Más allá de los resultados que se conocerán en las próximas horas, la Bienal de Arte Contemporáneo que se está cumpliendo en Salto constituye la mayor y mejor convocatoria que se haya puesto en práctica en el departamento.
Mucho tiempo pasó desde la Bienal anterior hasta que fuera posible reeditarla y para ello hubo que reunir esfuerzos de varias instituciones.
La Bienal de Arte pone a Salto en la ruta de las grandes manifestaciones de las artes plásticas. Debería de instalarse puntualmente cada tantos años, porque sin lugar a duda que el arte es una de las principales puertas del mundo.
La concurrencia de artistas de renombre y jerarquía en el ámbito regional dan a esta muestra la relevancia que se pretende.
Lo primero que debemos reconocer, destacar y agradecer los salteños es precisamente el esfuerzo de tanta gente que ha hecho posible la confluencia en Salto de personas que seguramente habrán de aportar a la cultura local.
Desde el equipo curatorial a quienes dirigirán los talleres, a los jurados y todo el entorno de la muestra, merece el más amplio reconocimiento.
Neófitos en materia de arte, nos limitamos a destacar el entorno que abarca la misma. Entendemos que por primera vez se ha planificado hasta el más mínimo detalle en lo que tiene que ver con los probables frutos de la iniciativa.
En esta ocasión, se ha puesto especial énfasis en el aspecto pedagógico, en la difusión del arte mismo y sobre todo en una labor motivadora que llegará a diferentes pueblos del interior del departamento.
Es en este sentido un gran acierto, que posiblemente deje frutos no en lo inmediato, pero si a mediano y largo plazo.
Cabe el reconocimiento para quienes iniciaron los primeros salones de primavera que fue la simiente de lo que hoy seguramente constituye una iniciativa trascendente que debemos reconocer y admirar como tal.
