«Falta la Papa se marcha
una paloma es la voz
que hoy quiso llegar al pueblo
con su mensaje de amor.
¡Que no muera la esperanza!
¡Que no muera la esperanza!»
Así, cantaba murga Falta la Papa su retirada en el 88, época de oro de las murgas en Salto, cuando el Parque Harriague llegó a tener cerca de 16 mil espectadores en una final del concurso de murgas.

Hoy, tras 31 años de historia, esta murga legendaria quedó bajo las tablas y se marca así parte de un retroceso en la historia murguera.
Desde el boom de las murgas a la salida de la democracia, donde se mezclaban las ganas de libertad, expresión, ese salir a decir lo que se sentía y pensaba con franqueza y jocosidad, con una mezcla de militancia política a la actualidad, marca un camino que los murgueros esperan cambiar.
Actualmente, apenas unos seis mil espectadores llegan a la final de una murga en el Parque y este año se presentan solo cinco murgas, sin embargo, está en cada verso la esperanza de que este género popular no se termine.
La murga, es crítica, tristeza, alegría, es sonrisa y jocosidad. Es como un diario, como un informe, donde todo lo que pasa durante el año la murga lo toma, lo hace canción, lo hace verso y lo expresa en un popurrí o una retirada.
En el presente informe, EL PUEBLO buscó abordar esa ambivalencia entre la época de oro de las murgas y la actualidad, donde se puede hablar de un género que está en crisis. Los principales referentes de murgas emblemáticas dieron su opinión sobre este tema.
A las murgas que se presentan este año: La Grandulona, La Remontada, La Nueva, Hacha y Tiza y Punto y Coma, el impulso desde este medio para seguir presentes.
La murga ha ido evolucionando: ahora teniendo mejores músicos el espectáculo es mejor
Ruben Papino Cioca es uno de los murgueros referentes en nuestro departamento, reconocido por los salteños como fundador de la Murga Punto y Coma, y luego de integrar otras, hoy forma parte de la Murga La Nueva.
Consultado para este informe, indicó que desde que comenzó a actuar en este espectáculo en el año 87, “la murga ha ido evolucionando en el sentido de que hoy hay gurises más formados musicalmente, que abren otras opciones a la murga, con más estudio de música y eso es buena cosa”.
“Antes, cuando empezamos en la Punto y Coma, era un grupo de amigos que siempre coincidíamos, un día comenzó a germinarse un movimiento nuevo y si bien nos dan como referente a nosotros, si se refieren a esa nueva etapa; sí, pero mucho antes había murgas con gente que nos motivó a ser murguista”.
Explicó que ahora, teniendo mejores músicos, el espectáculo es mejor, ya que además de la música, estudian teatro y hacen todo tipo de talleres.
En cuanto a los libretos y la vestimenta, opinó que no ha venido decayendo, sino que hoy en día hay muy buenos espectáculos. Aclaró que eso no significa que antes no los hubiera, e incluso hay textos muy buenos desde el 87 hasta los años 90.
En cuanto a la vestimenta, dijo que hay de todo, incluso ahora- y es lo mejor que pudo pasar- es que se está confeccionando acá (en Salto).
Comentó que hubo un tiempo que por falta de dinero entre otros motivos, se compraban los trajes hechos de las murgas por ejemplo de Paysandú, Mercedes o Montevideo.
Hoy se toma más en cuenta la confección, que está relacionada al espectáculo; el vestuario tiene que ser acorde al texto, porque el jurado que viene de Montevideo es más exigente.
Respecto a la cantidad de personas que asistían al concurso de murgas en el Parque Harriague en los años 90, que ha disminuido notoriamente, Cioca lo atribuyó a que son fenómenos que se dan como muchas cosas.
Consideró que ha quedado el público esencialmente carnavalero y también hay mucha gente que se va haciendo mayor, tiene otras prioridades, otros gustos, se agranda la familia, o el trabajo no le permite y se da ese fenómeno.
Por otra parte recordó que en sus comienzos hacía cuatro o cinco tablados en una noche y ahora hay murgas que hacen dos actuaciones, tres con suerte si pasan a la final en el Parque Harriague.
En ese entonces había tablados particulares, de diferentes instituciones y estaba el tablado móvil de la intendencia, que iba por todos los barrios.
“Y eso es algo, habría que rever, buscar la manera de atraer y renovar el público”.
Dijo que actualmente ensayan durante cuatro o cinco meses, para actuar dos o tres noches.
