“He trabajado con gente que ha sido para mí un privilegio”
Guillermo García es el titular de la Productora “Tres Rábanos”, que lleva y trae distintos espectáculos y obras de teatro a todo el país, “menos en Montevideo, donde hago poca cosa”. Para tener una referencia, en el año llega a organizar 120 actividades de las cuales Salto se ha visto beneficiada permanentemente. Con él habló este fin de semana EL PUEBLO, al término del espectáculo que trajo al Teatro Larrañaga con motivo de las vacaciones de julio, donde los niños disfrutaron a sala llena de “La Magia del Unicornio”.
– ¿Qué es Tres Rábanos?
– Es el nombre que le puse a la productora, que ya este año son 16 años haciendo producción, pero como Tres Rábanos capaz que once. En realidad, tenía que buscarle una identidad y no me gustaba la idea de los nombres propios en esas cosas, ya hay un montón de nombres propios en producción de espectáculos. Era una expresión que usaba mucho mi abuelo paterno, “me importa todo tres rábanos”, y eso siempre me quedó. Fue una elección como para darle otro sentido. En aquel momento era como una patriada hacer producciones en el interior, todo el mundo te decía que no iba a funcionar, y yo decía, “eso me importa tres rábanos, lo voy a hacer”. Yo me había mudado de Montevideo a Paysandú en 2001, y al poco tiempo empecé con la inquietud, y de alguna manera fui pensándolo y de a poquito construyéndolo, era como el desafío del sí se puede, llevar los espectáculos que van a Montevideo al interior y recorrer el país. Esa fue un poco la apuesta en aquel momento, y de ahí viene el nombre, por el lado del abuelo.
– Y no ha sido fácil, al año siguiente de su llegada a Paysandú explotó la crisis financiera, y en 2020 la pandemia, ¿cómo se rema contra la corriente?
– Con sacrificio, como todo el mundo. Recuerdo que la crisis de 2002 fue muy dura, hasta había un problema de liquidez, no había plata, la gente se quedaba sin su trabajo. Veía al Paysandú que recientemente me había mudado, iba caminando por la calle y veía comercios que un día estaban y al otro día ya no estaban más, te dabas cuenta cómo iba afectando la economía, bancos que cerraban, gente que se quedaba con plata adentro, fue todo bastante cruel. Lo de la pandemia fue distinto y peor en el sentido de la privación, no podíamos hacer nada. Quizás en 2002 podías hacerlo y podía irte mal o más o menos, pero podías hacer algo. En la pandemia no tenías la posibilidad, esa fue una de las grandes discusiones en relación a por qué las prohibiciones tan estrictas con nuestro sector y en otros se permitía con determinadas condiciones. Eso fue bastante doloroso, jamás se contagió nadie en algún espectáculo, se cumplían todos los protocolos, mientras que sí se contagiaron en otros lugares permitidos. Cosas que uno nunca entendió. Ibas más apretado en un ómnibus a trabajar en Montevideo que en una sala de teatro.
Siempre digo que en esto y como todo en la vida, tiene que adaptarse a las condiciones. Cuando el zapato aprieta, hay que buscar la manera, ser más cuidadosos en la cantidad de espectáculos que se llevan, los precios de las entradas, cuidar todo. En realidad, los precios que siempre fijamos para los espectáculos dependen de los propios costos del espectáculo. Entonces se tendrán que traer cosas más simples, más sencillas sin tanto costo de producción para que las entradas sean más accesibles y la gente pueda estar, uno la tiene que ir acomodando. También nos pasa que vamos con el caballo ganador y nos damos contra la pared, estamos en una actividad que no todo está sabido de antemano y a veces pensamos que tenemos una carta ganadora y no nos va bien. Siempre decimos que en esto uno tiene que estar preparado para que te vaya bien y para que te vaya mal. Y cuando te va bien no sos un crack y cuando te va mal no sos un desastre, o sea, hay muchas variables en juego, muchas cosas que uno no puede controlar. Si sos prolijo en el trabajo, generalmente generás las condiciones para que las cosas funcionen, pero hay mucho imponderable que no controlas que te pueden desfavorecer la balanza. Entonces, siempre hay que tener claro que esta actividad es un negocio, una actividad económica de promedios, es decir, tenés que pasar al final del mes la raya y ver cómo fue la cosa entre uno y otro como para decir que hay un balance, si se llega o no a los números. Lo importante es estar siempre, en la medida que se pueda, dispuesto a cumplir con lo que se pactó, es decir, se viene el espectáculo y se hace. Salvo alguna excepción, en estos años me ha pasado de todo, de suspender un espectáculo recién arrancado hasta que no nos dejen pasar cosas del espectáculo por la Aduana, de todo. Pero en la medida que se pueda, salvo una cuestión de enfermedad como nos pasó hace poco con Verónica Llinás, que terminó internada y no había forma de hacerlo, pero si hay poca gente se hace igual, eso es lo que te da la solidez de la confianza, aunque pierdas.
– Claramente se trata de tu trabajo, pero ¿qué te pasa cuando ves a los niños disfrutar del espectáculo y sacarse fotos con los protagonistas de la obra infantil que trajiste en las vacaciones como acabo de ver?
