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viernes, 6 de junio de 2025
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vCon el sargento Zaragozo Gómez: El sueño de ser bombero

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Diario EL PUEBLO digital
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aldorsoDe niños todos soñamos con ser superhéroes, así poder salvar el mundo de las cosas malas y ser aplaudidos por ello. Siempre consideramos nuestra oportunidad de estar al tanto de lo que le pasa a la gente para acudir en su ayuda sin que nos tiemble el pulso. Y así crecemos.
Después chocamos con las realidades de la vida, vamos andando de a poco y las fantasías se diluyen. Pero hay algunos casos, donde la vocación de ayudar, servir y poder contribuir a solucionar problemas, está en la esencia de nuestro espíritu.
Zaragozo Gómez tiene 55 años de edad y lleva 30 como bombero. En el correr de su trayectoria, ha visto de todo. Ayudó a salvar vidas, a rescatar a las personas de situaciones angustiosas y ha pasado una vida de trabajo ayudando a su comunidad.
Tiene una concepción clara de qué se trata esta  profesión y predica con el ejemplo de la laboriosidad, a la hora de enseñar dedicación y esmero por la tarea que siempre soñó, y con la que tanto ha pasado por distintas situaciones  de sufrimiento y felicidad, y por cuya trayectoria recibió una distinción de manos del presidente de la República.
Con el sargento de bomberos y deportista de ley, Zaragozo Gómez, nuestra sección semanal, Al Dorso.

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Trabajar por vocación

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Nació en el barrio Cien Manzanas, lugar en el que vive hasta la actualidad, lugar del cual confiesa que “adora”. Allí creció junto a sus padres y sus seis hermanos. Al centro venía para cursar sus estudios en la Escuela Nº1 y con 25 años de edad ingresó al cuerpo de bomberos.
“De chico quien no soñó con ser bombero. Frente a casa había un bombero que tenía una relación de novio con una vecina, y cuando llegaba, yo me subía al carro, que ahora se le dice autobomba, y ya le decía a mis amigos que quería ser bombero”, admitió, mientras dice que hoy vive con “satisfacción” el hecho de haber llegado a los 30 años de carrera.
“Mi padre ( Felix Gómez) trabajó toda la vida en el puerto, era un gran nadador y un gran pescador. Y yo era niño y él siempre contaba que salvó un montón de gente, entonces yo de niño escuchaba y decía, bueno yo entonces voy a ser bombero para ayudar a la gente. Y se juntó todo, porque en nuestra casa nos daban una pelota para jugar entre siete, y eso también me llevó a ver el sacrificio y el esfuerzo que se hacía”, cuenta.
Pero reafirma su posición de que ser bombero es una cuestión de piel. “Un día estábamos en una cena y le dije a un Director de Bomberos que yo discrepaba con una manifestación que el hombre había vertido, sobre el hecho de que a ser bombero se entraba por necesidad. Porque yo estaba trabajando haciendo los puentes de ruta nueva y ganaba 2.500 pesos. Pero dejé ese trabajo e ingresé a trabajar en bomberos por 1.000 pesos mensuales. Por lo tanto, entré por vocación y así otros más. Entonces él lastimó mi sensibilidad y se lo dije”.
Contó que cuando fue a dar los exámenes de ingreso tenía 25 años de edad, lo logró y para empezar debía prestar servicios en Montevideo, por lo cual consiguió irse en camión, junto a toda su familia. “La paga por irme en el camión era que cuando volviera tenía que jugar al fútbol en Progreso, porque el camionero que me llevaba era arquero de ese cuadro. Entonces pensaba que iba a tener que dejar mi Tigre (equipo del que es hincha) para jugar en Progreso y pagarle el traslado”, contó, aunque esto nunca llegó a suceder porque debió quedarse 8 años en Montevideo y al regresar siguió jugando en Tigre.
Pero mientras hay decenas de profesionales en todos los rubros, el trabajo de bombero es tan particular, que en Salto apenas son 15 los que se dedican a este oficio. Pese a que nuestro entrevistado dice que si bien deberían ser el doble para lograr satisfacer la demanda que tienen, están “mejor equipados que los bomberos de antes”. Y agrega una perla más que refiere a sus dos hijos. “Quiero que los dos sean bomberos y trabajen en esta tarea que es hermosa, además a los dos les gusta. Incluso uno de ellos estuvo trabajando como bombero zafral, donde los contratan por temporada, aunque es un tipo de tarea con la que yo no estoy de acuerdo, me lastima esa tarea, porque los hacen trabajar unos meses y después los hacen irse, es como un destrato”, subrayó.