“Es mucho el esfuerzo, y si bien la competencia tiene su encanto, también la salida a los barrios es algo muy lindo”.Papino Cioca comenzó su actuación en las murgas en el año 1987, como uno de los fundadores de la murga Punto y Coma donde estuvo hasta el año 2006, luego en el 2008 estuvo en el coro de La Clarinada, y con un grupo de amigos que habían pasado por Punto y Coma en otras épocas, y no estaban saliendo, formaron La Parentela, con la cual tuvo satisfacciones ya que el espectáculo gustó, y los jurados lo valoraron.
Actualmente está integrando murga La Nueva.
La murga “es toda mi vida”, dijo Marcelo Cayetano, letrista de La Nueva
La crisis del evento murguero solo se superaría con una intervención institucional “si es que interesa a la cultura”
«La murga para mí es toda mi vida, mis amigos, mis vínculos emocionales, las personas a quienes conozco, los amores, los odios, las frustraciones, mi pareja actual, mis horas, mis días y mis años, todo tiene un vínculo directo con la murga y todo pasa por la murga”, comenzó diciendo a EL PUEBLO, Marcelo Cayetano, letrista de murga La Nueva.
“Si me preguntan, por ejemplo, ¿te acordás del año en que vino el Papa (Juan Pablo II)?, a mi mente viene enseguida lo que pasó con la murga, fue el año en que Falta la Papa hizo tal cuplé, el año 87. Todos los recuerdos, emociones y sensaciones se las debo a la murga. La murga es mi vida, forma parte fundamental de mi vida y no se va a ir nunca hasta que me muera, es así, es una pasión”, agregó. El vínculo de Cayetano con el carnaval viene del año 1988 cuando salió por primera vez en “Cantapueblo”, una murga muy heterogénea porque contaba con integrantes de diferentes barrios. Recién en 1992 apareció “La Nueva”, una murga que surgió en “Estudiantina Papys”, con el “Negro” Víctor Hugos (Solís) en Salto Uruguay. “Ahí, se hacían concursos de murgas jóvenes, nos vio Mario San Cristóbal y se le ocurrió la maravillosa idea de salir en carnaval”, comentó Cayetano. La Nueva marcó desde siempre un estilo que buscó “romper la estética escénica y como decir las cosas”, dos factores importantes para esta murga que se mantiene hasta el día de hoy.
UN FESTEJO INOLVIDABLE, 1998
Cayetano fue muy decidido a la hora de recordar un año clave en la historia de la murga La Nueva, para él, haber sacado el primer premio en el concurso de murgas del año 1998 fue un hecho inolvidable que hasta hoy lo recuerda como si hubiera sido ayer y las sonrisas del festejo aún están muy prendidas en su retina como aquellos trajes y cuplés.
“Si tengo que recordar un año, no porque haya sido el mejor para la murga sino el más significativo diría que el año 1998 fue inolvidable. Fue el primer año que ganamos y lo recuerdo no por lo que signifique un premio, sino porque para el grupo haber ganado por primera vez significó un reconocimiento a nivel del público, del trabajo que veníamos haciendo. Ganar siempre es un reconocimiento que llena de emoción y de orgullo. Ganar el primer premio nos emocionó mucho y me acuerdo que festejamos mucho, fue el festejo más lindo y más largo con los amigos, decíamos ¡lo logramos, lo logramos, lo logramos!”, recordó Cayetano con emoción y alegría.
LOS CAMBIOS DE LA MURGA
La diferencia entre las murgas de antes y las de ahora, “está en diferentes rubros” para Cayetano. Desde la estética, lo que se dice, como se dice, de que forma lo dice, como lo canta, como se viste, como se maquilla, como es la escenografía.
“En esos puntos hay una diferencia, porque el mundo avanza y es otra la gente y es otro el entorno, entonces, la murga sí tiene una diferencia. Pero en lo que concierne a la esencia y la estructura de la murga, eso no cambió. La murga es esencialmente un género popular, rebelde, que critica, que no se casa con el oficialismo, es un género irreverente, hasta vizarro en algunos puntos y en todos esos aspectos la murga se mantiene como tal”, dijo el entrevistado.
LA MURGA EN CRISIS
Cayetano fue consultado por una posible crisis en el mundo murguero, atento al número de participantes y de público que acompaña los espectáculos, que cada año es menor.
