Los que dejan el alma cuando las urnas convocan
Daniel Trinidad, ex funcionario de la Oficina Electoral de Salto, comparte su experiencia y anécdotas tras su largo paso por el organismo, especialmente el trabajo en días de elecciones. Como jubilado, espera con calma el resultado de los comicios y reflexiona sobre su experiencia en este campo, en la que vivió numerosos desafíos y situaciones sorprendentes.
«Ahora que soy jubilado, puedo ver las elecciones desde una óptica diferente», comenta con nostalgia mientras se acomoda en su silla, mirando al horizonte. «Es otra manera de ver el proceso, ya que cuando uno está en activo es parte de la maquinaria que hace que todo funcione, pero como jubilado, uno lo observa desde fuera y se siente diferente».
A pesar de haberse retirado, su amor por el trabajo en las elecciones persiste. «Siempre me gustó trabajar en las elecciones. Era algo que me apasionaba, que me motivaba, aunque también reconozco que era bastante cansador. Las largas horas y la presión de que todo salga bien son parte del trabajo, pero siempre me dio satisfacción contribuir al proceso democrático de esta manera».
Uno de los aspectos que más le gusta recordar de su tiempo en la Oficina Electoral es la preparación previa a las elecciones, un trabajo que muchas veces pasa desapercibido para el público. «Es un trabajo que se hace en silencio, pero es fundamental para que todo funcione correctamente el día de la votación», explica. «Antes de que llegue el gran día, el funcionario de la Corte Electoral recorre todos los lugares de votación para asegurarse de que los cuartos secretos estén en condiciones. Verificar que haya privacidad, que las urnas estén listas, que no falte nada. Eso es algo que se debe hacer con mucha precisión, porque cualquier detalle puede generar problemas durante la jornada electoral».
El trabajo en los días de elecciones
Trinidad recuerda con claridad cómo eran esos días. «Cuando llegaba el día de las elecciones, era una jornada larga. El trabajo comenzaba a la una y media de la mañana, porque la primera urna se retiraba a las 2:00 am. El funcionario de la Corte Electoral tiene que estar media hora antes para asegurarse de que todo esté en orden: recibir las urnas, verificar que todo esté conforme y entregar las urnas a los presidentes de mesa», explica.
Para Trinidad, lo más importante era siempre que todo transcurriera de forma ordenada, porque el sistema electoral del país se basa en la transparencia y el cumplimiento estricto de las normativas. «El trabajo en la comisión receptora de votos es fundamental, pero nosotros, como funcionarios, no podemos interferir en lo que pasa en el interior de la mesa de votación. Nuestra responsabilidad es asegurarnos de que todo esté en orden, que la elección se realice correctamente, y que no haya irregularidades. Si todo va bien, no tenemos que intervenir, pero si surge algún problema, tenemos que estar listos para ayudar», comenta con seriedad.
Una de las características que más valora en su experiencia es la disciplina que debe mantener el personal electoral durante la jornada de votación. «Aunque haya pocos votantes, no podemos movernos. A veces, la gente no lo entiende, pero la elección comienza a las 8:00 am y termina a las 19:30 pm. Y durante todo ese tiempo, los funcionarios debemos permanecer en la mesa, aunque solo haya diez o veinte votantes. Las reglas son claras y no hay margen para la improvisación», resalta.
Situaciones curiosas y desafiantes
Trinidad también destaca que, aunque el trabajo en las mesas de votación suele ser tranquilo, en ocasiones surgen situaciones curiosas que hacen más interesante su labor. «La mayoría de las veces, todo transcurre sin incidentes. La gente se comporta con respeto, se sabe el protocolo y, por lo general, todo va sobre ruedas. Sin embargo, en ocasiones ocurren situaciones insólitas. Como cuando, en un voto observado, encontramos dinero o hasta escritos dentro de los sobres. Es algo que te sorprende, pero son cosas que se deben tomar con calma. Estos votos, por supuesto, son anulados, pero la situación siempre genera alguna anécdota», explica con una sonrisa.
Sin embargo, no todo fue fácil durante sus años en el organismo. Recuerda una de las situaciones más extremas que vivió en 2009-2010, durante las grandes inundaciones en la región. «Fue una de las experiencias más impactantes. Las lluvias provocaron inundaciones severas en muchas localidades, y hubo lugares donde las comisiones receptoras de votos no podían salir de los centros de votación», relata. «Tuvimos que recurrir a medios extraordinarios. En Pueblo Fernández, por ejemplo, tuvimos que pedir ayuda al ejército para enviar helicópteros a rescatar las urnas. Era una operación logística increíble. El ejército nos proporcionó dos helicópteros para que pudiéramos llevar las urnas hasta el lugar donde se iban a contar los votos. Fue una experiencia sorprendente, pero todo salió bien y las urnas llegaron a tiempo».
Esta no fue la única vez que Trinidad vivió una situación fuera de lo común. En 2014, otro incidente lo dejó marcado: «Fue en la escuela del barrio La Chinita, en Daymán. Estábamos en medio del conteo de los votos cuando de repente, una tormenta feroz rompió los vidrios de la escuela. Fue algo impresionante, los vidrios volaron por todos lados y la situación se complicó mucho. En ese momento, como funcionarios, tuvimos que actuar rápido. Nos desplazamos de inmediato al lugar, junto con otros compañeros, para ver qué había pasado y para asegurar las urnas», relata. «Era un caos, porque además de los vidrios rotos, toda la sala se mojó. Afortunadamente, no hubo víctimas, pero el nerviosismo fue enorme. Al final, tuvimos que cerrar las urnas y trasladarlas a la Corte Electoral para continuar con el escrutinio allí. Todo el personal estuvo muy alerta para garantizar que las urnas no fueran alteradas en ningún momento».
La importancia del trabajo electoral
Una de las tareas más tediosas, según comenta, es la verificación de los votos observados. «Cada voto tiene que ser validado correctamente. Se verifica que coincidan la credencial y el nombre en el sobre. Si todo está en orden, se vuelca el voto en otra urna para ser validado. Este proceso puede tomar varios días, porque debemos asegurarnos de que no se cometan errores», explica.
A pesar del cansancio, Trinidad valora profundamente el trabajo que realizó en la Corte Electoral. «Lo que más me gusta recordar es la satisfacción de ver que todo el proceso electoral se lleva a cabo con seriedad y transparencia. Es un trabajo que, aunque agotador, tiene una gran importancia para la democracia», reflexiona. «Es una sensación única cuando, al final, sabes que has cumplido con tu tarea, que todo ha sido hecho correctamente. Y aunque el cansancio es tremendo, te das cuenta de que vale la pena».
Finalmente, nuestro entrevistado habla de la importancia de las elecciones para el país y de lo que significa para él haber formado parte de ese proceso. «Aunque siempre hay diferencias políticas, lo más importante es que el proceso electoral funcione bien y sea transparente. Yo aprendí a valorar mi trabajo en la Corte Electoral y a querer lo que hacía. A pesar del cansancio, uno se siente orgulloso de haber cumplido con su labor», concluye.
«Esperemos que la fórmula ganadora, sea cual sea, sea lo mejor para Uruguay. No importa el partido político, lo más importante es que sea lo mejor para todos», concluye Daniel, con una mirada de esperanza por el futuro de Uruguay.