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viernes, 16 de mayo de 2025
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Silencio en Sayago…y Ferro, fecundó!: 61-50

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Diario EL PUEBLO digital
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Las perceptibles y prematuras imprecisiones de Ferro Carril, para que al cabo del primer cuarto, Sayago alcanzara un transitorio 18-6. Ya para el segundo, la gradual composición de Ferro, no solo para ir equilibrando el trámite, sino para alcanzar gobierno en las zonas claves.
Un ajuste de tuercas a tiempo por Espíndola y la victoria del primer tiempo. En los dos últimos cuartos, la balanza se inclinó para Ferro, que pesó en los hombres claves, que fue desarticulando a un rival gobernado por su propia impotencia.
La victoria de la franja en el registro final de 61-50, la segunda en la Liga Uruguaya de Básquetbol, refleja la rudeza del trámite, la escasa higiene técnica para enhebrar, el cúmulo de errores a la hora de decidir en los dos frentes: sobre las tablas o en posición de afuera.
ESE PASO VITAL
DE MENOS A MAS
Ferro concluyó restaurando la concepción ofensiva, por la influencia de Hughes (19 puntos), por la suma solidaria de Trapote-Giano-Giacometi, a favor del transporte dinamizado, con notoria mejoría en defensa, a tal punto que Sayago se eclipsó en Huggins y Shelman, mientras que en el último tramo, la cuarta falta de Silvarrey, se transformó en Espada de Damocles para el desnivelante del primer cuarto. Dayley se fue mordiendo la bronca por la quinta en Ferro, pero no le dolió tanto al equipo “naranjero”. Matía Giacometi, no solo fue “perro de presa” en marca, sino que fue pistón de andamiaje ofensivo, sobre todo en la celeridad de su tránsito.

EN ESE DICTADO
DE LA CONFUSION
Sayago resignó balance y fue una lágrima en el tablero ofensivo, a tal punto que en los 10’ finales solo registró 6 puntos. Un goleo miserable. Fue cuando el silencio ganó su noche frustrada. Fue cuando Ferro fecundó definitivamente a partir del orden superior, superando las confusiones del partido cuando se jugó el tercer cuarto y Ferro alcanzó en un momento la ventaja máxima de cinco puntos: 41-36.
La verdad inapelable: Ferro corrigió a tiempo, decantando las imperfecciones de arranque, situando un perfil de básquetbol superior a partir del bloqueo a un rival afiebrado de errores. Espíndola concluyó admitiendo la evolución del equipo, con la deuda pendiente: explotar en el aro de enfrente como hasta ahora no lo logró. O lo logró medianamente. Ayer alcanzó para el segundo grito de victoria, en el 61-50 de sentencia.
No alcanzó para la afonía, pero sumó en la tabla.
Y sumar a veces, es un aliado de la convicción para que sueñe el sueño que Ferro quiere soñar.

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