María Julia Alsogaray había nacido el 8 de octubre de 1942 en la ciudad de Buenos Aires, hija del recordado Álvaro Alsogaray y de Edith Gay. Su familia estuvo marcada por una tradición militar: su tatarabuelo, que luchó junto al almirante Guillermo Brown y comandó una batería en la Vuelta de Obligado; su bisabuelo y su abuelo, de conocida actuación en el golpe contra Hipólito Yrigoyen, fueron militares. Su padre pasó por el Colegio Militar y por la Escuela Superior Técnica del Ejército, aunque dejó la carrera de las armas, con el grado de capitán, para estudiar Ingeniería en Córdoba. María Julia siguió sus pasos y se recibió en la Universidad Católica Argentina como ingeniera, una carrera que por aquel entonces muy pocas mujeres elegían.
Así como siguió los pasos de su padre en el aspecto académico, como él, se dedicó a la política desde muy joven. En 1972, lo acompañó en la fundación del Partido Nueva Fuerza, que un año después compitió en las elecciones presidenciales en las que triunfó el justicialista Héctor Cámpora. Sólo alcanzó el 2% de los votos con Julio Chamizo como postulante presidencial y una gigantesca inversión publicitaria.
Casada con el conservacionista Francisco Erize Arata, con quien tuvo dos hijos varones, pasó a dedicarse full time a la política cuando su padre fundó la Unión del Centro Democrático (Ucedé) en 1983. En 1985, llegó a la Cámara de Diputados de la Nación, desde donde defendió sus ideas liberales y la necesidad de achicar el Estado.
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Pese a que sus detractores advertían que los votantes de la Ucedé entraban en una cabina telefónica, el ideario liberal sedujo a un mayor número de electores, de la mano de los desaguisados económicos que vivía el país hacia fines de los años 80, con el proceso hiperinflacionario que golpeaba a los argentinos y al gobierno de Raúl Alfonsín .
En 1989, Álvaro Alsogaray fue candidato presidencial por la Alianza de Centro, que sumó a ucedeístas, demoprogresistas y conservadores. En esas elecciones, que consagraron a Menem como nuevo jefe del Estado, logró su mayor cosecha: el 6,5% de los votos en el orden nacional. María Julia Alsogaray fue candidata a senadora nacional por la Capital Federal; ocupó el tercer puesto, detrás del radical Fernando de la Rúa y el peronista Eduardo Vaca, pero en tiempos en que ese cargo surgía de un Colegio Electoral, el voto de los electores de María Julia fue clave para llevar a Vaca a la Cámara alta y postergar a De la Rúa.
Fue ése uno de los primeros síntomas del acercamiento entre los Alsogaray y el menemismo. A poco de asumir Menem la presidencia, el ingeniero Alsogaray fue nombrado asesor presidencial. Y en 1990, su hija fue designada para llevar a cabo las privatizaciones de la acerera estatal Somisa y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel). Más tarde, pasó a ocupar la Secretaría de Medio Ambiente.
Aunque sorprendió a muchos, no se trató del primer acercamiento de los Alsogaray al peronismo. Durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, el ingeniero Alsogaray había sido nombrado presidente de la Flota Aérea Mercante Argentina, precursora de Aerolíneas Argentinas, aunque se alejó pocos meses después. «Eran tiempos en que no se sabía muy bien qué era el peronismo», se justificaría Alsogaray más tarde.
Rápidamente, María Julia cobró inusitada notoriedad. A las versiones que la sindicaban como una de las funcionarias que más influían en Menem, sumó una sonada controversia cuando posó para la tapa de la revista Noticias, aparentando estar desnuda debajo de un tapado de piel. «Todos tenemos derecho a una cuota de frivolidad de vez en cuando», expresó luego para explicar ese gesto.
En los 90, sumó una sonada controversia cuando posó para la tapa de la revista Noticias, aparentando estar desnuda debajo de un tapado de piel
En los 90, sumó una sonada controversia cuando posó para la tapa de la revista Noticias, aparentando estar desnuda debajo de un tapado de piel. Foto: Cortesía Revista Noticias
Durante su gestión recibió innumerables críticas, aunque logró su cometido de privatizar Somisa, que pasó a un consorcio liderado por la organización Techint, y Entel, que fue dividida y adquirida por Telefónica de España y France Telecom. De su trabajo al frente del área de Medio Ambiente, lo que más se recuerda es su incumplida promesa de «limpiar el Riachuelo en mil días» y de que, transcurrido ese período, se «tiraría a nadar» en ese río que hasta hoy sigue contaminado.
Memorables resultaron las luchas internas protagonizadas entre la hija del fundador de la Ucedé y la blonda dirigente Adelina Dalesio de Viola, que alguna vez le hicieron confesar a Álvaro Alsogaray ante este cronista: «¡Qué bueno sería tener un partido sin afiliados!…¡Y sin mujeres!».
La participación de los Alsogaray en el gobierno menemista terminó por dividir a la Ucedé y haciéndola desaparecer del mapa político. Todo un símbolo de que todos aquellos que han pretendido colonizar al peronismo terminaron siendo deglutidos por este movimiento político.
Concluido su paso por la gestión pública, vendría lo más difícil para María Julia Alsogaray, con su constante desfile por los pasillos de los tribunales. Como no ocurrió con otros funcionarios del gobierno menemista, fue conducida a cinco juicios por diversos actos de corrupción pública y enriquecimiento ilícito. Entre 2004 y 2015, recibió tres condenas, fue absuelta en una causa y sobreseída en la restante por prescripción de la acción penal. Como consecuencia, cumplió 638 días de prisión efectiva y varios años en forma domiciliaria.
En un intento por justificar su enriquecimiento, conmovió a buena parte de la clase política cuando admitió que todos los ministros del gobierno de Menem cobraban sobresueldos, desatando una polémica que ni el ex presidente ni sus principales colaboradores de entonces lograron esclarecer. Está claro que María Julia Alsogaray llevó la peor parte.
(LA NACION)