El ruido frente a centros de salud, a veces se vuelve insoportable. No podemos pedir respeto a los conductores de vehículos que pasan a full y con música al máximo volumen, porque es hablarle a una pared. Su falta de educación proveniente probablemente de un poco roce social, les impediría comprender a lo que nos referimos.
La falta de resiliencia, ubicación y falta de sentido común es alarmante; debería aplicarse una gran y dolorosa amonestación que por lo menos, haga mella en el bolsillo. Además de la sanción económica, una tirada de oreja bien fuerte, pues, los ruidos molestos o contaminación sonora o como se le quiera llamar, es un “no me importa nada el otro”, que se ha vuelta una insana costumbre.
Los hospitales y sanatorios, son lugares a respetar y resguardar. La mayoría de los pacientes allí internados, no están en modo Spa; está siendo víctimas de algún percance de salud, más o menos grave, pero que requiere del mismo sereno descanso.
En fin. Que sean las autoridades que actúen. Pero que lo hagan.