-Caer en determinado elogio para esta selección salteña, parece ser una obviedad. Porque la tabla de posiciones refleja la regularidad de dos partidos jugados y dos partidos ganados, más la condición de puntero en el Torneo de la Confederación del Litoral.
Es casi de obviedad también, admitir que en este fútbol de tanta sórdida especulación y con las tácticas que suelen gobernar para que los espacios no se liberen, el principio es vencer.
Es ganar.
Sobre todo, en cuestiones deportivas como estas, donde son cinco selecciones y de cinco clasifican dos. Por lo tanto, 6 puntos en 6, “llena la panza” de la ambición y obliga al optimismo. Con este Salto de Franco Junior Aliberti, ESO NO ESTÁ EN DISCUSIÓN.
Porque la doble siembra impacta en la tabla que lo potencia como líder y a Paysandú por ejemplo, le ha sacado seis puntos, aunque sea con un partido más. Pero son seis puntos.
Ahora bien: si se quiere tapar el sol con las manos, es otra cosa.
En ese caso, es evitar el bísturi y que no se hunda en lo más mínimo para que se desate entonces la complacencia y el conformismo.
Pero no se trata de eso.
No es el fin.
No es parte de alguna pretensión analítica.
CUESTIÓN DE REALIDAD
Llegó un momento en pleno partido frente a Paysandú, que Salto acumulaba 200 minutos de fútbol, con un solo gol registrado, hasta que el penal llegó a los 25′ de la recta final,cuando Jonathan Lúquez metió la zurda y la pelota reventó las piolas.
¿Qué es lo concreto al cabo de estos dos partidos?: que Salto defiende bien y resuelve mal. Tanto en un partido como en otro, GENERÓ SITUACIONES, pero normalmente permaneció al margen de la eficacia. La eficacia en el fútbol adquiere su propio poder de decisión.
Existe o no existe. Pide cancha o dormita en su propia e irreversible desolación.
Salto HA TENIDO ESPÍRITU OFENSIVO y eso es válido. De última le ganó a Paysandú, PORQUE FUE SUPERIOR.
Porque de los dos, no dejó de ofrecer la mentalidad del que crea situaciones de desnivel, a partir de una mecanización que en varios pasajes resultó posible.
Paysandú implicó menos expresión de la supuesta, porque Salto produjo más. No hay que desembocar en otra razón.
Más allá de repetición de algunas fórmulas, Salto NO DEJÓ DE DESPERTAR AL HORIZONTE OFENSIVO. Pero debe producir otro impacto en materia de llegada. No debiera malograr lo que malogra. Mal resuelve.
Y es un mal a extirpar. Es seguro que el DT lo admite y los jugadores también.
Los 6 puntos actúan como factor estimulante. Pero no todos los recetarios se van cultivando. En la trinchera defensiva, hay goce de buena salud. A la hora de proponer arriba, más de una estantería se cae. Y no se debería caer. En lo posible.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-