No tantos años atrás hubo un Director Técnico de la selección uruguaya. con enfermiza tendencia al sermón inconducente. A medio camino con sus teorías fatídicamente expuestas a la nada. Aquel DT del generoso comienzo sostenedor de convicciones y envuelto de última por sus propios malignos, nudos argumentales. Blandos, decadentes, porfiados.
El DT que nunca en esos años, empuñó la menor dosis de rebeldía, frente a las acechanzas de determinados poderes que asolan al fútbol.
Desde su silencio, no dejó de ser un obsecuente más.
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En las últimas horas y tras los hechos registrados luego del partido de Colombia-Uruguay, el Director Técnico Marcelo Bielsa (argentino él), expulsó la bronca «a la uruguaya».
Le pegó un freno a los secuaces de la misión y trancó duro.
A lo Obdulio Varela. A lo «Tito» Goncávez. A lo «Pepe» Sasía. A lo Montero Castillo. A lo Paolo Montero. A lo «Chengue» Morales. A lo «Ruso» Pérez…
Si. Si….a la «uruguaya».
Bielsa armó el desparramo. No se calló nada. Defendió al Uruguay futbolístico.
Sacó la cara por los tercermundistas del fútbol. No se cobijó en el sermón banal y acomodaticio como aquel otro al que le apagaron la luz, con estricta y relevante justicia.
La actitud de Marcelo Bielsa SINTETIZA A LOS SIN VOZ, a los que quisieran decir, pero no pueden.
Bielsa fue el uruguayo de la piel curtida.
Bielsa fue la bandera contra el poder y los poderes.
Bielsa se alzó a favor de los menos.
Su gesto no será fácilmente olvidable. Claro que fue un trancazo bárbaro.
Lo quisieron silenciar en algún momento. No pudo ser bloqueada su libertad.
A ese grito contra la injusticia se sumó casi todo el Uruguay. Casi todo.
Menos claro está, los que se prolongarán amarrados a la sumisión, en franco y decidido estado fecal.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-