Es actor teatral, escritor, especialista en Inteligencia Emocional, dicta talleres en ámbitos educativos. “Me llamo Fernando Javier Villar Ustra, aunque la historia de mi primer apellido es un poco complicada de contar, solo te diré, que era el protocolo de identidad para quienes no eran reconocidos por su papá en el año en que nací. Así que el apellido Villar es un apellido dado por sorteo”, así empieza a contar parte de su vida nuestro entrevistado de hoy, y así continúa:
1-¿Dónde y cuándo naciste?
Tras la muerte de uno de mis hermanos el 10 de julio de 1983, mi mamá decidió mudarse de su pueblo natal, Pueblo Quintana, un pueblo rural ubicado en el extremo oeste del departamento. Tras las peripecias propias de un viaje tan largo, llegó a la ciudad de Salto un 17 de julio, para ese entonces con cuatro meses de embarazo. El 29 de diciembre de ese mismo año, en el Hospital Salto, nací yo.
2- ¿Algunos recuerdos de aquellos primeros años?
Me crié en el barrio Cien Manzanas, en la zona que hoy se conoce como Jardines de Don Bosco. De niño, creo que tuve una infancia normal, o al menos, no tan difícil como la de mis demás hermanos que se criaron en la campaña, teniendo labores y responsabilidades que no eran, ni son propias de un niño. Yo en cambio, tuve amigos de juegos y travesuras y la oportunidad de acceder a recursos que ellos no tuvieron, ventajas de la vida citadina. Terminada la escuela primaria, recuerdo me inscribí a un curso móvil de electricidad dictado por UTU formándome como electricista.
3-¿Y después? ¿A trabajar?
Sí, como muchos de mi generación, tuve que salir a ganarme la vida a los 15 años, y a los 17 me fui a vivir a Maldonado para entrar en Prefectura en 2001. Luego de ese año tan difícil a causa de la crisis económica, y tras haber terminado mi contrato con PREMA, en 2003 volví a Salto, para no volver a irme.
4- Pero también seguiste estudiando, ¿es así?
Sí, la Secundaria la hice unos años después en el turno nocturno del liceo N°5. Entre 2019 y 2021 realicé mi Máster en Inteligencia Emocional en formato virtual y ofrecido por la Facultad de Humanidades de la Universidad de California.
5-¿Cuáles son tus actividades actualmente?
En 2018 registré mi empresa Crearte Ideas Creativas, dedicada a desarrollar cursos y talleres artísticos y alternativos de apoyo a la educación. Desde ese mismo año comencé a desarrollar mi proyecto en la escuela N°3, proyecto que llevé luego a otras escuelas del departamento teniendo un gran éxito. En 2020 uno de mis proyectos fue seleccionado por el MEC para participar de una instancia de tutoría y apoyo por medio de DICREA (Dirección de Industrias Creativas) para después ser parte de MICUY (Mercado de Industrias Creativas del Uruguay 2020), sin dudas, una experiencia muy motivadora. Actualmente soy tallerista de teatro, recreación e inteligencia emocional en la escuela 119, lugar que siento como mi casa. Además dicto cursos en formato virtual para estudiantes de magisterio y maestros; he desarrollado algunos cursos como “El actor emocional”, que tuve la oportunidad de dictar en 2021 a actores, directores y dramaturgos de Uruguay, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela y Estados Unidos.Y desde 2020 vengo trabajando en otros proyectos con quien admiro y quiero muchísimo, la profesora de danzas Romanella Balbuena, una mujer increíble y una gran amiga.
6-¿Qué formación has tenido en teatro?