“Estamos viviendo una crisis muy grande en el evento, en la cantidad de murgas, en la convocatoria que se tiene. En el año 1988 había 18 murgas, el Parque Harriague llevaba 14 o 15 mil personas como si nada, era una fiesta maravillosa. Teníamos un carnaval de invierno con las mismas murgas que participaban en el carnaval de febrero. Armaban un repertorio paralelo y participaban en invierno. Todo el año había movimiento murguero en Salto, en un barrio tenías 6 o 7 personas que salían en murgas. Todo esto ha venido decayendo en forma de gotera. Este año somos cinco murgas y 90 murguistas en total, que se pintan la cara y llevan adelante un carnaval con poca convocatoria”, comentó Cayetano.
“Estamos en un mundo en que las redes sociales y los estímulos de los jóvenes pasan por internet o por la tele y en ninguno de ellos esta la murga y evidentemente no esta dentro de sus inquietudes ni sus intereses participar en una murga. Tiene que estar a nivel institucional, para lucharla desde ahí, si es que interesa la cultura. Tiene que haber una idea o un plan que la trate de esta manera porque sino, no llegamos a buen puerto”, agregó.
“Las murgas hoy en día están en una voz de alerta, en crisis, no solo por la cantidad de murgas sino porque dependen de cinco personas (los letristas). Pero también, salir en carnaval son dos meses de mucho sacrificio, en que se está fuera de sus casas, de sus familias, porque volvés a las dos de la madrugada, hay gastos, porque el murguista no gana un peso, lo que hace es vocacional. Es muy sacrificado en el interior sacar una murga”, concluyó Cayetano.
Tras 30 años de carnaval, no sale Falta la Papa
Grandes figuras de la época de oro de las murgas ya no están y el género entró en una crisis que murguistas buscan salvar
«Para mi todos los años son diferentes, pero si tengo que elegir un año, me quedo con el 1988, cuando Falta La Papa hizo una retirada que ha quedado en la gente. Ese año teníamos una paloma dibujada en el traje que se veía cuando lo extendíamos y al final, en el último integrante, si la mirabas de afuera era como que la paloma tomaba vuelo.
Fue un año inolvidable”, comenzó diciendo Darío Figueroa, uno de los fundadores de la murga Falta la Papa, que este año, tras tres décadas de presencia ininterrumpida se bajó de las tablas.
EL BOOM DE LAS MURGAS
Darío Figueroa empezó a vincularse al mundo murguero en el año 1986 cuando surge el cambio de las murgas en Salto.
“En el 87 salió por primera vez Falta la Papa, y hace 31 años que estoy vinculado a esa murga, si bien ya no salgo más, sigo como director responsable y siempre estoy colaborando”, comentó Figueroa sobre su participación en el género.
Sobre el cambio que se dio en esa época y el rol de la murga, dijo, “yo creo que con la salida a la democracia hubo esa explosión murguera porque había una necesidad de expresar un montón de cosas”.
También hay que destacar que había muy buenos referentes que tocaban la guitarra y cantaban, “habían muy buenas voces como “Pololo” Brunetti, Ramón Sosa, Ruben Milan, Ruben Papino Cioca y Yony Rodríguez”, señaló Figueroa.
“La murga para mi es un pedazo de mi vida.
Yo empecé de muy joven, una vez viajamos a Treinta y Tres a un concurso de cantores y cuando veníamos de regreso se nos ocurrió la idea de cambiar un poco el carnaval en Salto.
Era el año 1984 y 85. A la vuelta nos pusimos las pilas y formamos Falta la Papa, fue algo que nos ayudó a expresar lo que sentíamos y que iba un poco de la mano de la militancia (política) también”, agregó.
DE 17 MIL A SEIS MIL PERSONAS EN UNA FINAL
Ese año, el 87 “fue un boom”, señaló el entrevistado. “Vimos un excelente producto en los concursos del Parque Harriague”.
En esa época se vendían casi 17 mil entradas en una final, pero ademas estaban los tablados de los barrios.
“La gente nos seguía y aquellos años fueron muy buenos”, comentó Figueroa con orgullo de la época de oro de las murgas de la que formó parte.
En ese entonces, había cerca doce o trece murgas participantes y en el año 1988 u 89 llegaron a haber 19 agrupaciones en el carnaval.
La diferencia es notoria si lo comparamos con la actualidad. Este año hay cinco murgas inscriptas en la competencia y el año pasado llegaron a ir cerca de seis mil personas a una final en el Parque Harriague.
