Cuando hace pocos días leíamos un artículo publicado por el salteño Alberto Prósper en su blog cultural “Salto y yo”, sobre el Museo Edmundo Prati, además de la plena coincidencia sentimos la necesidad de compartir con nuestros lectores de EL PUEBLO algunas reflexiones al respecto.
El artículo enfatiza en la improvisación y desinterés que demuestra el lugar, la ubicación de las obras y otras cuestiones referidas a dicho Museo, situado en el interior del edificio de la Biblioteca Municipal “Felisa Lisasola” (Artigas y 25 de agosto). Concretamente, ocupa el patio interior y un pasillo que conduce desde el hall principal del edificio hacia el patio exterior.
En parte medular de la nota, refiriéndose a las valiosas obras allí exhibidas, expresa: “no tienen la iluminación adecuada para apreciarlas y otras se encuentran a una altura de 3 metros del suelo lo cual tampoco permite observar adecuadamente las obras, e incluso son estropeadas por el calor, especialmente en verano”. En cuanto a la iluminación o temperatura, y su incidencia en el material que compone las obras quizás estemos ante una cuestión más técnica, que requiera mayor conocimiento. Pero lo de la altura (obsérvese foto adjunta) realmente parece un atentado al sentido común; lo normal, en cualquier exposición de obras de arte de cualquier parte del mundo, es que las obras estén a la altura de la vista de una persona, nunca a semejante distancia hacia arriba. Es que aquí, algunas piezas parecen haber sido colocadas como quien acomoda macetas o floreros para cubrir huecos. ¡Lamentable!
Más adelante, Prósper transcribe algunas palabras escritas por el Arquitecto Edmundo Rodríguez Prati, nieto del escultor, en el año 2009, que vale la pena compartir:
“La Dra. Lila Prati donó, hace unos 30 años, la importante colección de yesos que se alberga aquí, conformando una muestra integral de la obra de un escultor, caso que solo sucede en nuestro país con la obra de Zorrilla. El Museo comparte el local con la Biblioteca Municipal, y las obras que han estado al alcance de los niños, dada la despreocupación de las sucesivas direcciones, están muy deterioradas. También atenta contra la conservación de las mismas el excesivo calor del local en verano… En fin, los problemas del tercer mundo en la preservación de los bienes culturales, tanto por falta de recursos materiales como por mala gestión…”
El artículo finaliza sumando otra crítica, sobre un punto también innegable: “a dicho museo se le ha quitado jerarquía haciendo exposiciones artísticas, de cuestionable valor, que tapaban las esculturas de Prati”. Y en reiteradas ocasiones, agregaríamos nosotros.
“Esperemos que la Intendencia, custodia de estas obras de arte, finalmente haga algo por restaurarlas y ubicarlas en un lugar más apropiado”, dice Prósper finalmente. Estamos de acuerdo. Que así sea.
UNA BREVE
HISTORIA
El Museo Edmundo Prati fue inaugurado el 12 de setiembre de 1981 y funcionó en sus años iniciales en el local del Liceo Nº 5, intersección de las calles Brasil y Osimani y Llerena. Se lo puede definir como “museo escultórico”. Cuando se inauguró, veinte de sus obras fueron traídas desde el Museo de Bellas Artes y Artes Decorativas, y otras fueron donadas por la Doctora Lila Prati, sobrina del artista. También lo integran obras donadas por Osiris Scanavino y una por Lilia Moyano de Thevenet.
Las obras de
Edmundo Prati
La totalidad de la obra de Prati es muy extensa; lo que se halla en el Museo que lleva su nombre en nuestra ciudad es tan solo un pequeña parte. Entre las principales creaciones de este prolífico artista, ubicadas en lugares públicos de nuestro país, se puede destacar: monumento a Franklin Delano Roosevelt, en la Avda. Américo Ricaldoni, casi Avda. Dr. Francisco Soca; monumento al Libertador José de San Martín, en la Avda. Agraciada y Asencio; estatua monumental del Dr. José lrureta Goyena, en Gabriel A. Pereira y José Ellauri, estatua monumental del Dr. Luis A. de Herrera, en la confluencia de la avenida del mismo nombre y la Avda. Gral. Flores; «Los Ultimos Charrúas», en colaboración con otros artistas, en el Prado. Placas del «Congreso de Tres Cruces», en Avda. Italia y A. Miranda; Monseñor Mariano Soler, en la fachada de la Iglesia del Cordón, entre otros trabajos. En el interior de nuestro país: monumento ecuestre (tríptico) al Gral. José Artigas, en la ciudad de Salto; estatua monumental «El Sembrador», a la entrada de la ciudad de Paysandú; estatua monumental del Gral. José Garibaldi, en la ciudad de Dolores (Dpto. de Soriano), etc.
