Entre el destino de los elegidos y el camino a la frustración
La experiencia de irse lejos en busca del sueño del pibe, pasar por las grandes ligas del fútbol y convertirse en un astro del deporte más hermoso del mundo, no se da para todos. Si bien Uruguay es un país futbolero por excelencia y hoy en día son cientos los jóvenes que pisan una cancha y patean una pelota, vistiendo los colores de uno de los tantos clubes que existen, pocos son los elegidos para desfilar ante los empresarios que buscan ferozmente un par de piernas hábiles que les hagan ganar dinero.
No importa la edad, no interesa su condición social, así como tampoco interesan sus ambiciones, sino que cuanto más joven, más fuertes y más rápidos, mejor.
El fútbol es un negocio que se comercia con la habilidad del jugador, con su juventud y con sus ansias de irse lejos, pisar esos fabulosos estadios que se ven por televisión y ganar mucho dinero pasa a ser la meta. Pero para que se concreten este tipo de negocios, se requiere de un esfuerzo enorme por parte de la familia de los chicos que deben abandonar temprano el seno de su hogar, para irse lejos a buscar un futuro tan incierto como el destino que deberán afrontar.
La ilusión de ser estrellas le es fomentada por los mercaderes de este ámbito y allí es que sus padres analizan qué hacer. Pero con el sueño del pibe no hay con qué darle.
Aquí les contamos la historia de algunos jóvenes salteños y de padres que vieron partir a sus hijos, aún adolescentes, hacia la promesa de convertirse en ídolos y de la lucha por mantenerlos con los pies en la tierra, en el presente informe de EL PUEBLO.
