«No toda persona que se expone a una relación sexual con una persona infectada de sida, necesariamente se va a infectar».
El sida, esta provocado por un virus llamado VIH, virus de la inmunodeficiencia humana, que lo que hace, es infectar las células de nuestro sistema inmunitario, destruyéndolas o malogrando su funcionamiento. Lo que lleva al progresivo deterioro del sistema mencionado y culmina en general, produciendo una deficiencia inmunitaria.

en enfermedades de transmisión sexual
Hoy hablaremos con el Dr. César Suárez, sobre prevención de la enfermedad, un tratamiento eficaz, llevado a cabo rigurosamente y lo más importante: una buena calidad de vida, aún con la enfermedad:
¿Cuál es la situación de una persona que se encuentra infectada?
Una vez infectada, pasa a ser un vector. Un portador, con capacidad de transmisión. Y lo puede hacer por medio de las relaciones sexuales.
En caso de la mujer, lo puede hacer además, a su descendencia y en otros casos a través de transfusión de sangre.
Una vez infectado, va a depender con la llamada carga viral que esta persona tenga, más chance de transmitirlo.
También dependerá de la inmunidad que tenga la otra persona, expuesta al riesgo.
¿Cómo se determina la cantidad de virus que tiene la persona infectada?
Por la cantidad de partículas virales, que tiene en la sangre circulante.
El organismo tiene capacidad de defenderse, contra todas las enfermedades.
Pero en algunas circunstancias, esa capacidad no llega a alcanzar.
Tenemos un sistema inmunológico que está vigilante, ante cualquier posibilidad de adquirir una enfermedad infecciosa o tumoral.
Es por ello que la capacidad de defensa puede a veces ser suficiente o en otras circunstancias, desbordadas.
De hecho, no toda persona que se expone a una relación sexual con una persona infectada, necesariamente se va a infectar.
Dependerá de múltiples factores. El virus, tiene que sortear muchas barreras antes de llegar a desarrollarse en un nuevo organismo.
¿Cuáles son esas barreras?
De la integridad de la piel o de las mucosas.
Si la persona tiene una lesión ulcerada, tiene más chance de que el virus ingrese. En el caso de las mujeres, una afección inflamatoria a nivel del cuello de útero influye, porque a su vez tienen otra infección, como el HPV. Facilita el ingreso y después depende de la capacidad (inmunológica), para defenderse de la enfermedad.
No es que el virus llegó y se instaló. Hay situaciones, donde existen las parejas denominadas serodiscordantes, donde un componente de la pareja está infectado y el otro no.
Y puede suceder de que pase meses o años y de que el componente sano de la pareja no se infecte.
No es obligatoria la infección. Pasa lo mismo con una epidemia de gripe.
¿Por qué la persona sana no corre riesgo?
Una persona muy promiscua, puede tener no solamente VIH, sino otras enfermedades previas: gonorrea, sífilis, eso altera ya la estructura de las mucosas genitales y abre una barrera de ingreso al organismo.
Teniendo sus mucosas absolutamente sanas, la chance de contagiarse (no quiere decir de que no lo vaya a contraer la enfermedad), es menor.
¿Qué primera medida debe tomar la persona diagnosticada?
Se le hace un estudio y aparece un indicio. A través de otro examen, hay que confirmar.
Si todavía sigue apareciendo reactivo, se realizan otras técnicas más específicas.
A partir de allí, esa persona, debe ser derivada a un especialista en el tema, para una evaluación, en términos generales.
Pero se calcula que si la persona no sabe que contrajo la enfermedad, en promedio, se necesitan entre ocho a diez años, para manifestaciones clínicas.
¿Cuáles son?
Ponen en alerta al médico tratante: infecciones, adelgazamiento, mal estado general, apariciones de cuadros respiratorios comunes, que se repiten en el tiempo, anemia, trastornos intestinales, entre otros.
¿También a su entorno se lo debe estudiar?
Primero al paciente para ver si no tiene otras enfermedades asociadas: hipertenso, diabetes, alteraciones hepáticas, renales, problemas respiratorios.
Conocer su estado general de salud.
Una vez que el médico obtiene todos los estudios, necesita pruebas de evaluación de su estado inmunitario, para defenderse de su enfermedad.
¿Cómo se mide su inmunidad?
Los elementos más representativos, son los linfocitos, dentro de los glóbulos blancos.
