilidoso y veloz, imparable en cada arranque. Tanto que encendió la alerta y la amarilla a Alejandro González condicionó a la referencia.  Sosa respondió en un zurdazo potente de Zapata. Santiago Silva levantó cerca del horizontal un derechazo temible. El equipo argentino se sintió cómodo. Aguirre cambió de perfil a Freitas y Aguiar para reordenar la contención. Peñarol siempre mantuvo la expectativa en ofensiva. A pesar del manejo de su adversario, se ingenio para las réplicas. Papa no acertó en posición de privilegio y Martinuccio acarició el desequilibrio en otra corrida de Mier. Sacó la cabeza con Darío en un mano a mano colosal. Apertura y pausa para semejante carga emotiva.  EL VISITANTE  SE ADELANTO Y  PEÑAROL AGUANTO La vuelta a la acción mostró a Vélez en campo mirasol. Soltó a Cubero y Papa en los laterales. Peñarol contuvo el envión y siguió con ambición. El gran despliegue de los volantes sobresalió.  Martinuccio demoró en otro avance vertiginoso. El árbitro paraguayo Amarilla invalidó en forma correcta el gol del argentino Martínez que empujó la pelota con la mano a la red.  Aguirre se la jugó con Estoyanoff y desplazó a Corujo. Abierto a la derecha. Vélez se acercó. Zapata colocó un zurdazo que llevó riesgo al arco de Sosa.  El visitante avanzó. Valdez y Guillermo Rodríguez marcaron sin concesiones. Peñarol limitó los contragolpes vía Martinuccio. Vélez empujó.  Martinuccio desahogó a los aurinegros del acoso. El circuito argentino se encendió. La resistencia mirasol se construyó desde los zagueros.  David Ramírez, enlace, en el equipo de Liniers. Aguirre cambió con Albín a la izquierda y sumó a Darío Rodríguez a la fortaleza central.  Peñarol apostó a aguantar y a soñar en el contraataque. Gareca colocó a Bella arriba y al argentino, seleccionado mexicano Guillermo Franco. Aguirre cerró con Alonso.  Tres minutos adicionales. Aguirre celebró con calma, consciente del «premio». Peñarol sueña despierto en la Copa. Pegó otro grito fuerte en la Copa. Define en Buenos Aires,  pero la final es posible

La euforia de los hinchas de Peñarol en la Copa Libertadores estalló en el último pitazo del paraguayo Amarilla. Le ganó 1:0 a Vélez Sarsfield con el gol de Darío Rodríguez en un partido con entorno de película: 65.000 personas en el Estadio Centenario, mítico, histórico, en una noche espectacular. La victoria mínima en la ventaja es enorme en el valor. Tres puntos que valen mucho en la serie y con revancha en Buenos Aires. Cero gol en contra -relevante en la definición- y sueño cada vez más grande. Además, un dato de la realidad. Es la primera vez que su rival de turno pierde, desde octavos donde eliminó a Liga de Quito y Libertad en sucesión de éxitos donde ni siquiera empató.

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¿Cómo edificó su valioso triunfo? Alma, corazón y tramos vertiginosos en los extremos. La segunda mitad del libreto se sustentó en la notable actuación defensiva. Guillermo Rodríguez, Valdez, Darío, Freitas, el despliegue de Aguiar y el aire de Martinuccio en carrera. No preocupó a Barovero como en el arranque pero alejó a Vélez de Sebastián Sosa. La búsqueda del conjunto de Liniers lució en la posesión del balón pero no se tradujo en llegadas netas.

EL SALTO DE DARÍO

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Intenso, vibrante, de Copa. Darío Rodríguez a la cabeza provocó la explosión de los hinchas en el Estadio Centenario y de todos los que siguieron por televisión. El salto a la alegría máxima en la última oportunidad llegó a tiempo como el pitazo final del árbitro paraguayo Carlos Amarilla en el capítulo inicial. Peñarol sorprendió en la pelota quieta de Aguiar -tiro de esquina- y anticipo de Darío en el arco de la Amsterdam.

Peñarol salió con todo en quince minutos de control. Presión en la recuperación y avance rápido en los extremos. La zurda de Matías Mier -gravitante- hizo volar a Barovero en notable intervención. Mier desbordó en la izquierda y Martinuccio no fue preciso en la ejecución. No conectó a Olivera que trabajó más en el desgaste a los zagueros.

LOS RATOS DE VELEZ

Vélez Sarsfield se recompuso con su repertorio de la técnica y el control de pelota al servicio del equipo. La lesión de Maximiliano Morales -armador- puso en cancha a Ricardo Martínez, joven valor, de grandes condiciones. Habilidoso y veloz, imparable en cada arranque. Tanto que encendió la alerta y la amarilla a Alejandro González condicionó a la referencia.

Sosa respondió en un zurdazo potente de Zapata. Santiago Silva levantó cerca del horizontal un derechazo temible. El equipo argentino se sintió cómodo.

Aguirre cambió de perfil a Freitas y Aguiar para reordenar la contención. Peñarol siempre mantuvo la expectativa en ofensiva. A pesar del manejo de su adversario, se ingenio para las réplicas. Papa no acertó en posición de privilegio y Martinuccio acarició el desequilibrio en otra corrida de Mier. Sacó la cabeza con Darío en un mano a mano colosal. Apertura y pausa para semejante carga emotiva.

EL VISITANTE

SE ADELANTO Y

PEÑAROL AGUANTO

La vuelta a la acción mostró a Vélez en campo mirasol. Soltó a Cubero y Papa en los laterales. Peñarol contuvo el envión y siguió con ambición. El gran despliegue de los volantes sobresalió.

Martinuccio demoró en otro avance vertiginoso. El árbitro paraguayo Amarilla invalidó en forma correcta el gol del argentino Martínez que empujó la pelota con la mano a la red.

Aguirre se la jugó con Estoyanoff y desplazó a Corujo. Abierto a la derecha. Vélez se acercó. Zapata colocó un zurdazo que llevó riesgo al arco de Sosa.

El visitante avanzó. Valdez y Guillermo Rodríguez marcaron sin concesiones. Peñarol limitó los contragolpes vía Martinuccio. Vélez empujó.

Martinuccio desahogó a los aurinegros del acoso. El circuito argentino se encendió. La resistencia mirasol se construyó desde los zagueros.

David Ramírez, enlace, en el equipo de Liniers. Aguirre cambió con Albín a la izquierda y sumó a Darío Rodríguez a la fortaleza central.

Peñarol apostó a aguantar y a soñar en el contraataque. Gareca colocó a Bella arriba y al argentino, seleccionado mexicano Guillermo Franco. Aguirre cerró con Alonso.

Tres minutos adicionales. Aguirre celebró con calma, consciente del «premio». Peñarol sueña despierto en la Copa. Pegó otro grito fuerte en la Copa. Define en Buenos Aires,  pero la final es posible

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