El río Uruguay seguía creciendo ayer cuando eran las tres de la tarde y algunas familias de la zona portuaria comenzaban a autoevacuarse. “No podemos esperar a que el agua nos llegue adentro de la casa, antes de que venga la Intendencia nos resolvimos por nosotros y nos vamos para lo de algunos parientes”, comentaron dos personas ya entradas en años que se iban con la jaula del loro en la mano, ya que era lo único que les quedaba.
En esa misma cuadra de la calle Anastasio Albisu al 100, el cruce con la calle 19 de Abril ya fue alcanzado por la crecida hace algunos días. Pero en una casa lindera al bar que está enclavado en la esquina, sus habitantes todavía están adentro, porque no precisaron ser evacuados, ya que se las arreglaron para irse a un entrepiso y quedarse en el lugar.
Ayer por la tarde, un joven que se animó a meterse en las aguas sucias y llenas de basura arrojadas por algún vecino del lugar, les alcanzó una garrafa de tres kilos que había sido cargada por otro lugareño que vigila a diario la creciente, pero que afirma que es muy difícil que a ellos les llegue el agua.
“Solo la creciente del año 59 y la del 83, nos alcanzaron. Claro que la del 59 con más fuerza, pero es muy difícil que una creciente hoy pase los 16 metros y tengamos que evacuar. Aunque no es agradable estar al lado de esto”, afirma la dueña de casa con varias décadas viviendo en esa zona.
Entre tanto, en otro punto más alejado pero también afectado por las inundaciones, una pareja de sesentones, estaban sentados en sus sillas plegables sobre la calle Cerrito pasando la avenida Harriague, a escasos 10 metros de la creciente, como si estuvieran esperando que el agua les tocara los pies.
Mientras, miraban atentamente como se desarrollaban las tareas de rescate que efectivos de la Prefectura vienen llevando a cabo para dar con el cuerpo de Marcos Farías Ruiz Díaz, un hombre de 40 años de edad, soltero, sin hijos, que trabajaba en changas, y que vivía en una casa que está ubicada en la esquina de las calles 18 de Julio y Andrés Latorre, junto a su madre y dos hermanos, también mayores de edad.
La mujer, que parecía estar más atenta que el hombre sobre lo que estaba ocurriendo, comentó que “no le temía” a la creciente. “No tengo miedo de que me entre el agua, hasta que no me esté mojando los muebles y no me rompa las cosas no me voy”, dijo en tono jocoso.
Pero aseguró que para llegar a evacuar, la altura del río tiene que estar en “por lo menos 16 metros”, así que por el momento “miro lo que pasa y si tengo que darle una mano a alguien se la doy”.
Contó que le tocó vivir “en carne propia” la creciente del año 1959, y que en ese entonces residía en la zona portuaria. “Yo estaba por la calle República Argentina y esa te puedo asegurar que fue una creciente brava, nos sacó con todo lo que teníamos a la calle. Ahí sí que la pasamos mal. Estas inundaciones por ahora no nos afectan, pero son jodidas porque sí embroman a mucha gente”, dijo la mujer, mientras seguía mirando el desborde del arroyo Ceibal como si disfrutara del paisaje.
UNA TESTIGO
Una mujer que vive en la calle Misiones, antes de llegar al cruce con Cerrito (ya que al pasar la avenida Harriague hacia el sur, la calle Misiones hace una diagonal que permite cruzarse en esa zona con la mencionada arteria), fue testigo en forma directa del dramático momento en que Marcos Farías cayó al agua y fue arrastrado por la corriente.
Enseguida, esta persona atinó a comunicar el hecho al cuerpo de Bomberos, para que intervinieran en rescate del infortunado hombre que hasta ayer no había sido encontrado. La vecina, había comentado que notó cuando el hombre advertía cruzar el cruce, que en ese momento estaba siendo interrumpido por una correntada de agua que no permitía el paso.
Pero aseguró que pese a todo, el hombre no depuso su intención y cruzó igual. “Yo me pregunté, ¿pero qué está haciendo? Y vi cuando no pudo contra la corriente, se cayó y fue arrastrado por el agua. Entonces llamé a Bomberos, di mis datos y dije lo que había visto”, se nos dijo.
Tras la llamada de la vecina, varios efectivos de Bomberos y de la Policía comenzaron un operativo en busca de esta persona, el que hasta el momento ha resultado infructuoso.
Cabe destacar que las calles Misiones Orientales, Cerrito y Las Piedras, pasando la avenida Harriague en dirección al sur, se encuentran en muy mal estado, así como también son abundantes las malezas que existen en todo el entorno del velódromo Municipal “Federico Moreira”, lo que genera una situación aún más dificultosa para el operativo de rescate.
Ayer por la tarde, el río seguía creciendo y se vaticinaba que hoy podría llegar a los 15 metros, por lo cual se prevé que puede haber aún más evacuaciones de las que se venían produciendo en la pasada jornada.