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Y el mejor remate

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Diario EL PUEBLO digital
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Segundo tiempo

Uruguay se replegó con línea de cuatro final un poco más atrás y los tres volantes bien pegados a ella para no dejar espacios a sus espaldas. En ofensiva la apuesta celeste quedó basada en los ataques de Forlán, la peligrosidad de Suárez y las subidas de Cavani.

El segundo tiempo comenzó con la variante de Pablo Barrera por Andrés Guardado y la clara intención de México de pasar directamente a la ofensiva en busca del empate. Las noticias que llegaban desde Bloemfontein generaban peligro para los aztecas.

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Por otra parte, el ida y vuelta del primer tiempo, había consumido energías por demás en ambos equipos, por lo que el trámite del segundo periodo arrancó con cierta lentitud. En los primeros diez minutos, la mala entrega de Forlán en varias ocasiones, impidió que explotara el contragolpe celeste, en tanto los mexicanos reiteraban los defectos que les imposibilitaba superar la última línea defensiva oriental. Fue a partir de entonces que los uruguayos intentaron «pinchar» la pelota, jugaron lentamente y fueron «llevando» el partido.

Un tiro libre desde la derecha, perfecto al área, encontró a Lugano con un salto enorme, metió el frentazo y la estirada del «Conejo» Pérez evitó el gol rechazando a medias. En la recarga le pegó Álvaro Pereira y lo mexicanos la sacaron al corner. Se generaron nuevos momentos de zozobra para el arco azteca, ante reiterados corner que pusieron a los mexicanos al borde del golpe del K.O.

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Llegado el cuarto de hora, el técnico Aguirre advirtió que, dominando Uruguay el juego en la zona central, el peligro del segundo gol era inminente, por lo que sacó al No. 15 Moreno y mandó a la cancha a Israel Castro, para generar un nuevo balance en el medio. Al no surtir efecto la modificación el técnico Aguirre quemó las naves. Sacó al veterano Blanco, al buque insignia del equipo, e incluyó al joven Javier Hernández, en una búsqueda desesperada de encontrar una solución.

Pareció que llegaba al instante, en una pelota rastronera metida al corazón del área. Muslera no llegaba. Desde atrás surgió Fucile, magníficamente, mandando la pelota al corner. En la jugada siguiente México se perdió el empate. Centro desde la derecha, se estiró solo en el aire el No. 2 Francisco Rodríguez. Cabeceó impecable, Muslera no llegaba y la pelota se fue lamiendo el palo.

Empujado por las dos jugadas, alentado por ambas posibilidades, camino a los veinticinco minutos los aztecas dieron la impresión de comenzar a dominar, nuevamente, el trámite del cotejo manteniendo la pelota en su poder como en la etapa inicial. El gran tema era, saber si iban a poder destruir la muralla celeste levantada en el borde del área oriental.

Geovani Dos Santos mantuvo otro mano a mano con Fucile, esta vez ganó el azteca y, cuando se iba, lo tomó de la camiseta y derribó. La tarjeta amarilla del juez estuvo correcta. Minutos después, a los gritos, Tabárez mandó a Cavani sobre la izquierda, en momentos en que México seguía intentando, pero sin éxito, superar la barrera defensiva celeste. A esta altura, un detalle. La cancha se puso demasiado rápida porque la habían mojado y por el rocío que comenzó a caer. Por ese motivo Forlán no pudo llegar a una pelota en situación favorable, errándose varios pases por esa circunstancia.

Pasada la media hora, con México en el ataque, generando varios corner seguidos, Álvaro Pereira dejó la cancha lesionado ingresando Andrés Scotti, pasando Victorino al lateral derecho. En el corner siguiente, el No. 14 Javier Hernández agredió a Victorino en el área, mostrándole el juez la tarjeta amarilla.

Caminando hacia los cuarenta minutos Uruguay rompió el asedio a que estaba sometido con una pelota muy bien trabajada por Diego Pérez, con apoyo para Maxi Pereira que desbordó por la derecha, mandó el centro rasante para Forlán, surgiendo un zaguero para tirar la pelota al corner de cuya ejecución no surgieron novedades.

México recuperó la posesión de la pelota y en una incidencia donde la suerte influyó para generar que ni Lugano, ni Scotti llegaran al cierre, el No. 9 Franco quedó en posición favorable pero el esférico escapó a su control.

Oscar Tabárez incluyó a Álvaro Fernández sacando del equipo a Suárez, en tanto Israel Castro se ganaba otra tarjeta amarilla por violenta infracción a Diego Pérez, a esta altura, el mejor hombre de la cancha en Uruguay, en tanto desde Bloemfontein llegaban noticias tranquilizadoras. Francia descontaba, con lo que la chance de Sudáfrica se moría… La única incertidumbre que quedaba era conocer el curso de los minutos finales del partido entre uruguayos y mexicanos.

Ya cerca del final, cuando los mexicanos daban la impresión de resignarse, Scotti despejó de cabeza, capturó Edinson Cavani quién ensayó notable jugada personal, sacando un gran remate desde 35 metros que exigió a fondo al «Conejo» Pérez. Sacó la pelota al corner e insultó a sus compañeros por no haber tapado el remate del oriental.

A esta altura ya México había dejado de existir. Con Uruguay dueño y señor de la cancha, una pelota que «pescó» Álvaro Fernández gestó un gran avance de Forlán que buscó su gol personal, desvaneciéndose la oportunidad del segundo.

El partido concluyó con Uruguay en el ataque, dominando el campo y la pelota, en tanto los mexicanos resignados aguardaron el pitazo final que llegó para permitir la exteriorización de toda la alegría de los jugadores celestes en comunión con los hinchas que celebraban alborozados el segundo triunfo consecutivo de Uruguay en la Copa del Mundo. Desde 1954 que no acontecía.

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