El gran desafío al escribir sobre AGADU, la Coordinación de Cultura y los artistas creadores es encontrar el punto de vista justo.
La primera institución representa a los autores, la segunda a la ciudadanía salteña y los terceros —los artistas— son, a la vez, quienes producen y quienes deben poder vivir de su creación. Entre esas tres orillas se juega una relación compleja: derechos, acceso y reconocimiento.
De eso se trata la mesa de diálogo del jueves 11/12 en SALTO, que con tanto esfuerzo estamos construyendo desde la Red de Artistas de A Imensa Minoria. El objetivo: que AGADU funcione en Salto. ¡Queremos SALARIO para los autores salteños!
La representatividad: un dilema para los autores
El debate sobre la representatividad en AGADU surge de un punto sensible: cuando la institución cobra a escuelas, coros juveniles o centros culturales por interpretar una canción, lo hace en nombre de todos los autores. Sin embargo, muchos creadores se preguntan si esa política refleja realmente su voluntad.
El problema no está en la defensa de los derechos autorales —algo incuestionable—, sino en la falta de matices. No es lo mismo un empresario que busca lucrar con un espectáculo que un grupo de estudiantes que ensaya en un liceo. Al aplicar el mismo criterio a ambos, la institución genera tensiones con parte de los representados.
De allí surge la contradicción: la sociedad de autores debería defender al creador frente al mercado —su terreno legítimo— y, al mismo tiempo, facilitar que la obra circule libremente en espacios pedagógicos y comunitarios. Cuando esto no ocurre, se instala la sensación de que la institución actúa bajo una lógica distante de la sensibilidad de los propios creadores.
El desafío es claro: garantizar la sostenibilidad del trabajo autoral sin que el arte se convierta en un privilegio. Porque, al igual que el agua, el arte es un bien esencial: no se puede negar su acceso a quienes aprenden, enseñan o crean comunidad.
El problema de la transparencia
El problema central es que no se generan documentos, ni informes claros, ni reportes públicos que den cuenta de las decisiones y sus impactos.
La mesa de diálogo en Salto aparece entonces como un espacio emergente desde la base cultural, que busca instalar un principio sencillo y decisivo: la transparencia legitima a las instituciones y fortalece a los artistas.
El diagnóstico: no hay productores
En Salto, la cadena cultural está quebrada: hay artistas que crean y hay instituciones que median, pero falta formar una nueva categoría de productores y gestores culturales: personas con el oficio de producir, que sepan organizar giras, diseñar presupuestos, buscar apoyos, coordinar equipos y darle sostenibilidad a un proyecto.
Eso es lo que impide el desarrollo de la economía artística.
Un eslabón pendiente
En el ámbito municipal todavía falta consolidar una mirada específica sobre la economía artística y es justamente esa gran oportunidad que queremos aprovechar.
En paralelo, AGADU enfrenta la dificultad de comprender las particularidades territoriales de Salto, lo que limita la efectividad de sus respuestas. Un trabajo en conjunto pude darle a ambos las herramientas que necesitan.
El camino posible es claro: impulsar la formación de productores en Salto, promover conocimiento, profesionalización y el know how que hoy resulta imprescindible.
Nuestra estrategia como artistas
Por eso nuestra estrategia es llevar la discusión al cauce correcto: ¡derecho de autor, salario del creador! Componer, grabar, registrar y cobrar. Grabar convierte la obra en un hecho concreto, reconocible y reclamable. Registrar es el paso que le da recorrido en el sistema cultural.
El plan: lanzar un tema en octubre
Queremos conducir este proceso desde el arte. Como dijo Diego Drexler, “todo esto se arregla con una buena guitarreada”. La novedad que propone A Imensa Minoria es que la guitarreada empiece antes para preparar la mesa de diálogo del 11 de diciembre.
En octubre, daré un paso más: asociarme a AGADU y registrar una canción como símbolo de que este proceso avanza con acciones concretas.
¿AGADU es un pozo en la calle?
La respuesta es no. El pozo en la calle es la falta de salario para los autores y una de las formas de solucionarlos es con medidas que reparen los efectos de una cultura centralista que concentra recursos en Montevideo y debilita al interior.
Nuestra propuesta es concreta:
- Criterios de exoneración para eventos sin fines de lucro y/o pedagógicos;
- Trámites accesibles y atención a los asociados en Salto;
- Presencia administrativa real en el interior para darle más transparencia y accesibilidad territorial.
¡Viva el arte y salario digno para les artistas!