– Hoy me puedo dedicar a esto en forma exclusiva, hace un tiempo atrás lo hacía combinado con otras actividades. Decidí jugármela y después me agarró la pandemia, imagínate qué apuesta hice ahí. Con el tiempo he logrado, primero que nada, elegir qué hacer y qué no hacer en materia de espectáculos, con quién trabajo y con quién no. ¿A qué voy con esto? La gente que es complicada, que no es buena gente, con esa prefiero no trabajar aunque sea un exitazo en la venta de entradas, y con las cosas que yo considero que a la gente le gusta, que le hace bien, donde uno trabaja cómodo y que puede disfrutarlo, a eso voy. Eso se aprende con el tiempo dándote golpes con desilusiones con relaciones y acuerdos que no funcionan. En ese sentido, la conclusión es que uno tiene que disfrutar de este trabajo, uno trabajando y la gente viniendo a ver el espectáculo, ya sea de música o de teatro. Tienen que sucederle cosas a la gente adentro de la sala, va por ahí. Entonces, voy viendo las cosas que son posibles traer y que puede llegar a gustar, con olfato es elegir qué sí, qué no, qué es lo que le gusta a la gente y que además vayan con los criterios que uno tiene en la vida. Si el artista que está arriba del escenario es buena gente, voy a morir con él, aunque no venda entradas, y cuando vende entradas pero no es buen trigo, prefiero que lo haga otro.
– Tenemos un amigo en común que está muy contento contigo porque le has traído ya dos veces a Salto a Valeria Lynch y quedó muy bien con su esposa (risas), ¿con qué otros grandes artistas has trabajado?
– Si te digo la lista son unos cuantos, pero desde Abel Pintos, No Te Va a Gustar, Julieta Venegas, Axel, Auténticos Decadentes, La Beriso, Mariano Martínez y por supuesto a Valeria. Después grandes actores también en obras de teatro con elencos distinguidos, como a César Troncoso. Es como te dije, no hago cosas que solo me gusten a mí, hago cosas con las que me agrada trabajar pero que también venden boletos, como Facundo Arana con quien he trabajado un montón. También hace unos años trajimos a Soledad Silveyra que trabajaron juntos, son gente con los que uno disfruta trabajar. La verdad que he trabajado con gente que ha sido para mí un privilegio.
– ¿Se planifica con tiempo el trabajo de generar este tipo de espectáculos?
– Si te muestro la agenda tengo hasta octubre todo marcado.
– ¿Se puede adelantar algo de lo que se viene a Salto?
– Tenemos la gira con Lucas Sugo que hacemos en agosto y setiembre, gira que se hace especialmente para teatros, es para otro público que no va a los festivales ni a los bailes, es un público adulto, son otras canciones que él hace pensando en ese público, el show es otra cosa. Después venimos con Los Mosqueteros del Rey, que es una obra que está Nicolás Cabré, Fredy Villarreal y Nicolás Scarpino, también va a venir un poco más adelante Germán Medina, y venimos con la obra El Equilibrista para cerrar el año, que es un privilegio poder traerlo a Salto. La agenda siempre se prepara con la mayor anticipación posible. De hecho, hoy me pasa que gente que quiere planificar cosas ya no hay tiempo, primero porque las salas están ocupadas y luego porque ya no me dan los fines de semana. Soy de los productores que viajo con los elencos y artistas, recorro los lugares, no trabajo desde una oficina, salvo cuando planifico, pero después preparo el bolso y viajo.
– Por lo general uno tiene el prejuicio que el trabajo implica sacrificios, estrés, salvo cuando se hace lo que a uno le gusta, ¿cómo sería en tu caso?
– Disfruto mucho de lo que hago, y a veces, a pesar que uno trata que no, tenemos montón de problemas, de situaciones complicadas. En esto tenemos que estar preparados para estar tranquilos y para resolver problemas, porque nos va a pasar de todo, y uno tiene que estar consciente de que no estamos haciendo una cirugía cardiovascular, que son cosas solucionables y que se pueden remendar, y que en la medida de lo posible se pueden hacer. Con esas premisas, uno tiene que disfrutar esto, y la verdad que lo disfruto. Tengo la particularidad que con todos estos años llego a los teatros y conozco a la gente, a los técnicos y responsables de la sala, conozco a los acomodadores, me relaciono con todos, por eso mismo me gusta viajar, es como un reencuentro con amigos cuando uno va a otra ciudad, y va generando vínculos en cada lugar, que fortalecen ese trabajo.
– La última palabra es tuya.
– Y aprovecho entonces para decirle a la gente que se interese por las oportunidades de ir al teatro en su ciudad. Hay teatros hermosos en Uruguay, éste es uno de los más lindos que tenemos. A veces me pasa que hablo con la gente que me cuenta que fue al teatro en Buenos Aires, y les pregunto si van al teatro en su ciudad, y me dicen que no. Los teatros en los últimos años han mejorado muchísimo en equipamiento, en condiciones, en ofertas para cosas para ver, así que hay que aprovechar y disfrutar las cosas que se presentan en cada ciudad, sean las que yo llevo o de otro colega, eso no es lo importante, lo importante es que la gente vaya al teatro.
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PERFIL DE GUILLERMO GARCÍA
- En pareja, tiene un hijo propio y dos de su pareja.
- Es del signo de Géminis.
- De chiquito quería ser arquitecto.
- Es hincha de Peñarol.
- ¿Una asignatura pendiente? Volver a viajar al exterior.
- ¿Una comida? Está entre el asado y el pastel de carne.
- ¿Un libro? Me gustan los de Dan Brown.
- ¿Una película? Los sospechosos de siempre.
- ¿Qué música escucha? Soy del palo del rock and roll, me gusta U2.
- ¿Un día de la semana? Los lunes, cuando llego a casa.
- ¿El peor día de la semana? Los miércoles.
- ¿Qué le gusta de la gente? La honestidad.
- ¿Qué no le gusta de la gente? Cuando no es honesta.