Charla de Adrián Rodríguez y Diego García da Rosa
El pasado jueves se realizó en la sede del Centro Comercial e Industria de Salto una charla sobre Desarrollo Regional, “Uruguay en las últimas décadas, ¿qué ha pasado en Salto?” a cargo del Economista Adrián Rodríguez Miranda, experto en desarrollo local y regional de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República y el Licenciado en Ciencias Políticas Diego García da Rosa, Gerente de Desarrollo Territorial de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), donde fue presentado el informe sobre el Índice de Desarrollo Regional (IDERE) y el posicionamiento del departamento de Salto en el concierto nacional.
EL PUEBLO estuvo presente en dicha instancia, donde luego de las exposiciones de poco más de 50 minutos entre ambos, se generó un intercambio muy enriquecedor entre los presentes, es por esa razón que hoy compartimos con nuestros lectores parte de la palabra de ambos expositores.
ADRIÁN RODRÍGUEZ
“El índice considera cinco dimensiones, educación, salud, bienestar y cohesión (tiene que ver con aspectos sociales, como la distribución del ingreso, la informalidad, la pobreza), actividad económica, instituciones (que tiene que ver con la capacidad del gobierno departamental de recaudación, de ingresos y también de la participación de las personas en las direcciones departamentales). Después se suman otras tres dimensiones que es género, seguridad y ambiente para conformar el IDERE Ampliado”.
“Nos vamos a concentrar en lo que tiene que ver con el IDERE básico. Adelanto que en lo que da para Salto, en educación y en salud no está mal, de hecho está bastante bien o muy bien, porque en educación está 3° y en salud 6° entre los 19 departamentos, pero en bienestar y cohesión y en actividad económica se desploma y queda en los últimos lugares”.
“Tenemos el mapa de Uruguay separado en cuartiles los estadíos de desarrollo. Lo que está más oscurito son los departamentos que van desde Colonia hasta Maldonado, pasando por la zona centro metropolitana que muestran los más altos niveles de desarrollo. Después podemos ver una ele de desarrollo (sobre la franja litoral oeste) que se corta acá en Salto, que queda en el grupo de los medio bajo”, la última categoría que le sigue a Salto “es el grupo de más bajo desarrollo relativo”.
“Tenemos una tabla que nos muestra cada una de las cinco dimensiones, el ranking nos muestra que Salto está 15° entre los 19 departamentos. En educación y salud Salto está por encima del promedio general entre todos los departamentos”.
“Vayamos a algunas de las variables, como educación, que es donde les digo que Salto está bien, está 3°, tienen años promedio en educación y en la promoción en ciclo básico un desempeño por debajo del promedio, pero en estudios terciarios es uno de los departamentos que tiene un valor por encima del promedio. Eso se explica en gran medida por la presencia histórica de la UDELAR. En la variable de salud, Salto está 6°, por lo que tampoco tenemos un mal desempeño”.
“En bienestar y cohesión, Salto cae al último grupo de más bajo desarrollo, cae al lugar 17°, es la dimensión donde medimos pobreza por ingreso, informalidad, desempleo juvenil, el índice GINI que refiere a cómo está distribuido el ingreso. Salto es el departamento con peor distribución del ingreso de Uruguay, la pobreza de niños y adolescentes y la pobreza medida por necesidades básicas insatisfechas”.
“En la actividad económica, medimos el acceso a internet de los hogares, la brecha de ingresos en los hogares con el valor promedio, la tasa de desempleo, cómo participa el departamento del transporte de carga del país en términos del parque automotor de carga y la red vial, que es algo muy estructural y fijo, pero que tiene que ver con cuestiones que hace a cómo se está en el sistema urbano nacional y cómo se refleja eso en la actividad económica. Si bien Salto es una de las más grandes ciudades del país, luego el resto del territorio no tenemos demasiada infraestructura, y en la dinámica de las cadenas agro exportadoras, Salto está quedando bastante periférico”.
“En la actividad económica, tenemos dos cosas que van bastante hacia abajo, con oscilaciones grandes desde 2010 que va hacia abajo y es el desempleo, que empeora. O sea que hay una deficiencia en el departamento en la generación de puestos de trabajo que viene de tiempo atrás” y “los ingresos de los hogares que están en un nivel bajo con una tendencia que en el último año logra una recuperación, pero que viene en una caída importante desde 2016, 2017”.
“Pero tenemos una buena noticia para Salto, si consideramos el IDERE Ampliado, con las tres categorías de género, ambiente y seguridad, ahí Salto mejora, porque en esas dimensiones no le van mal, compensa, sobre todas las dos que le va muy mal pero que son clave en el desarrollo, donde pasa del lugar 15° al 10°”.
