Que las democracias de latinoam{erica se hallan degradadas y en franco descreimiento no es descubrimiento, pero viene al caso para ver un poco más de cerca lo que est{a aconteciendo con la JUTEP (Junta de Transparencia en las Empresas Publicas).
Reiteradamente hemos sostenido que estos organismos estatales, creados con muy buen criterio, carecen de incidencia si su opinión no es tenida en cuenta.
Sucede no sólo con la JUTEP, sino también con el tribunal de Cuentas y probablemente con algunos órganos mas. Cuando la JUTEP se pronuncia en contra de algo o alguien, lo que mas puede pasar es que se difunda insistentemente esta opinión. Alguien ha sostenido que es como “un tirón de orejas”.
Es uno de los indicios que muestran que el sistema tiene fisuras.
Otro de los aspectos negativos de nuestra democracia es que se “archive” o desinstalen casos de aparente corrupción, antes de ser investigados como se debe.Sucede, sucedió y sucederá, pero si fueran vigentes y debidamente dotados de fondos los organismos creados precisamente para mirar con lupa estas acciones, seguramente que la situación sería otra.
Pero para entendernos debidamente hay acciones que no le hacen bien precisamente a toda democracia. Cuando se “recusa” a un juez o un fiscal o cualquier otro integrante de los {órganos de Justicia, deberían dejarse claramente establecido “por que” se toma la medida.
Nos explicamos, en la vecina orilla las denuncias contra la ex presidente argentina siguen en curso y se hallan cerca de un pronunciamiento, según han señalado diferentes órganos de prensa).
El hecho es que el Tribunal encargado de pronunciarse tiene tres miembros. Dos de los mismos fueron recusados por la denunciada y por lo tanto de prosperar esta recusación deberían ser relevados y desafectados del tema.
Alguien ha dicho sobre la situación y con indudable acierto, que la credibilidad de este tribunal está condenada a muerte, No es para menos. Si cuando me informo que el Tribunal se apresta a dar una sentencia que no me favorece, opto por buscar la sustitución de dichos jueces, es realmente insólito.
No es precisamente un buen síntoma y un indicio claro de una buena gestión.
De hacer realidad aquello de que todos debemos ser iguales ante la ley. Antes de conocer los nuevos integrantes y mucho más allá del fallo del Tribunal convengamos una cosa: por más acertado y ecuánime que sea el fallo a nivel popular siempre será una fallo “contaminado”.
A.R.D.
La democracia no se pregona: se la cuida y cultiva
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