“La primera y segunda ronda ha bajado bastante a nivel de público y una final lleva cerca de seis mil personas. La cantidad de agrupaciones bajó, no tanto el nivel”, reconoció Figuera.
Su murga, Falta la Papa no sale este año y según dijo fue “por un montón de cosas”. Principalmente porque “muchos murgueros estaban complicados en su tiempo” y decidieron parar un año para ver si podían salir el año que viene con toda la fuerza.
“Ese decaimiento en general que se dan en el interés por las murgas creo que se da porque se han perdido las ganas de salir en murgas, como que la gente no participa y no hay ganas de salir en murga”, precisó.
ACTUALMENTE “EL PRODUCTO MURGUERO ES MUY BUENO”
Más allá de la baja participación, Figueroa reconoció que actualmente, el producto murguero esta muy bueno.
En este sentido dijo “hay agrupaciones que dan un producto muy bueno y este año que pude mirar a todas, vi productos distintos y que para mí son muy buenos.
Desde repertorio, críticas, si bien hay un despegue con las murgas de antaño, hay algunas que mantienen su estilo y su forma de decir las cosas y también hay murgas nuevas como Hacha y Tiza que es una murga joven con otra forma de decir las cosas”, comentó Figueroa.
Yony Rodríguez, murguero de tradición, hoy alejado de los tablados
“El carnaval, es una de las manifestaciones populares más importantes que tenemos todas las clases sociales, sin distinción alguna y en un plano de igualdad”
Hijo de murguista, Yony Rodríguez participó desde muy pequeño en la fascinante vida carnavalera. En diálogo con EL PUEBLO, nos cuenta parte de la historia del carnaval salteño y su visión de la actualidad sobre la principal fiesta popular.
¿Cuándo y por qué comenzó la devoción por la murga y qué significa para usted el carnaval?
El amor por el carnaval uno lo trae de familia. Mis abuelos, tanto paternos, como maternos, eran músicos, y después, mis padres, fueron algunos de los referentes importantes del carnaval salteño. Mi padre tenía grupos musicales en la década del 60 y principios de la del 70, donde incursionó en el folclore, habiendo tocado con los grandes músicos del

Departamento. También fue solista, y recibió bastantes premios a nivel nacional como vocalista, y finalmente entró al mundo del carnaval de Salto, en el cual sacó varios grupos musicales como Los Cubancheros, Los Presidiarios (la murga de sus amores), Los Linyeras, Los Revoltosos, Los Chichipio, Los Pescadores, y también, un carro humorista del cual fui participe con mi hermano en la niñez.
Esas murgas, surgidas en la década del 60, fueron murgas que tuvieron connotaciones importantes en su momento; por lo tanto le puedo decir que el carnaval y la murga, los mame desde dentro del vientre de mi madre.
Y, lógicamente, cuando uno tiene esa experiencia desde muy pequeño, empieza a incursionar en ese mundo. Recuerdo que con mi hermano y chiquilines del barrio –vivíamos en la zona de la cancha del Club Chaná (uno de los cuadros de mis amores), cuando se hacían los carnavales por Avenida Barbieri, organizados por el Club Atlético Peñarol, nos disfrazábamos para participar de esa fiesta popular.
En mi caso particular, siempre lo acompañé a mi viejo, desde que tengo uso de razón, a todos los ensayos de los grupos en los que él colaboraba, ensayando, haciendo las letras, y todo lo que conlleva el participar.
Entonces, es algo que se lleva, que ya es mi razón de ser. El carnaval, viéndolo hoy, ya con mis casi 60 años, es una de las manifestaciones populares más importantes que tenemos todas las clases sociales, sin distinción alguna y en un plano de igualdad, donde a su vez se es partícipe y usuario; es uno de los eventos culturales más importantes que tiene el departamento, el país y la región.
Salí unos doce años en Carnaval (Los Presidiarios); formando parte del Grupo Parodista los Bluppers, como músico, integré la Comisión que realizara una semblanza de lo que fue la Comparsa Los Pelotari, integré Comisiones de Carnaval, fui creador y fundador 1ero. de COMUS (Coordinadora de Murgas de Salto-1986), uno de los Fundadores de ASAC (Asociación Salteña de Agrupaciones de Carnaval – 1992), que continúa hasta hoy como Asociación. Salteña de Actores de Carnaval.
