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viernes, 7 de febrero de 2025
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“Se me cae un bulón en el taller y digo: ¡la pucha, sonó parecido a tal cosa!”

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Música y Carpintería en una persona: Sergio Alfonso Pérez

Es un carpintero muy especial, porque su afinidad con la música hace que, por ejemplo, se lo encuentre siempre cantando o silbando alguna melodía. Pero sucede que no solo es un aficionado, sino alguien formado en Música a alto nivel, que interpreta guitarra y que además se desempeña como docente en esa área. El oficio de carpintero sin dudas lo tomó de su padre, Alfonso Pérez, maestro de Carpintería de varias generaciones que pasaron por UTU.
Sergio Alfonso Pérez Raffo, nacido en Salto el 3 de abril de 1975, protagoniza nuestra sección Al Dorso de hoy.

1-¿Cómo explicarías la vinculación que hay entre la Carpintería y la Música?
Muchas veces me lo pregunté (piensa)…Pero para mí tiene que ver con una zamba que mi viejo cantaba; con muy buen gusto para la música, él siempre cantó tangos y folclore estando en el taller, y esto que te digo es la Zamba del Carpintero, de César Isella…(se pone a cantar): “Deja la changa y agarra/ su vieja guitarra/ y se pone a cantar/ carpintero de mi tierra/ la la la la…”. Esas cosas quedan para siempre. Está también lo otro, el misterio de hacer que la madera tenga que ver con la música, yo restauro pianos, restauro guitarras, restauro mandolinas, hago cajones acústicos o peruanos, flamencos, siempre se me cae un bulón en el taller y digo: ¡la pucha, sonó parecido a tal cosa!
2-La guitarra tengo entendido que en tu familia viene de antes aún, ¿puede ser?
Sí, por mi abuelo, que siempre fue del alcohol, la noche, el bajo y la guitarra. De alguna manera todo eso al principio era como medio prohibido para mí. Pero cumplí 18 años, agarré la guitarra del abuelo, la arreglé y me fui a estudiar al Conservatorio Municipal.
3-Sos además una persona que, hagas lo que hagas, permanentemente está tarareando canciones, ¿no?
Para mí, un día que no cante es un día que me falta vida. Yo vinculo las cosas con imágenes de canciones y de películas constantemente. Yo me acuerdo de aquello que se dice en la película Cambio de hábito 2: “si te levantas cada día y sientes la necesidad de cantar, ya eres cantante”. Y bueno, pasa por ahí también, uno es lo que es. La música me acompaña en lo cotidiano, sin la radio prendida yo no existo, prefiero escuchar la radio y no mi cabeza. Los demonios propios se apaciguan con lo que han creado otros por sus propios demonios.
4-Algunos recuerdos de infancia, adolescencia, juventud…
Me recuerdo entre la luz de la lámpara Aladdin a queroseno y la comida casera de mi abuela y mi mamá (Adriana Raffo, modista y bordadora), con muchas historias, muchos cuentos. Una anécdota…En unos Reyes me dejaron unos muñecos maravillosos, un montón de juguetes, y yo lloraba, no quería jugar con eso, hasta que vi una caja con bulones y pedazos de cerraduras y me puse a jugar con eso. Tendría cuatro años, no había empezado el jardín todavía y me ponía colgado de los pantalones de papá alrededor de él, en el patio de casa, y le decía: quiero trabajar con vos papá, yo quiero trabajar. Tanto embromar con el tema, que papá me dio un puñado de clavitos 8/20 con cabeza, un martillo, y me dijo: esto se hace así, y pinchó las cuatro puntas del fondo de un ropero, que tenía unos cuantos puestos boca abajo aquí en el patio. Con el tiempo fueron muchos los detalles de mi viejo que me hicieron el profesional que puedo ser hoy. Con siete años, recuerdo perfectamente que me dice: te voy a hacer algo para que empieces a tornear. Se había roto el extractor de aire de la cocina, papá utilizó ese motorcito para fabricar un torno pequeño en el que torneé cabitos de pinceles y lapiceras de madera. Las anécdotas son infinitas… Muchos detalles que no alcanzaría una página. Yo sé que a los doce años tenía mi propia receta de cera para lustrar, mi papá me dijo: funciona, bueno, entonces no la cambies. Es la mezcla de cera y aceite que uno va probando hasta que quede una pasta que uno puede utilizar para tapar el poro de la madera, en el proceso de lustrado a muñeca.
