En estos días hemos tenido conocimiento de dos hechos que para ser honestos, debemos reconocer que desconocíamos. El primero de ellos es constituido por los detalles de la heroica resistencia de Paysandú, dirigida y orientada por Leandro Gómez. Días atrás se nos hizo llegar por parte de personas de nuestro conocimiento, que nos merecen el mayor de las respetos y confianza, los pormenores de esta acción.
El Cnel. Gómez, acompañado por el salteño Brig. Lucas Píriz (a quien un panteón recuerda en el Cementerio Central, pero la mayoría de nosotros no sabe ni de quien se trató ni que hizo), lideraron una heroica resistencia en un perímetro no mayor a seis manzanas de la entonces villa Paysandú, el 2 de enero de 1865.
Lo que nos llamó la atención fueron precisamente estos detalles. El sitiador fue Venancio Flores (colorado, ex presidente del país, quien exigía al Cnel. Gómez, que se rindiera de inmediato y entregara sus armas (cualquier semejanza con la realidad de nuestros días es de ex profeso).
Acompañaba a Venancio Flores, el argentino Bartolomé Mitre y las poderosas tropas del imperio brasileño. En resumen las fuerzas sitiadoras reunían cerca de 15 mil hombres, mientras los defensores no eran más de mil, esperando los refuerzos que nunca llegaron. En determinado momento la carnicería era tan grande que el Cnel. Gómez pidió una tregua para enterrar a sus muertos, tregua que no le fue concedida y también hay que saberlo. Leandro Gómez, para quien vayan nuestros respetos, como también para el Brig. Lucas Píriz, peleó hasta la muerte, y de allí que Paysandú se ganó el mote de “la heroica”.
Otro de los hechos que ignorábamos y honestamente nos ha llamado la atención es que éntrelos 33 hombres que iniciaron la Cruzada Libertadora que nos permite ser libres hoy, hubo cuatro argentinos, cuatro paraguayos y hasta un africano, nacido en Mozambique.
No nos mueve reivindicación alguna, ni deseos de venganza, sino sencillamente el reconocimiento a lo hecho por estos grandes hombres.
Cuando nos dejamos llevar por una falsa rivalidad de nuestros días, es necesario saber y recordar a estos hombres, verdaderos paladines, que lejos de fijarse en divisas o banderías, fueron capaces de pelear hasta la muerte en defensa de la libertad de los más humildes que hoy disfrutamos.
A.R.D.