Cómo el bolsonarismo reeditó el imaginario del golpe de 1964 y sembró la idea de un “poder moderador” militar. La falacia del artículo 142 y la burbuja conspirativa que lo sostuvo.
CUANDO LOS MILITARES SE AUTOASIGNAN EL ROL DE ÁRBITROS
Cuando cursaba la EMAD una vez estudiamos “El huevo de la Serpiente” de Ingmar Bergman (1977) (en ese link la pueden ver de forma gratuita en YouTube con la opción de subtítulos en español), protagonistas David Carradine y Liv Ullmann. Es una metáfora sobre el fascismo, el huevo de la serpiente tiene una capa tan delgada que uno puede ver la serpiente creciendo. Eso fue lo que sucedió con Bolsonaro.
Comenzamos a ver una serpiente incubando y nada podíamos hacer para detenerlo, habíamos entrado en una inercia histórica, una oscilación hacia la derecha tan clara y acentuada que, si bien debe tener sentido dentro de los procesos históricos y sociales, dejó desconcertados a todos los analistas políticos de la época.
La frase del momento era, si vos entendés lo que está pasando es porque no estás bien informado. La sociedad brasileña miró por el retrovisor y el fenómeno Bolsonaro llegaba a la presidencia de la república y desde el Palacio de Gobierno resucitaba a la momia de la dictadura y la investía de un relato heroico.
Lo más parecido al Ministerio de la Historia de la obra de Wells 1984, la dictadura del 64 comenzó a llamarse revolución del 64. El pasado se convertía en un recurso táctico.
LA DEMOCRACIA TUTELADA
La nostalgia por una autoridad vertical se volvió lenguaje común y encontró vehículo: la reinterpretación del derecho, el desplazamiento simbólico de la soberanía popular hacia el estamento armado, la idea de que la patria necesita un tutor.
El artículo 142 de la Constitución pasó a ocupar un lugar central en esa narrativa. En él se establece que cualquiera de los tres poderes puede acudir a las FF.AA para restablecer el orden. Eso fue tergiversado e interpretado como una llave institucional para otorgarle a las Fuerzas Armadas el papel de árbitro entre los tres poderes.
Según esa visión, el país funciona en equilibrio porque los militares lo permiten. Una democracia tutelada, sostenida por la vigilancia de quienes se reservan la última palabra, una instancia supra-suprema.
Esa teoría se expandió en sectores que veían en la figura militar una fuente de orden, autoridad y salvación.
UNA REALIDAD PARALELA: MAL CLIMA SOBRE NARNIA
Esa lógica se fortaleció en entornos cerrados, alimentados por cadenas de mensajes, transmisiones al vivo y memes virales.
Allí, la consigna fundacional era breve y tajante: a imprensa mente (la prensa miente). Con la animosidad de las huestes bolsonaristas hacia los periodistas y los profesores, comenzó a crearse una realidad paralela, una Narnia terraplanista donde las leyes eran otras.
Una nueva verdad, construida en comunidad, reforzada por algoritmos y validada en tiempo real por miles de reenvíos.
En ese entorno, los hechos circulaban como mitos. Cada audio aumentaba la fe, cada publicación sumaba lealtades, cada desmentido oficial servía de combustible. La momia del 64 empezaba a ganar densidad y transformarse en un zombi que recorría Brasil con paso firme, envuelto en banderas y escoltado por discursos que buscaban activar a las masas.
Fue un relato que se instaló como una lluvia fina que parece que no moja. Un goteo constante. Cada día la serpiente crecía un poco más y todos la veíamos.
LA GUERRA DE RELATOS
Un bombardeo de sofismas y falacias, el manual de Goebbels siendo estudiado y ampliado, miente, miente que algo quedará… y quedaba mucho más de lo que uno se hubiera imaginado.
La democracia se convirtió en una sospecha y la dictadura pasó a ser una alternativa razonable para un determinado sector de la población. Ese proceso, más cultural que militar, creó las condiciones para lo que vendría después. Porque fue la serpiente la que empezó a encantar a esas personas y el discurso zombi de la necropolítica comenzó a ganar representatividad.
Con el diario del lunes ya sabemos que todos esos, envalentonados por un Forrest Gump, que trataron de tomar el poder el 8 de enero de 2023, cometieron el peor error de sus vidas y creyendo ser mayoría incuestionable, descubrieron, de la peor forma, su condición de inmensa minoría. Por más que un relato sea fuerte, hay un momento en que se encuentra con la realidad.
Pero eso te lo cuento en el próximo capítulo: II – El Club de la Pelea Digital: la construcción de la ficción golpista.
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