Dijo un aprendiz, “no sé si encontraré aquí las respuestas, pero seguro me ayudara a hacerme mejores preguntas.”
Como la agronomía sigue siendo la profesión del futuro y por lo tanto del presente, esta vez quiero poner en valor a nuestra profesión en cuanto es la carrera de grado universitario -junto con la veterinaria-, más identificada con la formación agraria. Pero también, por la oportunidad que ofrece en el desarrollo de competencias profesionales. Teniendo en cuenta que como dice el título de este escrito, el agrónomo será capaz de desarrollar esas tres capacidades, tan necesarias en cualquier ámbito. Para eso, intentaré establecer algo del contexto nacional de la educación agraria, para luego tratar de relacionar el aporte de la formación agronómica a esta, y especialmente a la educación en general.
Al respecto de la formación agraria en el Uruguay, Cortelezzi y Ackermann (2017) en su mapeo, explican que la oferta educativa para el agro ha registrado cambios, y plantean si esta oferta es suficiente y relevante para atraer a nueva fuerza laboral hacia el sector y la capacite en las necesidades de habilidades futuras . A propósito, las autoras mencionan a Corte (2000) sobre si la educación está generando “habilidad adaptativa”, es decir “la capacidad de aplicar con flexibilidad y creatividad conocimientos y habilidades adquiridas de manera significativa en una variedad de contextos y situaciones”. Y a Darling Hammond (2008), acerca de que en este contexto, es necesario generar aprendices autónomos que se capaciten a lo largo de su vida para “empleos que todavía no existen, a utilizar una tecnología que aún no se ha inventado y a resolver problemas que aún no sabemos que son problemas” 1.
La agronomía por la naturaleza de los recursos y de los procesos involucrados, variables, interdependientes y heterogéneos, implica desarrollar las capacidades de comprensión y análisis. Y para comprender hay que identificar, reconocer e interpretar, lo que habilita el analizar, para evaluar, sintetizar y proyectar finalmente. Para los agrónomos es fundamental conocer el funcionamiento de las cosas, y eso hace inevitable conocer la estructura de estas. Pero no es un saber por saber, ya que nuestro expertis termina siendo, la de resolver las situaciones que las actividades agropecuarias nos plantean en función del ambiente y de la biología, pero también de la economía y de las personas.
Como estamos preparados especialmente para entender los procesos técnicos, nos cuesta a veces entender que el funcionamiento de las empresas también está determinado por lo organizacional y por la complejidad de las decisiones a tomar. Pero eso, en general es logrado por la capacidad de aprendizaje y adaptación que desarrollamos para manejar las variables del agronegocio. Así como, otro aspecto que debemos ganar con la experiencia, a cambio de las capacidades señaladas, es la de hacer. Las habilidades prácticas son tan necesarias como los conocimientos teóricos y, determinan profesionalmente nuestras aptitudes y muchas veces las actitudes.
En definitiva, desde un enfoque desde la educación para un futuro incierto, creo que la agronomía ofrece algunas certezas importantes, con capacidades que valen en cualquier ámbito y circunstancia. Nos prepara genuinamente para aprender y solucionar, dos capacidades básicas para el desempeño profesional y personal futuro. Y que sí, deben fortalecerse otras habilidades para la aplicación del conocimiento e implementación en situaciones cada vez más complejas, donde la solución más simple no siempre es la que se necesita; y el interrelacionamiento personal, para el trabajo en organizaciones, equipos y grupos.
Pienso que esos criterios deberían fortalecerse en la educación de los agrónomos en particular y en la formación agraria en general, y considerarse para la formación continua. Que no queden estos aspectos supeditados a la necesaria acumulación de experiencia, o a la creciente necesidad de preparación que exigen la digitalización y los desafíos de la sostenibilidad. No obstante, mientras fortalecemos habilidades futuras necesarias según las evidencias que aportan Cortelezzi y Ackermann (2017)2 en su prospectiva, si se necesita gente con habilidad adaptativa y que sean aprendices autónomos, entonces ya se sabe a quiénes buscar. Modestamente.
Prof: Ing. Agr. Andrés Treglia
www.linkedin.com/in/andres-treglia(Footnotes)