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La distinción

“Fue un orgullo muy grande. Porque yo era muy rebelde en mis comienzos. Y el Director de Bomberos, Núber H. Lazo, me dijo ‘Gómez te voy a dar una oportunidad’. Y cuando voy a recibir el premio, estaba el presidente y el jefe de Policía, que fue quien me entregó el premio. Y yo pensaba qué orgullo sería que el presidente de la República te entregue algo, y lo llamaron para entregarme una medalla. Pero aún así, yo quería ver a aquel Director de Bomberos que me dio la oportunidad, y lo ví”, cuenta emocionado.
“Me acerqué a él, me encuadré (hace el gesto de la venia) y le digo: gracias por la oportunidad que me dio. Y él me respondió ‘¿quién sos vos?’. Cuando le dije quien era, los ojos le quedaron vidriosos. Y eso para mí fue una gran satisfacción porque no le fallé al hombre”, dijo.
Zaragozo Gómez habló de su familia como el “mayor respaldo que tengo en la vida”, refiriéndose a sus seis hijos y cuatro nietos, y a su esposa como “mi señora es de fierro, porque siempre me apuntaló y me da para adelante”.
Nuestro entrevistado también es deportista y sus dotes futbolísticas sumamente conocidas en nuestro medio, quedarán para otra vuelta de página, ya que esta vez nos encontramos con el sargento de bomberos Zaragozo Gómez un hombre con vocación de héroe.

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En los momentos difíciles “lloras como el mejor”, admitió

Pero los gajes de este oficio, más que una anécdota, pueden llegar a perdurar como si fueran un trago amargo difícil de olvidar. Así, un bombero debe estar preparado para saber enfrentar todas las situaciones que les depare el destino.
“Si hay alguna situación particular que me sea difícil, es todo lo que tiene que ver con los niños, eso te marca. Hubo un caso tremendo donde dos niños chiquitos murieron carbonizados en el barrio Don Atilio. Vos sos bombero pero hay bomberos que no se animan, hay otros que sí, te enfrentas a momentos muy especiales. Y lloras como el mejor, eso no hay de hombre duro. Es mentira que te digan lo contrario y te lo puedo decir que yo que conocí señores bomberos, llega un momento en el que vos te quebrás, pero le das para adelante, no hay otra”, admite el entrevistado.
Gómez recordó cuando un día “lloré tanto, no sé si de alegría o de tristeza. Pasó que una gurisa jugando a las escondidas con los hermanos a las dos de la tarde, en el barrio Progreso, atrás de las viviendas entró dentro de un tanque de leche aquellos de antes. Y quedó apretada y no podía salir, nos llamaron y cuando fuimos vimos que la pequeña había apretado la rodilla y no podía salir. Y no paraba de llorar, le pasaron jabón, aceite, de todo”.
Recuerda que decidieron cortar el tanque para poder sacarla, utilizando las tijeras de metal que tiene bomberos para estos casos. “Fue de terror, porque cuando la niña vio esas tijeras se asustó y me miraba a los ojos, como buscando seguridad y tranquilidad, pero a la vez me apretaba la mano y yo le trasmitía tranquilidad a la pequeña, fue un momento de tensión enorme. Por suerte ella salió bien y no pasó nada. Pero la tensión fue tremenda”, dijo.
Relata que de los incendios ya está acostumbrado, pero que siempre existe el nerviosismo por que las cosas “salgan bien”. Niega tener temor ante este tipo de casos, aunque dice que cuando hay explosiones “esas te sacuden y no hay nadie que no afloje”.
“Sin embargo, entre los compañeros siempre nos escudamos unos y otros. Sabemos que siempre va a haber uno atrás que no va a dejar que te pase nada”, y allí no solo evocó a los funcionarios que trabajan junto a él, sino que además rememoró uno a uno a los ciudadanos que cumplen tareas de bomberos voluntarios, “eso sí que es tener vocación”, recalcó.
El mito de que los bomberos siempre llegamos tarde, opera según Gómez por distintas razones. “Sin intentar justificarme, en Salto estamos en un punto que no es equidistante, el tránsito en Salto es espantosamente desprolijo y no podemos regalarnos y provocar un accidente. Pero además, cuando se está quemando la casa siempre vamos a llegar tarde, sean cinco, diez o quince minutos”, adujo.

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