Las anteriores generaciones de uruguayos, quizás con una visión muy típica de entonces, se sentían realizadas al referirse a la juventud como «el futuro» del país.
Esto significaba decir al mismo tiempo que las cosas de los mayores eran «inmodificables», que quienes habían llegado a determinadas posiciones en la comunidad ya eran «una institución» en cada caso y por lo tanto los jóvenes sólo podían aspirar a ser «el futuro», esto es a continuarles cuando los demás se retiraran ancianos o se murieran.
Posteriormente la realidad misma, la introducción de nuevas tecnologías y demás determinaron que hubiera que cambiar este concepto. Los jóvenes ya no son el futuro, son el presente, la realidad, por varios factores.
El conocimiento sobre todo y el dominio de esas tecnologías nuevas ha tenido mucho que ver en este cambio.
Cuando se llega a la juventud, muchas cosas son inmodificables, salvo excepciones muy puntuales, los valores esenciales trasmitidos y sembrados a través de la educación se reciben en los primeros años de la vida. Como el árbol que ya tiene más de 18 años, difícilmente se puedan enderezar sus ramas.
Por el contrario, si lo que se ha recogido ha sabido sacar a luz lo mejor de nosotros mismos, nos ha ayudado a crecer derechos, la juventud es la mejor etapa de la vida para demostrarlo, porque armoniza las energías, el dinamismo vital con una visión idealista de la vida.
Esta palanca que es la motivación, promovida por un concepto altruista de la vida que lleva a comprometerse y hacer algo por los demás participando en nobles causas, es la mejor demostración de una juventud sana, comprometida y consciente de los valores fundamentales de una comunidad.
Se expresa a través del voluntariado y constituye y pone de manifiesta que hay un concepto de un mundo mejor que anida entre los jóvenes. Que hay posibilidades reales de alcanzar lo que los mayores no hemos logrado, a poco tengan el valor, la entereza y la decisión de cambiar algunos conceptos.
Apoyar y difundir estos conceptos y promover a estos jóvenes, es una tarea ineludible para todos quienes pretendan llegar a una comunidad más justa, solidaria, socialmente más sana y equitativa.
Dándole al voluntariado el lugar que le corresponde, es una buena manera de empezar a reconocer esta necesidad.