Siempre sentí profundo interés en la actuación, en explorar esa faceta de mí y saber si era capaz de animarme a vivir “otras vidas”, la de los personajes. En 2017 tomé la decisión de hacerlo, así que hablé con quien considero mi mentor en esto, Salomón Reyes. Él me formó como actor y actué bajo su dirección en 2018 con la obra “La verdad de la mozzarella”, una comedia absurda de su autoría, inmediatamente después, tuve el honor de ser convocado por Jorge Menoni, actor, director y gran artista salteño para formar parte de la compañía teatral “Le Varieté” como parte del elenco de “Cosas de pueblo”, comedia de Fontanarrosa, con la que hicimos gira en 2019 dentro y fuera del departamento. Desafortunadamente la pandemia puso en pausa todos nuestros proyectos, y hoy estamos ansiosos de subir nuevamente a las tablas.
7- ¿Qué características creés que debe tener un actor teatral?
Konstantin Stanislavski, actor, director, dramaturgo y pedagogo teatral, considerado el padre del teatro moderno decía que “para ser un buen actor, solo bastaba con dejar de actuar”. En la vida, todos actuamos todo el tiempo, pero para ser un actor debemos principalmente sincerarnos con nosotros mismos, ser honestos y reales. Debemos dejar de vivir una vida comparativa y buscar en nosotros la esencia. La forma que encontré yo es vivir, pero…(piensa) vivir de verdad, cada momento, es “sacándole el jugo” a cada experiencia; aprendiendo de todo y de todos todo el tiempo. En lo personal, creo que eso, el vivir, es un gran desafío para el teatro contemporáneo y para los futuros actores; dado el estilo de vida que hemos adquirido en los últimos años, donde el contacto humano se ve limitado o reemplazado por una tecnología que impacta fuertemente en un arte, que tiene como materia prima las emociones, los sentimientos, las experiencias y las relaciones humanas.
8- Cuando decís “vivir de verdad”, ¿es porque ves que muchos viven de forma “superficial” digamos?
Precisamente, también decía Stanislavski que “el actor tiene que ser un gran observador”. Vivimos en épocas muy superficiales, no nos detenemos a menudo a conocer en profundidad lo que nos rodea, eso nos hace carentes de objetividad, actitud que el actor no debe tener, el actor debe ser un ferviente estudiante de la conducta humana, después de todo, los personajes son humanos, con todo lo que eso implica, personajes que son igual o más complejos que nosotros.
9- También escribís y has dado a conocer algunos libros, ¿qué tenés para comentar sobre eso?
“Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas”, esta frase de nuestro querido Quiroga, describe muy bien lo que es para mí esta faceta. Teniendo mucho en mi cabeza en una noche de desvelo, decidí comenzar a escribir mi primera novela, con una pasión increíble después de dos semanas la terminé; supe entonces que era capaz de hacerlo. Así que, en enero de 2021 terminé mi primera novela titulada “Delirio impostor”, thriller psicológico ambientado en Uribelarrea, una localidad de Buenos Aires provincia. Sigue los pasos de Liliana, “Lili”, una mujer que despierta una mañana sin recordar nada acerca de ella y lo que le rodea; con el tiempo comienza a sospechar que la única persona que reconoce, su esposo, no es él sino un impostor. Esta historia me cautivó y que despertó en mí una pasión dormida por años, así que dos meses después termine mi segundo libro titulado “Angélica y la casa al final de la calle”, parte 1. Siempre dentro del género suspenso, cuenta la historia de Angélica, una chica capitalina que se muda a Salto con sus padres y con el tiempo se ve involucrada en hechos paranormales que están directamente vinculados a un horrendo crimen cometido en la casa al final de la calle. Actualmente la segunda parte está en etapa de edición para ser lanzada este año, al tiempo que estoy escribiendo mi cuarta novela titulada “Malrom”, novela ambientada en la Alemania del S. XVI y que tiene como personajes centrales a Antón (un leñador) y Gófrenla (una gitana) cuyos destinos se cruzan a causa de la santa inquisición. Espero terminarlo a finales del verano.
10- Sos de los que publica virtualmente, ¿cómo es la experiencia?
Sí, estos libros se encuentran en formato virtual, y aunque sigue pendiente su publicación en formato papel, no es algo que me desanime, sino por el contrario me siento feliz haciendo una de las cosas que más amo.