El Museo Electoral de Salto celebra más de cien años de historia democrática, exhibiendo objetos, documentos y memorias que reflejan la vocación pública y el compromiso institucional.

Detrás de cada elección, de cada credencial emitida, hay personas que trabajan en silencio, que dedican años de su vida a mantener la confianza ciudadana.
— Dr. Pablo Sosa, Secretario de la Oficina Electoral Salto de la Corte Electoral
En el hall principal de la Oficina Electoral de Salto, un nuevo espacio invita a detenerse y observar. Documentos centenarios, urnas de metal, máquinas de escribir, credenciales cívicas y fotografías en blanco y negro componen la muestra del recientemente inaugurado Museo Electoral de Salto, un lugar que rinde homenaje a la historia viva de la democracia uruguaya.
Para conocer más sobre esta iniciativa, EL PUEBLO dialogó con el Dr. Pablo Sosa, secretario de la Oficina Electoral de Salto, quien explicó que el proyecto forma parte de las actividades conmemorativas por los 101 años de la institución.
Consultado sobre el propósito del museo, Sosa señaló que la idea nació de la necesidad de acercar la historia institucional a la ciudadanía.
“Queríamos abrir las puertas a la comunidad, mostrar lo que durante un siglo se ha hecho aquí adentro y que muchas veces pasa inadvertido. Este museo es una forma de contar la historia de la democracia uruguaya desde el interior”, explicó.
El museo, instalado en el hall del edificio, reúne una colección cuidadosamente seleccionada de piezas históricas: urnas utilizadas en elecciones pasadas, formularios de inscripción cívica de los años treinta, padrones manuscritos, fotografías de máquinas de escribir que marcaron toda una época.
A nuestra pregunta sobre el valor de esos objetos, Sosa subrayó que cada pieza cuenta una parte de la historia democrática del país.
“Detrás de cada elección, de cada credencial emitida, hay personas que trabajan en silencio, que dedican años de su vida a mantener la confianza ciudadana. Este museo es también un homenaje a ellos”, dijo con visible orgullo.
Una historia de estabilidad institucional
Desde su creación en 1924, la Oficina Electoral de Salto ha sido una de las dependencias más estables del país. Solo doce personas han ocupado la jefatura y trece la secretaría en más de un siglo, con gestiones que promedian los nueve años de duración.
Consultado sobre este dato, Sosa destacó que la continuidad institucional ha sido clave para la confianza ciudadana:
“A lo largo de dictaduras, crisis o transformaciones tecnológicas, la Oficina Electoral nunca dejó de funcionar. Mantuvo su independencia y su compromiso con la transparencia. Esa constancia explica por qué el ciudadano confía en la Corte Electoral.”
El museo refleja ese legado con paneles dedicados a las distintas generaciones de funcionarios y jefes que marcaron la historia de la Oficina. En ellos figuran nombres como Lincoln Castro Moratorio, primer jefe en 1924, y Orlando Félix Román de los Santos, quien permaneció en funciones hasta su jubilación a los 71 años.

La memoria como cimiento de la democracia
Uno de los aspectos que más llamó la atención de los visitantes es el sector dedicado a la inscripción cívica, donde se exhiben fichas originales y sellos utilizados durante décadas. También se muestran estadísticas que repasan los veinte procesos electorales celebrados desde 1924 y las reformas más importantes, como la de 1996, que separó las elecciones nacionales de las departamentales.
Sosa afirmó que el museo pretende no solo conservar objetos, sino preservar la memoria institucional como herramienta educativa.
Preservar la memoria no es mirar atrás, es fortalecer el futuro. Cada documento que guardamos, cada historia que contamos, ayuda a sostener la confianza en el sistema democrático.
— Dr. Pablo Sosa
Un homenaje a los funcionarios y la inclusión

Al ser consultado sobre el papel de las personas detrás de la institución, el Dr. Sosa insistió en que el capital humano ha sido el mayor patrimonio de la Oficina Electoral.
El compromiso de los funcionarios, su vocación pública, su cuidado por el detalle, son el motivo por el que hemos mantenido la confianza durante tanto tiempo. Cada cierre de inscripción, cada jornada electoral, cada padrón revisado, son fruto de su esfuerzo.
“Son referentes que abrieron camino en un ámbito históricamente masculino. Hoy seguimos avanzando hacia una mayor equidad de género, y reconocerlas es parte de ese proceso”, expresó Sosa.
El futuro de la memoria electoral
El proyecto museístico se complementa con la publicación titulada “Oficina Electoral de Salto – Un siglo de tradición, estabilidad y compromiso institucional”, una obra que reúne una exhaustiva reseña histórica y estadística del organismo desde 1924.
Consultado sobre el sentido de esta iniciativa, Sosa explicó que la intención es que tanto estudiantes como ciudadanos puedan conocer de cerca cómo se construyó la democracia desde la gestión electoral.
La gente suele ver la parte visible de las elecciones, pero detrás hay todo un trabajo técnico, logístico y humano enorme. Queremos que se conozca esa parte silenciosa, porque allí también está la esencia de la democracia.
Finalmente, al preguntarle cómo espera que sea recibido este espacio, Sosa respondió con una reflexión que resume el espíritu del proyecto:
Que quienes lo visiten se lleven algo más que una imagen o un dato histórico. Que comprendan que la democracia no es un hecho aislado ni automático, sino el resultado del esfuerzo de generaciones enteras.
Una invitación abierta a la ciudadanía
El Museo Electoral de Salto está abierto al público en el horario habitual de la Oficina Electoral, con entrada libre y gratuita. La invitación está dirigida a escuelas, liceos, universidades y a toda la comunidad que desee conocer de cerca cómo se ha construido el ejercicio del voto y la confianza en las instituciones.
Más que una colección de objetos, el museo es un testimonio de la estabilidad, la responsabilidad y la fe cívica que han hecho de Uruguay una de las democracias más sólidas de la región.
Aquí se guarda la historia de la voluntad del pueblo. Y mientras esa historia siga viva, la democracia también lo estará.









