El nuevo personaje que ingresó en la trama de la muerte del fiscal Argentino Alberto Nisman es Diego Lagomarsino. El técnico de informática de 35 años que trabaja desde 2007 en la fiscalía de Nisman se convirtió en una pieza clave de la investigación luego de que se supiera que fue quién le prestó el arma calibre 22 que se encontró junto al cadáver del fiscal.
Lagomarsino fue la última persona que vio con vida a Nisman y desde la Justicia y el gobierno de Cristina Fernández se lo señala como un testigo fundamental que puede aportar datos para esclarecer el caso.
Por medio de una jueza amiga del técnico; le transmitió al diario Argentino Página/12 que el sábado pasado el fiscal lo llamó para pedirle el arma porque se sentía inseguro. “Me dijo que era por seguridad. Que el día anterior lo había llamado (Jaime) Stiuso (ex director de Operaciones de la ex SIDE) y le dijo que se cuidara de la custodia y que, además, tuviera precaución con la seguridad de sus hijas”, según publica el medio Argentino.
‘Cerebrito’, tal como se lo conoce en la fiscalía por su capacidad de arreglar las computadoras rápidamente, está casado y tiene “hijas chicas”, según manifestó la fuente.
El último encuentro
La última vez que Lagomarsino vio con vida a Nisman fue el sábado previo a que se encontrara su cuerpo. Sobre las 20:00 horas, el técnico llegó a la casa del fiscal y luego de registrarse en la guardia se quedó unos minutos en el departamento de Puerto Madero en donde le entrego el arma al fiscal.
“Diego llora todo el día. Está destruído y se siente culpable porque cree que Nisman tenía tomada la decisión (de suicidarse) el sábado a la noche cuando le llevó la pistola” indicó la jueza amiga de Lagomarsino.
Tras conocerse la muerte de Nisman, el hombre se presentó voluntariamente ante la Justicia y prestó declaración.
Elementos extraños
Los datos que se conocieron sobre el trabajo que el técnico realizaba en la fiscalía, sumaron interrogantes al caso.
Lo que más llamó la atención es el elevado sueldo que cobra Lagomarsino por sus servicios, unos 40.000 pesos argentinos. Página/12 señala que trabaja mayoritariamente desde su casa y que concurre poco a la fiscalía.
“Diego dice que a veces el fiscal lo citaba a la una de la mañana de un sábado. Que debía estar listo todo el tiempo. Él afirma que la mayor parte del trabajo lo hacía de forma remota: le mandaban los archivos y los desbloqueaba o copiaba o hacía los backups. Diego dice que nunca conoció el contenido de esos archivos”, contó la fuente.
La noche previa a su muerte no era la primera vez en la que el fiscal recibía al técnico en su casa. La mayoría de los encuentros entre ambos ocurrieron en la vivienda de Nisman
La fuente calificó como “relación de confianza” la que ambos mantenían, aunque el fiscal “siempre le hacía sentir que él era el jefe”, detalló.
En el ojo de la tormenta
Los investigadores consideran que Lagomarsino no tuvo relación directa con la muerte de Nisman porque constataron que a la hora de la muerte de Nisman (entre las 14 y las 15 del domingo), el técnico no estaba en el edificio.
“No soy un Agente de Inteligencia, no tengo nada que ver ni jamás conocí a Jaime Stiuso”, mandó a decir.
Sin embargo desde el gobierno se dejó entrever que el hombre podría estar más involucrado en la causa de lo que declara. «Hay demasiadas cosas ligadas a este personaje (por Diego Lagomarsino) que tienen que ser explicadas a la Justicia. No puede entregar graciosamente un arma a otro si no tiene la credencial de legítimo usuario», dijo el secretario de Presidencia, Aníbal Fernándes, según publica La Nación.
La presidenta Cristina Fernández, en una nueva carta que difundió en su blog, pedía “mucha protección”.