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lunes, 31 de marzo de 2025
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Salto

Creación literaria en “Espacio Romero”

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Liliana Castro Automóviles
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Los años 2023 y 2024 fueron de fecunda labor en el taller literario que funcionó semanalmente en un amplio espacio, que lleva por nombre «Espacio Romero» y está ubicado en calle Gutiérrez Ruiz 271. 

Con la orientación del profesor de Literatura (y periodista de Diario El Pueblo) Jorge Pignataro, los dos años asistió un grupo que osciló entre 6 y 10 participantes asiduos. Incluso el año pasado, participaron algunas personas que ya tienen en su haber libros publicados, como Juan Carlos Ferreira, Amado Dubarry y Alcides Flores, este último fallecido hace poco tiempo.

En tanto en 2024, los participantes habituales fueron quienes hoy participan de esta página con sus textos: Sandra Aguiñagalde, Elizabeth Testa, Catalina Aguiar, Rafael Di Donato, Sonia Hornos y Graciela Rundie.

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Marcha por la Vida - Viernes 28 de marzo, 19:15hs
ALBISU Intendente - Lista 7001 - COALICIÓN SALTO

Todos han entendido que la creación literaria es un camino arduo que implica mucho trabajo, que la mera inspiración muy poco cuenta y que vale más la perseverancia para escribir, corregir y reescribir en forma continua. Todos saben entonces, que la humildad ante el aprendizaje es esencial. Y todos están convencidos que un taller literario no es el ámbito donde se construye «la obra», sino más bien donde se intenta, con afán y sacrificio, la superación en todos los sentidos posibles: en la escritura, en la relación grupal y en la elevación del espíritu individual en su más amplio concepto. Ojalá el venidero año, vuelva a traer nuevos frutos.


EN CADA ESQUINA

Me reconozco en cada esquina de tus calles y tu paisaje forma parte de casi todos mis recuerdos.

Sé de tus defectos, también de tu rebeldía desdeñosa hacia el sur,  nunca quisiste ser heroica y la humildad siempre te pareció una virtud sobrevalorada. 

Es tuyo el río que cada tanto se toma revancha por haberle invadido espacios,  arruinando  la vida de la gente, apagando tu esplendor. 

Creo comprenderte, leerte entre líneas con este amor desgastado, porque  sabemos demasiado  el uno del otro y eso basta  para no ser inocentes.

Pero tengo que reconocer que necesito de tus veranos crueles, de tu sol en otoño  hundiéndose en el río,  y que llevo tu impronta en mi alma.

Rafael Di Donato

TE ESCRIBO

Yo te escribo
en horas de calles vacías
y bares cerrados,
compartimos sobreentendidos,
humor negro,
historias de amores contrariados.

Es la manera de decirte
que no está todo perdido
en estos tiempos inhóspitos
.

Yo te escribo
cuando de este lado del mundo
la gente duerme.

Rafael Di Donato

EMPRESARIO

Mi amigo sobrevivía a la crisis con un medio tanque vendiendo choripanes en la esquina de su casa. Ella pasaba por ahí al salir del liceo y sucedió entre ellos lo que sucede desde que en la tierra crecen árboles o sale el sol por las mañanas. En una semana, de este a oeste y de sur a norte, el barrio sabía del romance y no faltó quien fuera con el cuento a la familia de la novia. El padre cortó por lo sano y le notificó a su hija que el futuro yerno estaba invitado a la mesa del domingo. 

Del protagonista de la historia se pueden decir unas cuantas cosas, pero nadie lo acusó de cobarde jamás. Al domingo siguiente estaba frente a su familia política, pasados los momentos de presentación, protocolo e incomodidades, quedó a solas con su suegro, que no era hombre de andar con vueltas y le preguntó: “¿Usted a qué se dedica?” 

Mi amigo hizo una pausa, dejó el vaso sobre la mesa y contestó: «Tengo una empresa en el rubro gastronómico, Don”.

Rafael Di Donato


NUBE

Hoy la nube me trajo un regalo.

Hoy me saludaste con la tía.

Hoy se encontraron a jugar.

Fantasía y realidad me abrazaron. 

Nostalgias y sonrisas 
elevaron mi ser al azul y el oro de este día.
a corretear con ustedes 
entre trajes rojos y una enorme barba blanca 
que me acariciaba la frente.

Una bolsa de ensueño sin terminar de llenar 
y quien sabe cuantas cosas más tendrían por cargar.

