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Sigo compartiendo partes de lo encontrado entre los papeles de este misterioso joven poeta que en los primeros años de los setenta deambulaba en general solitario entre las mesas del Sorocabana.
El texto está fechado en 1972, y de alguna forma -indirectamente- refleja el clima ominoso de entonces.

«Montevideo me espera, con su mugre y el caos de sus calles -pequeña babilonia de los tonos de gris; pequeña, ínfima, París de matiné-, y los barcos encallados de sus bares y cafés, y los rostros ambiguos que parecen inventados por Kafka.
Montevideo, ciudad joven y antigua, de milenios… cargada de spleen. Miedosa como una beata, pero sin embargo prostituyéndose en las calles más sórdidas de las modas de Europa».
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