Edición Año XVIII N° 908, lunes 7 de abril de 2025
“ERA EN ABRIL” del año 2007. Nueve años después de ejercer el periodismo radial y televisivo me enfrenté al desafío de trabajar en un diario con la trayectoria de EL PUEBLO. Se sabe que no es lo mismo hablarle a un micrófono o hacer gestos frente a una cámara que sentarse a escribir, y tratar de hacerlo lo más claro y preciso posible, porque dicen que las palabras suelen llevárselas el viento, pero lo escrito, escrito queda.
Tengo todas mis columnas escritas guardadas en mi computadora tras 18 años y 907 oportunidades de expresarme, más esta. Acabo de releer lo primero que escribí, les cuento que se trató de una experiencia personal dialogando con un expresidente de la República.
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PRIMERA. “En la última visita de Luis Alberto Lacalle a nuestra ciudad promocionando las elecciones de la juventud nacionalista, quisimos hablar con él desde una óptica distinta, intentando conocer la influencia que Herrera tuvo sobre el ex presidente y dejar un mensaje a los jóvenes que pretenden dar sus primeros pasos en política. Le propusimos pues recordar sus primeros pasos en la militancia. Sus recuerdos lo llevaron a los cinco años de edad…”.
A la vista está que no tenía claro de qué debía escribir, y básicamente resolví describir una charla personal que tuve con el padre del anterior Presidente de la República que recientemente estuvo por Salto. También queda claro que ambos tuvieron un primer contacto y acercamiento a la política de manera distinta.
Muchos periodistas buscan trascender buscando el conflicto con el entrevistado, buscando posicionarse en protagonista de la charla, cuando el que debe ser protagonista de la misma es el entrevistado. A veces se le larga alguna pregunta con condimento para darle la oportunidad al entrevistado de mostrar su temple y salir del desafío que se le plantea con elegancia, eso también vuelve a una entrevista interesante de ser leída.
Nunca me gustó el sensacionalismo ni la forma amarillista con que algunos encaran la forma de hacer periodismo, pero lo respeto sin compartirlo, porque hay público para todo, y esa forma de encarar la comunicación siempre tendrá cabida en una sociedad democrática.
Hace años que dejó de interesarme hacer periodismo de periodistas, pero debo marcar límites y diferencias. A qué viene esta aclaración, a que aun estando a la antípoda ideológica de Lacalle, decidí que debía ser de lo primero que escribiera en esa primera columna y compartir con nuestros lectores algo con lo que algunos podrían sentirse identificados.
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DESPUÉS. No me considero una persona perfecta ni el mejor en lo que hago, lo único que quizás me diferencia de otros es que al menos tengo claro eso y además, cuál es el camino a seguir, buscando la perfección inalcanzable en lo que hago, porque me lo debo a mí y fundamentalmente a nuestros queridos amigos lectores.
Entonces, es por eso que a ustedes, pero fundamentalmente a la Dirección de EL PUEBLO, una vez más, gracias por tantos años compartidos desde estas mismas páginas.
Hasta la semana que viene y tilo pa’la barra…