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El Prof. José Buslón rememora el empedrado de Salto

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Historias de adoquines por el Prof. José Buslón. «Sesenta operarios fabricaron miles de adoquines de 0,20 x 0,10 x 0,15 con los cuales se empedró 30.000 metros cuadrados de calles céntricas. En esos momentos las calles que lucían este pavimento eran, José Pedro Varela, Juan Carlos Gómez, Lavalleja, Treinta y Tres, Cerrito y 18 de Julio. Foto: Vicente Massarino.

Un avance sensacional de finales del SXIX fue el empedrado en las calles de Salto – revela el Prof. José Buslón. Este progreso demostraba el desarrollo económico y social. La presencia del empedrado, fue decisión de la Intendencia de Salto que encontraba dos elementos favorables, existencia de material suficiente en zonas próximas de la ciudad. El otro elemento importante fue contar con Pietro Scattina, que venido de Génova en 1888, y habiendo fracasado en la viticultura cambia su actividad y se dedica a trabajar en el empedrado de las calles.


“Sesenta operarios fabricaron miles de adoquines de 0,20 x 0,10 x 0,15 con los cuales se empedró 30.000 metros cuadrados de calles céntricas. En ese momentos las calles que lucían este pavimento eran , José Pedro Varela , Juan Carlos Gómez, Lavalleja, Treinta y Tres y Cerrito, 18 de Julio. Hoy ya quedan pocas calles con adoquines, y sobrevive aún la casa de la familia de Pietro Scattina, dónde dejamos una imagen de la época pero quedará al lector curioso identificar dónde está”.
¿CÓMO SE HACÍAN LOS ADOQUINES EN LA ANTIGÜEDAD?
Al ver un suelo adoquinado, nadie pensaría que en realidad esa técnica de asfaltado cuenta ya con más de 2000 años de antigüedad. Por aquel entonces, se empleaban piedras para formar vías de tránsito.
De este modo, era posible fijar las rutas más seguras y directas entre dos puntos que, por ejemplo, tuvieran tratos comerciales recurrentes.
No obstante, las piedras empleadas en la construcción de dichas rutas no permitían un desplazamiento rápido, ya que no estaban talladas. De ahí que comenzaran a trabajarse y a pulirse.
Los que comenzaron a emplear este método para mejorar la circulación de personas y mercancías fueron los romanos y los cartaginenses. No en vano ambos pueblos son enormemente reputados como constructores de calzadas. Muchas de las cuales, precisamente gracias a la técnica del adoquinado, perviven todavía hoy.
De ahí en adelante en la historia de los adoquines empezaron a emplearse simplemente a modo de pavimento. A lo largo de los siglos XIX y del XX, con la llegada de la Revolución Industrial, la aparición del automóvil y el auge de las grandes metrópolis, jugaron un gran papel a la hora de facilitar desplazamientos de todo tipo a lo largo de las calles, plazas y avenidas.
En la actualidad, el adoquinado ya no tiene por qué estar hecho con piedras pulidas.
En muchos casos, se emplean los adoquines de hormigón.
La principal ventaja de estos es su alta resistencia. Se trata de piezas perfectamente unidas que, además, filtran hasta el suelo el agua de la lluvia. Con lo cual, no se ven afectados por ningún tipo de filtración que pueda ocasionar grietas.
Debido a ello, su durabilidad es muy elevada.
Otra de sus principales virtudes a la hora de emplearlos en una construcción, es que su emplazamiento no requiere de maquinaria pesada ni de expertos.
Se trata de un proceso sencillo, barato.
Y, que, además, ofrece muchas posibilidades combinatorias, pudiendo usar distintos tipos de adoquines para dibujar distintos trazados.
En último lugar, como estos adoquines son piezas pequeñas y producidas en serie, la reparación de cualquier daño es igualmente sencilla y económica.
Basta con substituir una pieza por otra.
En cuanto a su producción, no requiere de ningún agente químico. Se pueden producir una gran cantidad de adoquines en un corto espacio de tiempo y ser empleados al día siguiente.
Por todo ello, se entiende que estos materiales se cuenten, hoy por hoy, entre los más utilizados a la hora de pavimentar una ciudad.
En contraposición, fuera de los centros urbanos, para cumplir con su utilidad original, la de pavimentar carreteras, lo más común es emplear alquitrán.

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