El sol fue bajando lento sobre el horizonte, 
el velero me regresa a la orilla del río, 
mi corazón y yo nos encontramos 
y la razón saluda con amor a la primera estrella 
que resplandece.

Sandra Aguiñagalde

FLOR DE TIEMPO

Ese día 
mis ojos captaron para siempre 
aquella imagen.

Manos de niña 
sosteniendo sutilmente 
un pimpollo de rosa rojo.

Tarareaba suavemente una canción.

Ángeles y querubines la acompañaban.

Su fragilidad era tan fuerte 
como suave era su cantar.

Hoy encontré esa flor 
celosamente guardada.

Mi corazón parece detenerse 
mientras una lágrima recorre mi rostro 
volviéndome a la vida.

Sus pétalos secos 
prendidos a un tallo amarronado 
me hablan de un tiempo transcurrido.

Sólo esa flor me habla del ayer 
mientras mi mente y corazón 
me gritan el hoy.

Sandra Aguiñagalde


DESPUÉS

I

Dibújame la llave
para encontrar
la distancia perfecta

mientras la mirada busca
entre cielos y empedrados
el diálogo
la caricia
en la medida precisa

quiero abrazar
tu sonrisa
en la memoria musical.

II

El tiempo no para:
bombardea tu voz

las huellas de tus manos
se apilan, se acuñan
en imposibles anticuerpos
tu virus me ataca

no quiero remedios.

Graciela Rundie

TE INVITO

Abre tu puerta
vamos a murmurar los tacos
en las veredas
vamos a retener
el sol de la madrugada

vente conmigo
a remendar el arcoiris
vamos a desterrar viejas tristezas

vamos a encontrarnos en la risa

abre tu puerta
déjame entrar
que los años vienen
pisoteándome
y quiere morder mi carne
esta perra soledad

seré aire en tus sueños
seré caricia en tus desvelos
seré agua en tu boca
seré tierra en tu sexo
(no para la eternidad).

En ese tiempo que dure
la siembra y la cosecha
sonará la música
del reencuentro
si abres la puerta.

Graciela Rundie


GOLPEAN

Golpean mi puerta. Golpes secos, intermitentes, toques de timbre, golpes. Sé quiénes son los que llaman de ese modo. Una silueta asoma en mi ventana pidiendo ayuda.
Me acerco, lo reconozco, le pido que aguarde. Busco algo para darle.
Desde la ventana me pregunta si recuerdo cuando hacíamos canastos en el «Vilarde». Le digo que nos conocemos de otro lugar. Abro mi puerta y le ofrezco algo. Lo toma, me mira y veo sus ojos verdosos de mirada indescifrable.
Vuelvo a lo mío y busco la canción Los días de Pearly Spencer. Llego al video del hombre tirado en la calle. Sus ojos me llevan a otros ojos, los de quien me visitó un momento antes. Recuerdo el personaje del cuento de Levrero (*) que leímos ayer. Cuántas miradas perdidas en esta inhumana humanidad.
Anoche repasé la historia del conflicto Israel-Palestina.
Y solo en los ojos de mi gato encontré respuestas.
1

Elizabeth Testa

VISITA

Hoy las azaleas acompañan a papá.
Él sale… y ellas lo envuelven
en su manto rojo que se funde
en el azul de su suéter
irradiando una violácea luminosidad.

Ellas lo devuelven a la vida.
Papá se detiene frente a mí
y ellas sonríen y observan atentas
el abrazo del encuentro.

A veces ellas toman la iniciativa
y sujetan su mano y lo llevan
casi de puntillas
a visitar mi jardín.

A veces retornan y lo devuelven
a su lugar de guardián de mi mundo
y papá vuelve a mirarme
con una sonrisa cómplice…
desde su retrato.

Otras veces el retrato continúa vacío
mientras una enorme mariposa
amarilla y negra irrumpe
y revolotea en mi patio.

Mientras la observo papá reaparece
y me dice al oído:
—Te faltan los malvones,
cuando los tengas…
también vendrá mamá.

Elizabeth Testa

ATRAPASUEÑOS

Atrapasueños, guardián de noches y días.

Guardián del tiempo y del no tiempo.

Telaraña atrapada en círculos,
dos ojos, uno encima del otro.

Sueños enganchados gotean devenidos en plumas.

Vigilante de las sombras que pueblan la noche,
casi un ave,
casi a punto de volar.

Sin embargo, solamente, está.

Elizabeth Testa


LA BOTELLA DE AGUA

Un día estaba sentada, mirando la tele, y me vino una sed infinita. Desde ese momento, no pude apartarme de esa botella de medio litro.

