Quizás sea ésta una manera de derribar algunos mitos que se tejen en torno a aquellos grupos cuyo secretismo o discreción han alcanzado tejer determinado celo en la opinión pública. Máxime cuando sus postulados y su integración sale poco a luz pasando a generar cierto misterio.
En este caso poco se ha hablado sobre el Opus Dei, “institución” perteneciente a la Iglesia Católica y que fue creada en el Siglo XX en España por el hoy santificado Josémaría Escrivá, un sacerdote que pretendía con ello llegar a “abrir a todo el mundo el camino de la santidad”, pero de la cual se tiene una concepción, incluso dentro de los feligreses católicos, acerca de un grupo de elite que solamente convoca a unos pocos y que no permite el ingreso de un cristiano común.
Sin embargo, sus miembros tratan de derribar esos muros y dicen ser personas que practican una fe más profunda, que los lleva a imponerse una vida de transmisión de los valores adquiridos a través del conocimiento de los evangelios que pregona el catolicismo y que su existencia no es diferente ni ajena al resto de las comunidades que existen dentro de la misma Iglesia.
Y relativizan toda imagen de privilegio que se pretenda endilgarles.
Los viernes, en Salto se reú-nen unas 20 personas que participan de estas actividades, manifestando su ferviente creencia en esta organización mundial dentro del catolicismo.
Lo hacen fuera de la sede de la Iglesia, en un edificio que está ubicado en la zona céntrica. En esas reuniones hablan de cuestiones relativas a la fe en la creencia de la doctrina cristiana y de los postulados que se establecen para que sus integrantes cumplan con sus cometidos como católicos practicantes.
Para el presente informe, EL PUEBLO habló con algunos de los integrantes de de esta institución para entender ¿qué es?, ¿cómo opera?, ¿qué fines persigue? y ¿quiénes integran? esta organización mundial vinculada al catolicismo denominada Opus Dei, en Salto.
