Edición Año XVI N° 847, lunes 5 de febrero de 2024
TRAGEDIA. La semana pasada escribíamos sobre ese tipo de noticias que no le gusta dar a nadie, en este caso, sobre la tragedia que una familia de nuestra ciudad padeció realizando un viaje al norte para encontrarse con familiares. Las tristes noticias siguen llegando desde Montevideo con el fallecimiento ahora de Paula, que se suma al de su hija en el accidente, mientras Charly y su hijito la siguen peleando.
Pero la tragedia en nuestra gran familia salteña no da tregua, y lo que comenzó como una fiesta con la travesía del Río de la Plata por parte del médico y nadador Gonzalo Leal, culminó la jornada con la triste noticia de su fallecimiento. El esfuerzo de nadar más de 40 kilómetros en las aguas abiertas del río fue demasiado para su gran corazón.
Otra triste noticia que vuelve a enlutar a nuestra sociedad. Hoy la familia realizará una misa en la Catedral a las 18 horas para despedir a Gonzalo.
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UNIÓN. Ambas tragedias tienen un común denominador, la masiva reacción de la gente empatizando con el dolor de ambas familias. En el caso de la familia Cabrera – De los Santos, surgiendo por todos lados acciones solidarias buscando juntar dinero para ayudar a los padres de Charly que se encuentran en Montevideo acompañando y siendo de ayuda en lo que puedan. Es importante estar. Si bien se alojan en la casa de un familiar, los gastos se acumulan en todo sentido, y si el panorama mejora en los casos de Charly y de su pequeño hijo, la recuperación será larga y muy costosa.
En el caso más reciente de Gonzalo, muchos íbamos siguiendo su titánica y heroica travesía casi minuto a minuto gracias a internet y la transmisión que desde la organización del cruce nos permitía estar casi a su lado acompañándolo y alentándolo a la distancia.
De pronto la transmisión dejó de emitirse, cuando estaba por alcanzar la meta soñada por él y que logró contagiarnos a todos, pasando lo peor. Al principio no podíamos creer lo que nos informaban, y la triste noticia se viralizó rápidamente porque todos queríamos tener noticias de Gonzalo.
Pero de nuevo, la tristeza fue generalizada. A todos nos marcó, a todos se nos escapó una lágrima pensando en él y pensando en su familia.
No conozco a Charly ni conocía a su familia, pero todos me hablan de su sonrisa contagiosa y de su don de gente. En cambio, por razones de trabajo y luego personales, a Gonzalo lo conocí muy bien. Nunca olvidaré su simpatía y sentido del humor junto a esa sonrisa cómplice con la que terminaba alguna frase de las múltiples charlas que tuvimos, así prefiero recordarlo, con esa alegría que transmitía y contagiaba.
Ambas situaciones nos dolieron fuerte como sociedad, y esperemos que esta maldita mala racha termine de una vez porque estamos comenzando el año con mucho dolor.
Hasta la semana que viene…