La plaza Artigas estaba repleta de gente, todos con su termo y mate debajo del brazo, otros grupos de jóvenes reunidos con un olor a marihuana que se sentía de lejos y también había niños, muchos, que jugaban en el lugar con todo ese ambiente de fondo. Pero el sol se ocultó y la oscuridad reinaba en el lugar.
De repente el sistema de activación de encendido de las luces funcionó y comenzaron a iluminar de a poco cada uno de los focos que están colocados por toda la plaza. En la zona de los baños, adolescentes que se prendían un cigarrillo y miraban nerviosos que nadie los viera, mientras otros ya se estaban preparando para la ingesta de alcohol de esa noche.
Todo ese combo de cosas se daba en pleno centro, en el espacio público más importante que tiene la ciudad, mientras muchos niños jugaban al aire libre y tenían que ver muchas conductas inapropiadas de adolescentes que hablan del consumo de alcohol y sustancias como si fuera algo natural y no pasa nada.
Aunque ahora, años después de haber promovido una ley que determina la regulación estatal del consumo de cannabis, las autoridades están preocupadas porque el mismo se ha disparado a niveles impensados, lo que genera una situación incómoda para quienes promovían que la liberación de esa droga haría un efecto contrario al que se debe enfrentar en realidad.