5-¿En cuanto a amistades acá en el barrio…?
Muchos conocidos de la escuela y del barrio mismo fueron al Liceo Piloto, acá en el Cerro, y fuimos dos o tres que nos fuimos a la UTU, ahí fue que cambié un poco la “barra” que tenía, cambié un poco de aire…Otro ambiente que tenía era el club de ciencias Los pinos, que el docente orientador era mi viejo, donde aprendíamos cosas relacionadas con la carpintería y la forestación.
6-Después viene tu etapa de estudiar Carpintería, ¿cómo fue?
Luego vinieron los años de la Industrial, su Ciclo Básico, luego el curso técnico de Carpintería de obra, equipamientos, título que tengo. Tuve luego la intención de ir a seguir Arquitectura, mi intención era ser arquitecto, crear… Y bueno, algunos percances de salud no me permitieron terminar la carrera, y luego cuando encaré de nuevo me sedujo la música coral…
7-¿Y ahí te fuiste a estudiar Música?
Sí, siempre había sido partícipe por el coro de la escuela, y por gusto personal ya estaba en el Coro Municipal de Salto. Un día alguien me dice: mirá que el viernes es la prueba de admisión de ingreso a la carrera de Dirección Coral en la Universidad, presentate. Yo no me había inscripto, agarré la bicicleta ese día temprano y fui, a las 7:45 estaba para la prueba, que a las 8:00 comenzaba. Doy la prueba, que constaba de tres o cuatro cosas, una lectura elemental de partitura con la complejidad máxima de una corchea, la semicorchea, un instrumento, yo tocaba la guitarra medianamente y terminé la prueba. El profesor de Dirección Coral era en ese entonces Eduardo Mendelevich, a quien le debo muchísimo porque me hizo amar la profesión, y la coordinadora que luego fue Directora, Graciela Carreño, ellos me dicen: hacé el favor, andá a inscribirte, aprobaste la prueba. Claro, no la aprobé por conocimiento, la aprobé por aptitudes, era apto, pero había que remarla, ahí la vida cambió.
8- ¿Cambió en el sentido de que entraste en un estudio más exigente?
Claro. Fue un giro en todo lo que yo pensaba, me metí en la Universidad a hacer la Escuela Universitaria de Música que me llevó nueve años, una carrera de cuatro. Fui haciendo materia por materia y bueno, sé que para el año 2005 me recibí.
9-¿Y de la carrera docente qué podés contar?
Y ya desde el 99 estaba ejerciendo en UTU, luego del 2004 en Secundaria, fui arreglador de coros, guitarrista acompañante de coros liceales. Por otra parte fui generador de conjuntos vocales y musicales en la Iglesia Evangélica, que me contrataban regularmente porque les gustaba mi trabajo. Así que dirigí el coro de la Iglesia Adventista, dirigí el coro de la Universidad Católica aquí en Salto, y varios más…
10-Volviendo al oficio de carpintero, hace un tiempo escuché una publicidad rodante que decía cosas interesantes, llamativas, ¿te acordás?
Sí, sí, claro. Decía que Sergio, el carpintero, hace “De escarbadiente a puente, lo que precise la gente”. Eso se me ocurrió a mí porque la gente pregunta: ¿hacés tal cosa? ¿y tal otra? ¿y sillas hacés? ¿y muebles de melamínico? Son preguntas que hace la gente porque hay muchos carpinteros que se han diversificado, se especializaron en determinada cosa nomás, o aprendieron eso solamente, entonces yo quise decir que hago de todo (risas), de un escarbadiente hasta un puente.

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Por: Jorge Pignataro

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