La última vez que salí fue en 1998, y después incursioné de vuelta en el 2001, pero en algo muy esporádico. Hoy, sigo haciendo música que es el amor de mi vida.
¿El carnaval percibe institucionalmente el suficiente respaldo económico?
Uno que tiene bastante experiencia en esto sabe que el tema económico nunca es suficiente.
Existen respaldos institucionales y comerciales, para que la actividad se desarrolle, de eso no hay dudas. También hay que tener en cuenta de que todo ha ido evolucionando.
Cuando uno salía, los costos los financiábamos cada murguista de su bolsillo; después todo fue avanzando, todas las agrupaciones de carnaval, tanto a nivel nacional como la Asociación de Carnavaleros como DAECPU, después aparece AUDECA; en Salto aparece COMUS por los meses de agosto – setiembre del año 1986 y funciona hasta 1991, que era la Coordinadora de Murgas de Salto, hasta que en 1992 se crea ASAC.
Entonces, en la medida en que se fueron organizando todas las agrupaciones, hubieron voceros para tratar de ir mejorando los recursos (realizando, por ejemplo actividades durante todo el año), atrás del cual luego vinieron las instituciones públicas, el comercio.

¿La tradicional pasión por la murga, se ha pasado a las nuevas generaciones?
Depende del punto de vista con que lo veamos, todo evoluciona o involuciona.
Algunos son muy tradicionalistas con respecto al género. Yo soy de los que le gusta la murga que hace la presentación, hace el popurrí que antes le llamábamos “el salpicón” (hoy hasta los nombres se han ido cambiando), hace el cuplé, la reflexión y la retirada. O sea, esas cuatro partes eran las que constituían el repertorio de una murga arriba de un escenario.
Hoy, vemos distintas propuestas. Como que la cosa se ha ido globalizando, donde un espectáculo es general con un hilo conductor que enraba todo.
Creo que depende de cómo le ve cada uno; depende si la propuesta en escena es interesante o no. Lo que es importante es que no se pierda la esencia; y creo que la esencia está, por ejemplo: se mantiene los instrumentos típicos: bombo, platillo, redoblante. En lo que se ha evolucionado mucho, es en el tema de la puesta en escena, que ha apostado a la mejora del espectáculo.
¿La murga crítica, ha perdido peso?
Pienso que no. La esencia de la murga es la crítica, tiene que estar focalizada en ese sentido, y creo que aún está, es un objetivo que no se debe perder, porque es fundamental.
La murga lo que hace es recopilar todos los hechos importantes que sucedieron durante el año (a nivel departamental, país e internacional), en la pluma del letrista que por octubre y noviembre empieza a componer.
Es un reflejo de temas políticos, sociales, culturales, deportivos, etc., que quedan plasmados en los 45 minutos que tiene la murga para presentárselo a la gente.
Gonzalo Rodríguez, integrante de Falta la Papa
“La murga es la expresión popular por excelencia”
Integrante de Falta la Papa, una de las murgas pioneras del carnaval salteño desde el regreso a la democracia, Gonzalo Rodríguez nos manifiesta su vocación por ser partícipe de lo que considera, es el espacio en el cual se dice lo que el pueblo quiere escuchar.
¿Qué significa para usted la murga?
La murga es la expresión popular por excelencia.
La murga dice lo que no dice el resto de la gente, y lo que el pueblo quiere escuchar, desde crítica, sátira, etc., etc.
Desde los inicios de los carnavales en el Uruguay, las primeras murgas que surgieron, se basaron en la crítica y en la sátira; y desde ese entonces hasta nuestros días, la murga se basa en eso.
Por lo tanto, si se tiene una buena sátira o una buena crítica, la gente va a apoyar y a seguir y la murga va a trascender; si no, quedará esa murga en el recuerdo de los pocos integrantes que tuviera y los familiares, pero no trascenderá en la memoria colectiva, eso ha sido así históricamente.
La murga engloba a cantidades de artes; desde la parte de canto, baile, coreografía, escenografía, maquillaje, etc. Eso es una cosa muy rara y muy pocas veces vista.
¿Por qué cree que la crítica o la sátira son muchas veces incomprendidas y rechazadas?
Creo que no es que no quieran entender o comprender; lo que pasa que a veces les duelen las críticas y las sátiras, porque muchas veces hay intereses creados de por medio.