DIEGO GARCÍA DA ROSA
“Este informe vuelve a constatar que Uruguay es un país heterogéneo, que tiene disparidades territoriales, que esas disparidades son de corte más o menos estructurales, es decir que pueden mejorar pero las brechas continúan con algunos cambios de posiciones, y que también, y vale la pena decirlo, esta disparidad territorial no es solo una característica de un país como Uruguay en el entorno de América Latina sino que en general en América Latina constata a lo largo de los distintos países, sobre todo donde hay grandes aglomeraciones en capitales urbanas o centros urbanos potentes, disparidades del centro con respecto a su territorio”.
“Pero aún bajo estas evidencias, hay tres constataciones que nos rompen los ojos. En Uruguay hay departamentos que tienen mejores desempeños que otros, que Salto está entre los peores desempeños de esa lista, y que cuando uno analiza la trayectoria, viene más cayendo que recuperando escalones”.
“Entonces, en torno a esas tres constataciones que surgen, hay una primera conclusión, es razonable querer tratar de debatir y de dialogar, aunque siempre somos más o menos los mismos, sobre cómo llegamos hasta acá o cuáles son las pistas” para salir de esta situación.
“Hay cuatro mitos o creencias arraigadas que tenemos que terminan teniendo un impacto muy fuerte y que impiden a un territorio poder desplegar, por lo menos, su máximo potencial de desarrollo”.
“La primera, que podríamos llamar el mito del tiempo, es el mito de que esto tiene 5 años, que esto es por una administración o por 10 años, por dos o tres administraciones. Es decir, creer que el lugar de la tabla en el que estoy es producto puntual de una serie muy corta de 5, 10 o 15 años cuando en realidad quienes compartimos la tradición institucional le llamamos el brazo largo del pasado. Es decir, efectos que hoy estamos viendo de nuestros indicadores de cómo estamos, pueden haberse originado en una matriz de desarrollo que tiene muchas décadas para atrás. El institucionalismo tiene mucha evidencia sobre cómo una vez que se pone en marcha una dirección de desarrollo, eso termina direccionando actores, políticas y que los efectos que estamos viendo ahora, a veces son muy difíciles de rastrear”.
“Entonces, la pregunta es útil hacérsela. Hay un pasaje maravilloso en conversaciones de la catedral de Vargas Llosa que dice, ‘¿cuándo se jodió el Perú?’, tratando de averiguar cuándo había empezado la historia de ir para abajo. Uno podría hacerse esa pregunta de ¿cuándo se jodió Salto? Lo cierto es que no se jodió en este período tan corto sino que hay que ir a buscar atrás. ¿Por qué digo que es un mito que opera como un freno? Porque muchas veces las estrategias que definen los actores es tratar de ir a muy corto plazo para revertirla cuando en realidad hay que hacer un ejercicio de mayor trayectoria histórica. Creo que falta investigación sobre eso, pero analizar las causas del estancamiento un poco más para atrás puede superar ese mito”.
“El segundo mito que opera como freno, es el de la excepcionalidad, el de la singularidad. Es creer, y lo tenemos arraigado, de que este departamento es el mejor. De la singularidad del pasado exitoso, próspero, ¿y por qué digo que muchas veces opera como freno? Porque es una narrativa que no es neutral, no es inocua, porque define estrategias. Si planteo que mi estrategia es volver al Salto que fui, bueno, depende a qué Salto quiero volver. Es decir, hay una narrativa que construye una estrategia que quiere ir a un lugar que en principio la evidencia nos dice que no es tan bueno como creemos. Entonces, romper o por lo menos problematizar la singularidad puede ayudarnos un poco”.
“Carlos Real de Azúa decía que la singularidad genera vanidad en los territorios, y que la vanidad suele tener poco suelo firme, que se sustenta sobre poca evidencia. Es verdad que el factor cultural puede estar arraigado, hay que por lo menos problematizarlo”.
“Hay un tercer mito que es fuerte, que es el de la autosuficiencia institucional, y es que yo como institución, gobierno local o actor privado o sector, puedo hacer esto solo. Toda la evidencia de la teoría del desarrollo dice que cualquier proceso de superación del estancamiento es en general estrategias de cooperación y de acuerdos hacia el sector público, sector privado, sociedad civil y el sistema de innovación. Entonces, el otro mito es que nadie aislado y sin diálogo va a poder superar procesos más duros de estancamiento”.
“El cuarto mito lo agregué al final, y es creer que esto es solo una cuestión de solucionar la economía. Los economistas que ganaron el último Nobel de Economía dicen que mire lo que mire, sea cultura o geografía, lo que hace que un país sea más próspero son sus instituciones. Así que tenemos que trabajar el hecho que lo que hace próspero a los territorios son su calidad institucional y son la solución de algunos problemas que muchas veces los llevamos a la economía, pero esa economía es bienestar, es ingreso, es pobreza, es cohesión social, y cómo esos factores terminan funcionando como freno”, dijo García da Rosa en parte de su exposición.