Felizmente la expectativa de vida en nuestro país se ha prolongado al punto que hoy se entiende que llega muy cerca de los 80 años. Pero sin embargo el parlamento nacional acaba de aprobar un proyecto que establece que los mayores de 65 años no puede ir a la cárcel, sino que si fueran procesados deberán tener prisión domiciliaria.
Creemos que es un error y nos explicamos. Si el gobierno nacional habilita a los uruguayos en general a trabajar luego de los 65 años (edad jubilatoria), no vemos por qué no pueden ir a la cárcel los delincuentes de esa edad.
De acuerdo a las estadísticas esos sexagenarios tienen todavía 15 años más de vida y no puede ser que la disfruten como cualquier otro conciudadano respetuoso de las leyes. Si bien la potestad es del juez y solo en caso de probado deterioro de la salud del reo, se consustanciaría, muchos nos tememos que abusos como los ha habido siempre.
No nos gusta tener “viejos” presos hasta que se mueran, pero no quiere decir que aquellos que han cometido crímenes aberrantes e incluso se jactan de ello, deban estar en libertad.
Seguimos considerando que la cuestión es los controles y las condiciones de reclusión. No se puede pensar en tenerlos presos hasta su muerte. Como cristianos nos han enseñado que el dador de la vida quien se encargará de pedir cuentas y saber por qué se reclama hoy la piedad que no otorgaron ellos cuando pudieron hacerlo.
Mucho nos tememos que este proyecto de ley que algunos aspiran a poner en práctica de inmediato, tiene nombre y apellido. Bastaría con saber quiénes son los que están presos con más de 65 años.
Creo firmemente que esto no es venganza, es justicia y creo que lo más justo es que todo el que infringe la ley lo pague. Sea menor o tenga más de 65 años igual que cualquier otro ciudadano.
No se trata hoy de extender un cheque en blanco. De perdonar lo que ellos no perdonaron. Somos partidarios de perdonar a quienes reconocen –pruebas mediantes – que se han cometido delitos, que en nombre del Estado se ha cometido excesos de todo tipo.
A nuestro entender, quien aporte información fidedigna debe ser tratado con clemencia para cerrar la herida que aún sigue abierta. Es lo que corresponde.
A.R.D.