Muy preciso y con emoción fue el comentario que nos hacía ayer en Plaza Artigas una lectora, en plena lectura de proclama por parte de los trabajadores de EL PUEBLO: «Pensar que esta plaza se llenó tantas veces con aquello de El Pueblo de Fiesta, y hoy tenemos que juntarnos de nuevo acá pero no para festejar…». Son las vueltas de la vida.
Desde que empezaron a sentirse las altas temperaturas, que siempre invitan a buscar un arroyo o un río como alivio, en Salto hubo al menos dos personas fallecidas por ahogamiento. Una triste realidad que lamentablemente no sorprende: desde hace años se viene dando. No está de más insistir con las medidas de precaución, que seguramente a partir de mañana, cuando sean habilitadas las playas, se difundirán más.
De las cosa llamativas que se ven en la ciudad. Ayer a media mañana, un auto transitó al menos quince cuadras de calle Brasil (desde el centro hasta la ruta) a una marcha lentísima y por la izquierda o centro de la calle. Entorpecía todo. ¿Tan distraído iría el conductor? No había de bocinas, ni gritos ni gestos que lo hicieran entender su imprudencia.
No cesan de oírse algunas quejas y reclamos por la atención a la salud -en lo público y en lo privado-, sobre todo a domicilio. En este caso, nos dice una persona que su madre debió esperar «una cantidad de horas impresionante» para que por fin llegara la ambulancia a su casa. ¿Siguen faltando recursos?