Cuando hace pocos días leíamos un artículo publicado por el salteño Alberto Prósper en su blog cultural “Salto y yo”, sobre el Museo Edmundo Prati, además de la plena coincidencia sentimos la necesidad de compartir con nuestros lectores de EL PUEBLO algunas reflexiones al respecto.
El artículo enfatiza en la improvisación y desinterés que demuestra el lugar, la ubicación de las obras y otras cuestiones referidas a dicho Museo, situado en el interior del edificio de la Biblioteca Municipal “Felisa Lisasola” (Artigas y 25 de agosto). Concretamente, ocupa el patio interior y un pasillo que conduce desde el hall principal del edificio hacia el patio exterior.
En parte medular de la nota, refiriéndose a las valiosas obras allí exhibidas, expresa: “no tienen la iluminación adecuada para
apreciarlas y otras se encuentran a una altura de 3 metros del suelo lo cual tampoco permite observar adecuadamente las obras, e incluso son estropeadas por el calor, especialmente en verano”. En cuanto a la iluminación o temperatura, y su incidencia en el material que compone las obras quizás estemos ante una cuestión más técnica, que requiera mayor conocimiento. Pero lo de la altura (obsérvese foto adjunta) realmente parece un atentado al sentido común; lo normal, en cualquier exposición de obras de arte de cualquier parte del mundo, es que las obras estén a la altura de la vista de una persona, nunca a semejante distancia hacia arriba. Es que aquí, algunas piezas parecen haber sido colocadas como quien acomoda macetas o floreros para cubrir huecos. ¡Lamentable!
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Más adelante, Prósper transcribe algunas palabras escritas por el Arquitecto Edmundo Rodríguez Prati, nieto del escultor, en el año 2009, que vale la pena compartir:
“La Dra. Lila Prati donó, hace unos 30 años, la importante colección de yesos que se alberga aquí, conformando una muestra integral de la obra de un escultor, caso que solo sucede en nuestro país con la obra de Zorrilla. El Museo comparte el local con la Biblioteca Municipal, y las obras que han estado al alcance de los niños, dada la despreocupación de las sucesivas direcciones, están muy deterioradas. También atenta contra la conservación de las mismas el excesivo calor del local en verano… En fin, los problemas del tercer mundo en la preservación de los bienes culturales, tanto por falta de recursos materiales como por mala gestión…”
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El artículo finaliza sumando otra crítica, sobre un punto también innegable: “a dicho museo se le ha quitado jerarquía haciendo exposiciones artísticas, de cuestionable valor, que tapaban las esculturas de Prati”. Y en reiteradas ocasiones, agregaríamos nosotros.
“Esperemos que la Intendencia, custodia de estas obras de arte, finalmente haga algo por restaurarlas y ubicarlas en un lugar más apropiado”, dice Prósper finalmente. Estamos de acuerdo. Que así sea.
UNA BREVE
HISTORIA
El Museo Edmundo Prati fue inaugurado el 12 de setiembre de 1981 y funcionó en sus años iniciales en el local del Liceo Nº 5, intersección de las calles Brasil y Osimani y Llerena. Se lo puede definir como “museo escultórico”. Cuando se inauguró, veinte de sus obras fueron traídas desde el Museo de Bellas Artes y Artes Decorativas, y otras fueron donadas por la Doctora Lila Prati, sobrina del artista. También lo integran obras donadas por Osiris Scanavino y una por Lilia Moyano de Thevenet.
Las obras de
Edmundo Prati
La totalidad de la obra de Prati es muy extensa; lo que se halla en el Museo que lleva su nombre en nuestra ciudad es tan solo un pequeña parte. Entre las principales creaciones de este prolífico artista, ubicadas en lugares públicos de nuestro país, se puede destacar: monumento a Franklin Delano Roosevelt, en la Avda. Américo Ricaldoni, casi Avda. Dr. Francisco Soca; monumento al Libertador José de San Martín, en la Avda. Agraciada y Asencio; estatua monumental del Dr. José lrureta Goyena, en Gabriel A. Pereira y José Ellauri, estatua monumental del Dr. Luis A. de Herrera, en la confluencia de la avenida del mismo nombre y la Avda. Gral. Flores; «Los Ultimos Charrúas», en colaboración con otros artistas, en el Prado. Placas del «Congreso de Tres Cruces», en Avda. Italia y A. Miranda; Monseñor Mariano Soler, en la fachada de la Iglesia del Cordón, entre otros trabajos. En el interior de nuestro país: monumento ecuestre (tríptico) al Gral. José Artigas, en la ciudad de Salto; estatua monumental «El Sembrador», a la entrada de la ciudad de Paysandú; estatua monumental del Gral. José Garibaldi, en la ciudad de Dolores (Dpto. de Soriano), etc.
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