Los últimos datos difundidos el año anterior desde el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en referencia al trabajo sostiene que la desocupación se hallaba por entonces en un 6,2 por ciento.
Es este el índice más bajo – se sostuvo – desde que se comenzó con las mediciones en nuestro país.
Esto nos trae a la memoria uno de los absurdos más grandes de los que hemos tenido conocimiento. Años atrás, durante la última Intendencia del escribano Malaquina, en determinado momento se sostuvo desde la Intendencia que la desocupación en Salto “apenas superaba el uno por ciento y fracción”.
Dijimos por entonces que era un absurdo total. De ser cierta la afirmación Salto tendría por entonces una desocupación menor a la existencia en la Nueva York de esos días.
Pero dejemos la historia antigua.
Hoy en alguna medida las cifras de las estadísticas parecen ser corroboradas por los continuos llamados a zafreros para el arándano, el citrus y otras tareas.
Es más, según el Ministerio de Trabajo existe preocupación en algunos sectores laborales, oficios artesanales donde prácticamente no se encuentran trabajadores en el país.
Es más, se nos ha manifestado que en algún caso específico se ha tratado de conseguir trabajadores en países vecinos, debido a que las convocatorias han sido infructuosas.
Esto nos lleva a pensar en que es importante la cantidad de trabajo, pero también la calidad, tanto del trabajo como del trabajador.
Es importante que el trabajador ponga de sí en cuanto a su preparación, a reunir conocimientos y técnicas que lo capaciten para desempeñarse con idoneidad en lo que haga.
Hoy día. Todo debe ser rápido, de hoy para hoy y eso ha llevado a que los procesos de capacitación que necesariamente requieren de una inversión de tiempo y dedicación pocas veces sean seguidos como corresponde por los jóvenes, que urgidos por hallar su espacio laboral dejan de lado el tiempo necesario de aprendizaje.
Es un aspecto al que necesariamente debe prestársele la atención necesaria, en primer lugar por los propios interesados, pero también por quienes tienen por misión atender la educación y los planes de enseñanza.