La segunda vez, escuché un murmullo en la madrugada. Lolo dormía, José también, así que miré a mi alrededor.

Más elegante que rechoncha, permanece conmigo fielmente, hasta cuando duermo. La primera noche, a mi lado en el sofá, fue un alivio deslizar el agua en mi garganta.

Por el rabillo del ojo la vi gorjear. Estaba atenta, se calló enseguida. ¡Pero yo ya la había visto y oído!

Una botella de agua cantarina es especial. Así que la observé con cuidado, como si fuera una mariposa prendida con un alfiler.

No podía esconder lo que había hecho. Así que, luego de un rato me dijo:

-No te preocupes, no tengo alcohol ni drogas. ¡Es que soy diferente!

-Gracias por confiar en mí -le dije. Aunque mi sorpresa era fuerte.

Con su vocecita aflautada, respondió:

-Me hicieron alegre. Me gusta cantar. ¿A ti te gusta la música?

-¡Me encanta! – respondí – sobre todo de madrugada. ¡Y por boca de una botella!

-¡Ah, qué alegría! ¡No tengo que seguir escondida! ¡Puedo «salir del ropero»!

-Bueno, no tanto. Puedes cantar despacito para mí, pero nada que alerte a José o lo despierte. Es entre tú y yo.

-¡Aaaah, qué pena! No es eso lo que quería como futuro. Me gustaría cantar en la radio, en la tele, y en otros lugares que tú conoces, y no me dices.

-Ni lo pienses! No voy a ser la «loca de la botella»! ¿Quién te va a llevar, si no? 

-Pues bien, si eso opinas de mis cualidades, me callo la boca. No canto más. Y se terminó.

A la mañana, le cuento a José mi alucinación. Él me miró preocupado.

Ella, a mi lado, ¡les juro que se reía bajito!

Sonia Hornos

RECUERDO

Cuando era pequeña, 
a alguien se le rompió un espejo.

Yo tuve entonces mi lago, 
para el cisne diminuto 
de diamante y jazmín.

El lago se llenó de sol, 
de lunas rojas y estrellas azules, 
de amaneceres y arcoiris.

Lo rodeé de musgos, hierbabuenas y flores.

Los fósforos de cera 
fueron la empalizada, 
para que no entraran los de afuera.

Mis hormigas veraneaban en su orilla.

Y junto al orégano y el maíz, 
nadó y nadó aquel cisne.

Hasta que llegó la oveja.

Sonia Hornos

GOTAS

La tarde se va, 
detrás de los árboles.

El día ha sido intenso.

Una niebla se instala,
la visión disminuye.

Hacia adelante, 
un tiempo impreciso 
lleva hacia lo oscuro.

El camino está poblado de objetos, 
que poco a poco dejan de ser, 
se tornan brillos tenues.

La bruma engaña, 
muestra lo que no es.

Descubrí que si cierro el ojo derecho 
las cosas lucen más nítidas. 

Mi vista está cansada.

Son las 8. Hora de las gotas de la noche.

Sonia Hornos


YO NACÍ UN DÍA

I
Yo nací un día
de Otoño y de lluvia torrencial,
cuando las madreselvas caían
como lágrimas candorosas,
en la tierra fresca del jardín de la Abuela.

II
Yo nací en Mayo y en Tauro,
con un esplendoroso sol otoñal
que irradiaba claridad extrema
de un cielo azul intenso.

III
Yo nací en Mayo y en Tauro,
cuando las camelias y dalias
del jardín de mi Abuela
sonreían y perfumaban
el ambiente de la Casa.

Catalina Aguiar


YO SOY UNA HOJA

Yo soy una hoja que viaja con el viento,
soy la luz del amanecer,
soy la música de las gotas de lluvia
y el rugir de los truenos, que deleitan mi alma.
Soy el atardecer sereno
que musicaliza un tarareo infantil.
Soy la plenitud del camino
que blande mis entrañas.
Soy el Universo,
descubriendo nuevos senderos
y nuevas oportunidades.
Solo soy una semilla terrenal… una semilla estelar.

Catalina Aguiar


ESPEJO

Me encontré de pronto frente al espejo,

pero… era Yo.

¿Qué hacía ahí? ¿Cómo pudo ocurrir?

La imagen solo decía:
ve y anda, camina, vuela, atrévete,
es momento de una gran aventura,
aún hay tiempo.

Catalina Aguiar


  1. Cuento «El Mendigo» / Elizabeth Testa ↩︎
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