Los otros días escuchaba a Raúl Castro, quien decía que ellos han criticado a todos los gobiernos que han pasado, y sin embargo, considerándose una murga de izquierda, en los gobiernos de izquierda, nunca ganaron.
Entonces, hay gente que no tolera la crítica, ya sea por intereses o porque no le gusta que se la critique.
Eso va a seguir siendo así, esté el gobierno que esté. Tanto en Salto como en Montevideo, las veces que he ido, vi cómo se criticó a todos los gobiernos, en mayor o en menor medida.
La esencia de la murga tradicional, ¿es preservada en la actualidad?
Sucede que la murga va cambiando de acuerdo a las generaciones.
Hace poco escuchaba a otro gran murguista, Catusa Silva, quien decía que muchas veces los reglamentos condicionan a las murgas, como por ejemplo en lo que respecta a una cantidad de instrumentos que deberían tener, pero que no se permite; pero, a su vez, hay que recordar que los reglamentos los hacen ellos, los murguistas.
Entonces, todo eso se transforma en una contradicción en sí mismo; pero son las normas y hay que acatarlas o no participar.
¿Salto continúa teniendo un carnaval donde la Murga es la principal protagonista?
Depende de la idiosincrasia de cada ciudad. Si se mira a Rivera y a Artigas, tienen mayor influencia brasileña y el fuerte de ellos son las Escolas de Samba; si se mira a Salto, tiene una mezcla de todo, Escuelas de Samba, Candombe y Murga.
También hay otras ciudades muy carnavaleras como Paysandú, Mercedes, Fray Bentos, etc. Lamentablemente se perdió la costumbre de hacer el Litoral de Murgas, donde se iba a competir a Paysandú y viceversa.
Creo que en Salto, la historia de los carnavales y de las murgas ha sido cíclico; justamente, antenoche, lo conversábamos con dos murgueros (uno veterano como yo y uno más joven).
Cuando nosotros empezamos a ensayar en el carnaval de 1986, habían 5 murgas; en 1987, si mal no recuerdo fuimos 8 murgas; y a partir de ahí, hubo una explosión.
En 1988 hubo 18 murgas participando, llegándose a un nivel muy alto, muy profesional, que ahora, lamentablemente, está bajando, volviendo a tener tan sólo 5 murgas.
Bueno, creo que éste debe de ser el piso, para comenzar nuevamente con el ciclo histórico de carnaval, para construir un nuevo carnaval a partir de ahora, para que dentro de unos años volvamos a tener 17 o 18 murgas.
Se ha mejorado mucho respecto a las murgas anteriores, pero creo al mismo tiempo, que se ha caído en un pozo.
En estos momentos, el carnaval en Salto, está en un pozo.
¿Hoy por hoy, cuál es su actividad en el ramo?
Este año estoy como espectador, solamente; me estoy preparando para el año que viene.
La última vez que salí fue el año pasado con Falta la Papa; siempre estoy pegado al carnaval, he hecho un montón de cosas en carnaval, desde el año 1986 hasta 1990 y pico; también trabajé muchos años en radio haciendo programas de carnaval, y Maestro de Ceremonia en varias oportunidades cuando se hace la Muestra de Carnaval en el Mercado y en los diferentes lugares en los que lo hicieron; presenté murgas en las distintas presentaciones de trajes, y si bien me ofrecieron ser Jurado, nunca acepté.
Siempre he estado muy ligado a carnaval, porque lo veo como un fenómeno social muy fuerte, muy importante, donde se escucha lo que la gente quiere decir, y se vive la esencia popular.
Fíjese que contrariamente a la “colonización” que nos hace la televisión Argentina con sus programas; nosotros lo “colonizamos” culturalmente con la Murga. Este año ya han venido de otros lados de Argentina murgas a competir acá.
¿Recuerda alguna anécdota de los comienzos?
Cuando nosotros salimos en el año 1987, la idea era que la murga se propagara por todos los barrios de la ciudad; y formamos un grupo con gente con la que éramos rivales: Punto y Coma, Los Presidiarios, y creo que de Vale Cuatro, con el que fuimos a dar cursos de murga con lo que habíamos aprendido, sin haber estudiado, por distintos barrios de Salto. En el que más prendió la idea, fue en barrio Artigas, en el que estaba la familia Arrugueti, todos murgueros hoy. Íbamos los días sábados, y dábamos el curso.
O sea, la murga no nació espontáneamente en los distintos barrios, sino que nosotros también la fuimos impartiendo de apoco en el sentir de la gente.