Desde el escepticismo que me embarga en estos momentos por todo lo político, deseo expresar que no me siento animado a participar en contienda política, ni social, ni gremial alguna y esto no es bueno, por supuesto.
Pero a menudo veo que los informativos de los medios de comunicación masivos se limitan a lo sumo a dar a conocer las versiones que según el cristal con que se los mire son blancas o negras.
Es así que desde las filas de quienes hasta ayer fueron oficialismo y hoy están en la oposición, se condena todo lo que está haciendo el actual gobierno, debemos “padecer” durante cinco años, porque cada paso, cada medida adoptada por quienes hoy son mayoría parlamentaria es catastrófico.
No se habla por ejemplo del desempleo, del hecho de que el tan mentado “rescate” de la pobreza de miles de familias uruguayas no condice con la existencia de tantas ollas populares y de tanta gente que ha tenido que ir al seguro de paro apenas asumido el nuevo gobierno.
Desde quienes hasta ayer estuvieron en la oposición y hoy son gobierno, se condena todo lo hecho, se ”pinta” una situación lamentable y se da a entender que han recibido un país en ruinas, en un estado calamitoso. Todos los problemas son consecuencia de estos malos gobiernos o a lo sumo de la pandemia que llegó 15 días después de asumir ellos el gobierno nacional.
En tanto se condena a un gobierno que despilfarró los años de bonanza y gastó mal y exageradamente, según el hoy oficialismo, se usa intensamente el sistema informático y el Seguro de Salud implementado por el gobierno anterior. Obviamente que de esto no se habla.
En filas de la hoy oposición, se atribuye en tanto todo lo que está mal y los problemas de seguridad que no han cambiado mayormente y han llevado al gobierno a los cinco partidos que hoy integran la denominada coalición multicolor, a los gobiernos blancos y colorados que gobernaron el país durante décadas anteriores.
En medio de estas dos visiones, tengo la sensación que ni lo uno ni lo otro. Basta de resaltar y destacar lo bueno que se ha hecho o se promete hacer, y de ocultar lo que se hizo mal o sencillamente no se hizo.
Un poco más de autocrítica no vendría mal, porque hay que entender que la política es una acción noble, quizás la más noble de todas si se la asume con honestidad, con justicia y con equidad, pero la politiquería, la deshonestidad, la corrupción se constituye en la más aberrante de las acciones humanas.
A.R.D.
Basta de subrayar lo bueno y ocultar lo malo
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