Hoy por: Jorge Pignataro
Y también se fue Macunaíma…
La lista continúa. Fallecieron en pocos días el director de orquestas Federico García Vigil, los escritores Hiber Conteris y Laura Martínez Coronel, y el jueves último también Macunaíma, un auténtico creativo, con todas las letras.
Su nombre fue Atilio Duncan Pérez Da Cunha, conocido como Macunaíma: poeta, periodista, publicitario, docente, creador de letras de canciones. Entre los varios libros que publicó pueden destacarse: Derrumbado, nocturno y desván (1976), Los caballos perdidos (1980), Fantasmas en la máquina (1986), La bufanda del aviador (2008), La publicidad es puro cuento (2008) y Ontheroadagain – Proyecto Ferlinghetti II (2017). También colaboró en varias obras con músicos uruguayos como Leo Masliah, Eduardo Darnauchans o Yabor, entre varios más. De ese trabajo cabe mencionar esta discografía: Candombe en la cocina (con Bogalle), Los caballos perdidos (con Leo Masliah), Dylan (con Eduardo Darnauchans), Don sin nada (con Yabor), Pájaro botella (con Jorge Do Prado) y Lucía Febrero (con Satragni).
De su trayectoria periodística y publicitaria vale destacar que se desempeñó en distintos medios de comunicación, tales como: El Popular, La Hora, Cinco Días, El Dedo o Guambia, y como corresponsal para la Revista Pelo y El Expreso Imaginario. Condujo el programa de radio «El Faro» y recientemente «Otro rollo», en Emisora del Sur.
Aquí un poema suyo:
DEPREDADORES
Bajo el espinazo del cielo
los perros de la pradera
tiritan en sus madrigueras
acechados por coyotes
y otros depredadores
en la noche revive el horror
de antiguos crímenes
que vuelven a repetirse
una y otra vez
en el ciclo infernal
del exterminio:
Andrew Jackson
terrateniente de Carolina del Norte
séptimo presidente de los Estados Unidos
embiste con sus caballerías
los apacibles sueños del venado y del búfalo
Julio Argentino Roca
el entorchado general del desierto
cabalga de nuevo en el viento
contra patagones ranqueles y tehuelches
don Frutos el cisplatino general
de la carnicería de Salsipuedes
comanda las patotas conjuntas
que ponen a las mariposas
a merced de los degolladores
«hay que desmonumentar
a estos verdugos y genocidas»
-clama el viejo Bayer en el sur
del Sur-
con el paso de los siglos
vendrá el irrevocable fallo de la historia
al borde de la ruta
bajo la luna mala de los depredadores
sentimos que ayunarán las alimañas.
Versos de Laura y para Laura
Nos ocupaba en la edición de ayer la poeta melense Laura Martínez Coronel, fallecida hace tres días. Hoy compartimos un poema suyo y, además, uno que ante su muerte le escribió el poeta Patricio Raffo.
De Laura Martínez Coronel
Transparente
Poesía de piel de abeja en ciudad sitiada
diáfana escarlata impía sombra
eco palpitante galería de nube
nadie dice intégrate en opaco sangriento
nadie dice lluvia inunda signos súbitos
madera de piedra preciosa
las piezas confusas por donde se oyen pasos
que exploran destino de flor abandonado
jardín irreal masacre de incendio piano encendido
contemplo la semejanza del tiempo
con la bestia perpetua
amar o desatar los vestidos callados
semejanza tiene la mirada interior relata
impureza
endometrio rasgado agita barcos con
los ojos abiertos.
El cuerpo baja despacio para transcurrir
el día dichoso
con enorme tristeza de pueblo mutilado
voy por las galerías entre reflejos de
palabras transparentes
Soy una herida abierta sin reposo posible
en un mundo ciego de vida evaporada.
Patricio Raffo
Para Laura
Tengo el pan caliente de tus palabras
acá en el costado que más me duele
y que me duele como duelen los libros desamparados
en la brutal quietud de los silencios acá
acá Laura está tu libro
haciéndose humo en la circunstancia de la ceniza
como en un huracán inverso
el estampido fatal de la esperanza
el precipicio en donde caen todos los desiertos
y se apilan unos sobre otros
como los cafés que ya no tomaremos juntos
¿de qué sirve ahora nombrar el sueño
la cárcel que nos oprimía
en el propio augurio del gran vacío?
¿de qué sirve nombrar la angustia que tuvimos
cuando nos encontramos en el medio de la tormenta?
¿de qué sirve habernos reconocido hermosamente
como huérfanos de mares ajenos
en el sagaz nombre de las frutas?
no creo que duermas
no creo que descanses
no creo que tengas los ojos cerrados
no creo que ya no respires
no creo que ya no me llames, te juro
partiría al medio la vida de una buena vez
con la fuerza que me dejaste
partiría al medio este pan oscuro de intemperie
para cavar el silencio que te nombra
en el atroz dolor de las ausencias
de un plumazo te llevaste todas las palabras querida mía
y no sé qué hacer de un plumazo andás rondando
vaya uno a saber por dónde
querida mía y yo como siempre te espero.