La serena calma de siempre de HÉCTOR ALEJANDRO TORRENS. Por lo menos es el dato revelador que genera. Cabe preguntarse si la procesión va por dentro. Y qué estado espiritual se plantea, cuando su equipo va ingresando en dos callejones básicos si de futuro se trata: avanzar a la siguiente fase del Torneo de OFI tras los dos partidos que vendrán ante Estudiantes de Tacuarembó y luego de cinco fechas pendientes en la segunda rueda en la B, ascender a la A.

El DT sabe lo que se viene, mientras que el imperativo de respuesta se asocia y se vuelve abarcador.
El River de Torrens.
Tiene sello de protagonista.
Un sello real.
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«Porque lo bueno del partido frente a Chaná, es que nos enderezamos después del 1 a 0 de ellos. No perdimos el sentido de la responsabilidad que teníamos y cual vía por la que debíamos seguir para encontrar el rendimiento y dar con el resultado. El equipo tiene una línea definida, resuelta. Por eso frente a Estudiantes de Tacuarembó tomaremos precauciones, pero saldremos a buscar. Aquí no hay de series, son partidos de ida y vuelta. Por lo tanto, bajar el margen de error.
Tenemos información sobre el rival, el apego que tiene al 4-4-2 y que es equipo de saltear líneas. No es de los que siempre sale jugando con la pelota en circulación y entonces frente a esa característica, a nosotros nos queda sorprender.
Nos entona haber terminado primeros en la rueda inicial de la B, pero mucho más si el convencimiento no se cae. Es lo que tenemos que evitar»
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El autoritarismo de River Plate frente a Chaná.
Impuso receta y se volvió apto.
En esencia es apto. No acepta la traición de modificar una línea de pensamiento que nace desde lo táctico. Ese es el River Plate de Torrens.
De los 33 puntos, 27 abrochados. Y en la segunda fase de OFI también.
Se tiñe de convicciones plenas. Porque las tiene.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-