Por Jorge Pignataro
Un nuevo libro apareció en Salto días pasados. Otra vez Rodolfo Nario es el autor. Nacido en Salto el 15 de octubre de 1945, antes había publicado “Regreso a la ilusión”, “Caleidoscopio” y “Cazador de sueños”, además de haber sido incluido en libros colectivos. Ahora da a conocer “Narraciones y poemas heterogéneos”, editado por Editorial Caburé. Se trata de un amplio volumen (280 páginas) que, como lo anuncia su título, reúne tanto poemas como relatos. Destacado deportista (en categoría sénior de natación), se encuentra ahora jubilado luego de años de labor en la CTM de Salto Grande, así como de sus tareas de guardavidas y entrenador. Aquí una breve selección de poemas de este nuevo libro:
LUNAS FRÍAS
Hay soles que anochecen y nublan la mirada, besos aromados de angustia y sufrimiento y lunas frías que temblando se estremecen; solitarias cunas que inmóviles no se mecen, corazones que nunca reciben lo que merecen, caricias disfrazadas y ocultas que no se ofrecen, felicidades de un solo fugaz y rápido momento…
Tan suaves y volátiles como caricias de viento.
Descifrar el laberinto de una larga existencia, beber los tragos dulces y ácidos aprendiendo dejar que la inefable empatía acune y arrulle y proseguir el camino pisando suelos de penas, nada es sencillo en la complejidad humana, implica cambiar las conciencias desde adentro, buscar el alma desde el mismo sufrimiento…
Hacer un río de sinceridad de los sentimientos.
Construir caminos de mucho entendimiento, amar por sobre las muchas discrepancias, tendiendo puentes que acorten las distancias; dejar que no caduque nuestra constancia, tirando de los pocos hilos que aún quedan, en la vieja y agujereada red de la esperanza, estrujando el gastado corazón sin egoísmos…
recibiendo al hombre nuevo en su bautismo.
LA SOMBRA DEL ARTE
La sombra abraza y a nuestro lado nos acompaña, y ante nuestra mirada la vemos jugar con rayos solares; un intercambio de suaves luces y agradable oscuridad, capaz de dibujar delicados trazos de inigualable belleza, con los finos pinceles creativos de madre naturaleza; es un intercambio amoroso sin marco en su singularidad, con las voces que nos rodean resonando en sus cantares, aún en lo citadino…un espejo biselado que no empaña.
Juntos caminamos con manos mentales entrelazadas,
dedos de letras escriben en el éter durante el camino;
su final ya está casi escrito, la poesía es el camino, solo falta tomar la pluma al terminar la caminata, reposar el cuerpo y plasmar una nueva creación; poner al servicio de los lectores mi esclavo talento,
escribir las frases paridas desde el interior del
viento…
Dar forma a un nuevo hijo literario con la mayor emoción.
Las sombras son espíritus que anidan a las musas, almas que sobrevuelan el cielo como sensibles aves, pequeñas gaviotas planeando en nuestras cabezas; símbolos de la imaginación, conciencia y certezas, que también pueden flotar como pequeñas aves, con las velas al viento recorriendo nuestros mares, venas del corazón abiertas a todos los pensamientos…
Esencias de paz y armonía expulsando tormentos.
MARIPOSA NOCTURNAL
Te encontré reposando sobre el sendero, tendí la mano y la tomaste con firmeza, hasta encontrarte acurrucada en mi pecho; tu rubio cabello ausente de soles y belleza, la mirada perdida en desiertos de soledad…
La oscuridad de tus ojos suspirando por piedad.
Traspasaste mi puerta con inusual timidez, arropada con tus recuerdos de humillación, disfrutando del ambiente de amable calidez, olvidando en un instante pasados de sumisión; luego te introduje en la tibieza de mi bañera…
Y lavé tu cabello con suavidad y compasión.
Eras joven y hermosa, con largo pelo color oro, te peiné…sacando uno a uno todos los piojos, limpiando tu piel de todos tus brunos tesoros, de esos vivaces insectos que tu cabeza guardaba; fuiste en ese instante la oveja adorando a su pastor…
La tímida sonrisa engalanando mi humilde morada.
Hicimos el amor en una noche larga y desesperada, la tierna estrella de horas de cálida pasión, el gemido musical de la musa siempre buscada; más desperté solo, abrazado a mi almohada, sabiendo que a la noche estarías en tu esquina, con las alas nocturnales ofrecidas al mejor postor…
Con tus negros ojos y nuevos piojos del mismo color.