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viernes, 9 de mayo de 2025
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Salto

“…desde casa” Con Ismael Sequeira

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Diario EL PUEBLO digital
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Principal de “Cestería Aymara” Pescador artesanal
“Lo que llevo adelante me apasiona y espero poder hacerlo por siempre”

De la actividad que vamos a compartir con ustedes hoy, podemos decir que es muy antigua. Que descendientes de generaciones la continuaron llevando a cabo, pero que en los últimos años, no se la ve tan presente. Hablamos de trabajos en totora. Ismael con su reconocida trayectoria en el arte de la Pesca Artesanal y por su defensa, también trae una vasta experiencia en el área de la totora. Un material ecológico que

permite trabajarlo cómodamente. La incluyó en su vida en la década del ́80 y hoy la tiene más incorporada que nunca, incluso como medio de vida. Introducirse al monte para llegar a la materia prima, para Ismael es algo cotidiano y sencillo. Hoy nos narra que es muy difícil, poder vivir de la pesca aquí en el litoral, por diferentes limitaciones que han sido impuestas, dialogando de ésta manera: “Viví muchos años de la Cestería ecológica. Fabricándola durante veinte años y siempre con pedidos en concreto. Y en el 2002, cuando la crisis se acentuó y no había un mercado como para vivir de ella, me aboqué a la pesca. Y fue este año, que retomé nuevamente”.
¿Cuál era la idea de negocio en principio con el rubro?

Comencé en esta actividad en Totora en la década del ́80. Realizando asientos, cestos, reparaciones de sillas y más, para luego continuar incluyendo otros materiales, como cola de zorro, ya que estábamos en el 2000 y la ecología se hizo muy presente. Realizaba ánforas que luego que dejé de hacerlas, no vi a nadie fabricarlas. Y me lo termino atribuyendo, como una iniciativa personal.


¿Quien participó de ésa idea primaria?
En realidad fue bastante casual. Hacía mucho que no hacía cestería y tenía en mi frente una nasa (artículo cerrado con embudo que se utiliza para pescar, hecha de enredadera

cipò). La ve una vecina y consultándome si le podía hacer algunas para sus plantas, le respondí que sí. Fue como retomar la fabricación de canastos y ella quedó muy conforme, además.
¿Por qué lleva ese nombre?
Lo decidimos con mi compañera Andrea. No le había puesto un nombre, porque para mí era una actividad que la hacía como un medio de vida. Era más en lo redituable lo que buscaba que lo que significa. Y observando que es realmente lo que hago, llego a la conclusión de que es un arte de culturas milenarias. Estudié mucho sobre la cestería en Totora, encontrándome con que hay una Comunidad Indígena de Perú (en el lago Titi Caca), que actualmente llevan adelante la actividad, incluso para sus p ropias embarcaciones.


¿Su familia colabora en él, o usted trabaja de manera individual?
En la fabricación de los artículos, estoy solo. Porque transmitir el oficio, no es fácil con un material que no es fácil de manejar. Es por eso que no se ve mucho y se va perdiendo. Mi compañera Andrea también forma parte del emprendimiento. Aunque se encuentra en Montevideo trabajando en la Docencia y quien ha tomado la iniciativa de difundir los artículos, dándole bastante resultado. Con encargues para Montevideo y todo el país. La pesca que es lo mío, atraviesa un momento complicado y me aboqué a la actividad en totora, pero nunca pensé que iba a retomarla como medio de vida. No solo viéndolo como algo redituable, porque en la época en que lo comencé, tenía a una familia y a mis hijos creciendo. Sino en cuanto a lo cultural, por darle forma, convirtiendo una fibra vegetal en lo que termina siendo una obra de arte.


¿Ha contado con algún evento importante o exposición en el transcurso del desarrollo de la empresa?
En la época de los ́90, pasé a formar parte de ASDAR (Asociación de Artesanos de Salto) y vendía en la Feria de Artesanos de Termas del Daymán. A partir de allí surgieron invitaciones para participar en Ferias en Argentina. Participé además, en San Gregorio de Polanco, en la Patria Gaucha y también nen un primer evento llevado a cabo con el LATU, donde era todo muy estricto, entre doscientos participantes. Se enviaron las muestras con anterioridad para una selección de las veinte mejores piezas. Donde fui seleccionado con el lugar número doce, en el destaque con mi afora y un paragüero.


¿Se concreta en lo que hace, la unión del placer y lo monetario?
En la situación en la que hoy estoy, cuando uno se acostumbra a vivir con tan poco y no está dentro de

lo que es la vorágine de las necesidades dentro de la comunidad, se puede complementar. Es muy disfrutable y sin exigencias. Sintiendo la satisfacción y placer de lo que hago.


¿Cuáles son sus planes y expectativas en cuanto al futuro del emprendimiento?
Poder continuar haciéndolo, porque dentro de todo llega a ser rentable. Sí me encanta ir a pescar… pero estar sentado al lado del fuego haciendo cestos, no se compara con el sacrificio de entrar al agua a primera hora de la mañana, o a la tardecita a pescar, donde el frío se siente más. Hay una gran diferencia entre ambas actividades, pero como siempre me gané la vida por mis propios medios y disponiendo de mis tiempos, no quiero crearme demasiada expectativa con este emprendimiento.


¿Dónde encontramos lo que usted elabora?
En Feria de Colonia Osimani y Llerena, el segundo sábado de cada mes. Vivo en Parque José Luis, a unos metros de la Represa de Salto Grande, pero además me pueden encontrar por Facebook y les dejo mi celular por alguna consulta: 098210284.


¿Se considera un empresario seguro de sí mismo?
No, no me considero un empresario, ni poder llevar la Cestería a una empresa. Sí, una persona segura, porque siempre desde hace muchos años, viví buscando generar mis medios de vida y mi fuente de ingresos.


¿Cómo se ve dentro de 10 años?
Si bien, algo no me permitiera verme arriba de una chalana compitiendo con el río y sacando algún pescadito, me gustaría poder contar con la posibilidad de continuar con la fabricación de los canastos. Uno siente pasión por ello y me gustaría poder hacerlo para el resto de mi vida.

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