Y dentro de los linfocitos, hay una variedad que tienen CD4 (marcadores de membranas), que son básicamente a los que el virus VIH, ataca. Los va alterando y destruyendo en forma progresiva.
El organismo, a partir de la infección, se defiende, se defiende y se defiende como puede, pero en general, el virus va ganando la batalla.
Y esos linfocitos (que forman una barrera de contención del virus), comienzan a disminuir en cantidad y cuando quedan por debajo de ciertos valores, el organismo comienza a debilitarse y a ser pasible de enfermarse de otras infecciones, de las cuales antes se podía defender adecuadamente.
El sistema inmunitario debe encargarse de todo, pero si comienza a disminuir su capacidad de defensa, ya no se puede defender de otras enfermedades.
Entonces es allí que el enfermo de sida, comienza a adquirir lo que se llaman, enfermedades oportunistas: tuberculosis, infecciones bacterianas respiratorias, parasitosis intestinales, infecciones que afectan el sistema neurológico, sobre todo el cerebro. Gérmenes que en condiciones de defensas normales, no afectaría al organismo o lo afectaría en menor cantidad.
¿Cuánto tiempo pasa entre el primer estudio y el diagnóstico real?
Entre dos a tres semanas.
¿Por qué es tan temida la enfermedad?
Hoy día, es preferible tener un VIH y no un cáncer. Existen enfermedades comunes, que son más dañinas para el organismo que el propio VIH.
Existe en la percepción general una idea antigua en cuanto a esta infección.
Pero toda enfermedad, librada a su evolución natural, sin que se haga absolutamente nada para que se corrija, (ignorada de padecerla), termina por deteriorar al organismo y reducir la expectativa y la calidad de vida.
¿Existe una edad promedio donde la persona se infecta?
El momento del diagnóstico, predomina entre los 24 y 39 años.
Sin embrago a nivel mundial, la tendencia es que hayan aumentado mucho la fracción más joven, de 15 a 24 años.
¿Cuál es la incidencia?
La incidencia de la enfermedad en Uruguay, se mantiene en un nivel estable, con tendencia al aumento. Se calcula en un dos por mil. O sea un 0, 2 por ciento.
Y existe en Uruguay unas diecisiete mil personas infectadas. En Salto, son unos cuarenta nuevos casos.
La percepción misma de la evolución de la infección, es difícil de calcular, porque es una infección que progresa en forma silenciosa durante muchos años y la cantidad de diagnósticos que yo realizo en un determinado año, no implica que ese año, haya habido un aumento, una disminución o una estabilización.
Porque de repente, estoy diagnosticando a personas que se han infectado muchos años antes. Depende mucho de los recursos que se manejen en la estrategia de diagnóstico de los casos y también del interés que tenga la población en solicitar el estudio, ya que no es obligatorio. Lo es solamente en el caso de las madres embarazadas y los donantes de sangre.
Hoy día el diagnóstico depende, básicamente de la presencia de síntomas vinculados a la infección que siempre aparecen muy tardíamente con una alteración muy importante del sistema inmunológico de las personas.
No tenemos tanta facilidad para hacer un diagnóstico. Lo que sí podemos saber, es cuantos se diagnosticaron en un determinado año, pero no los que se infectaron.
¿Cuál es la expectativa de vida de un paciente infectado?
Con el tratamiento que hoy día está al alcance de todos, no cambia mucho de la que iba a tener sin infección. Hay tres puntos esenciales en el manejo de la enfermedad para mantener una exitosa calidad de vida: la oportunidad del diagnóstico, la posibilidad de un tratamiento disponible (gratuito), y que el paciente cumpla con las indicaciones médicas.
Pienso que deberíamos contar con mecanismos más eficientes y activos para hacer diagnósticos tempranos. El carné de salud, que se exige en todas las empresas, tendría que brindar la oportunidad de hacerlo. Ya que el diagnóstico surge, cuando están en actividad plena.
Estoy absolutamente de acuerdo en un análisis de este tipo en un carné de salud, porque no significa, que si apareciera una prueba positiva, no se le niegue la oportunidad de trabajo en ninguna empresa.
Simplemente sirve a los efectos de que la persona pueda tener acceso al sistema sanitario, hacer una evaluación y un tratamiento. La persona que se encuentra sabiendo que está infectada, no continúa diseminando.
Además con un tratamiento bien realizado, disminuye la carga viral abruptamente y a su vez, disminuye la chance de transmisión.
Mary Olivera – marbelos2015@gmail.com