Cuando se multiplican las noticias sobre accidentes de tránsito en nuestra ciudad, se trata de buscar respuestas o soluciones a lo que nos está pasando como sociedad. No es la primera vez que en este sentido EL PUEBLO requiere la palabra de Víctor Pacín, especialista en seguridad vial.
– ¿Cómo ve el tránsito de hoy en Salto?
– Justamente, estoy generando un curso que se llama “la teoría de la homeostasis del riesgo”. Me preguntarás qué es eso (mira al aire acondicionado de la redacción del diario), es justamente eso, el aire acondicionado. Todos hacemos homeostasis, lo que hacemos es compensar, por ejemplo, la temperatura exterior con nuestra temperatura interior. La fiebre es una forma de hacer homeostasis. Con el tránsito pasa exactamente lo mismo, de hecho, el señor que inventó esta teoría se llama (Gerald) Wilde, decía que había un riesgo percibido y un riesgo que no tengo, hay un riesgo del cual me doy cuenta y un riesgo que no me doy cuenta. Esta teoría quiere decir que yo mismo me impongo el riesgo que tengo, mayor o menor, depende de muchísimas cosas, como de la parte cultural, que es fundamental, pero no hablo de cultura personal sino de cultura como pueblo en general.
Te voy a poner un ejemplo. En el año 1924 y en 1966 en el Estado de Georgia, se murió la misma cantidad de gente, hubo los mismos accidentes de tránsito, pero la distancia recorrida en el año 66 se había multiplicado por 10. ¿Qué fue lo que cambió? El automóvil, que era mucho más seguro. Cada vez que me expongo a un riesgo es porque obtengo un beneficio, si no, no lo hago. Capaz que el beneficio al que me enfrento lo estoy compensando de una forma o de otra. Lo mismo pasa acá en Salto con las motos y con los autos. La gente muchas veces no percibe el riesgo que asume al subirse a una moto o a un auto. La posibilidad que me encuentre en media hora andando en auto en Salto con alguien que esté drogado, tomado o simplemente de malhumor, de día es de un 25% y a la noche de un 45%. O sea que si hago 10 kilómetros acá en la ciudad a las 12 de la noche, la posibilidad que me encuentre con alguien, que puede estar estacionado o circulando y que esté en uno de los estados que mencioné, es el 45%. Honestamente, no sé cómo no hay más accidentes.
– ¿Es posible que la diferencia entre lo que marcan las estadísticas con lo que debería ser es porque no se denuncian todos los accidentes que hay en la calle?
– Sin duda. Hay miles de caídas en moto que no se denuncian. Hay muchísimos choques o choques tontos de autos por aproximación que no se denuncian. O pseudo choques, como les llamo, esas frenadas que no se llegan a tocar o que uno pasa en rojo o uno no respetó un cartel. Hay cientos de esos, donde la diferencia es entre chocar y casi chocar por 10 centímetros. Y a veces la diferencia entre la vida y la muerte son 10 centímetros. Entonces, una persona con buen estado físico, que maneje bien, a 41 kilómetros por hora tiene una reacción aproximada de 8 metros. Y alguien que maneje mal o más o menos, hay cerca de 10 metros de diferencia. O sea que si se te cruza un perro o un peatón, marchaste. Hay estadísticas marcadas sobre la diferencia de velocidades de 45 a 35, ahí se salva mucho más gente. Pero te voy a poner un ejemplo.
En el año 1967, en Suecia se cambió la dirección, así que en lugar de circular por la izquierda pasó a ser por la derecha. Un sábado de noche, los tipos trabajaron durante meses en una campaña de prevención diciendo que se va a cambiar tal día de setiembre, se cambiaron todos los carteles y se taparon para que nadie los viera. A las 4 o 5 de la mañana, chau. Hubo 2 o 3 horas en las que hubo inspectores de tránsito en la calle para corregir a las personas, a los que estaban enterados y a los que no. Los accidentes bajaron 40%. A los 6 meses, volvieron a las mismas cifras. Esa es la homeostasis del riesgo.
– ¿Qué pasó?
– Me enfrento a un riesgo del que soy consciente, por lo que bajo la velocidad, estoy más atento…
– Que es lo que pasa en la Noche de la Nostalgia, en Navidad y Año Nuevo cuando se genera un operativo especial para cada fecha.
– Exacto.
– Pasan esas fechas y siguen los operativos cada fin de semana con menor intensidad y vuelven los accidentes.
– Exactamente, porque el problema de las noches de la Nostalgia o de los 31 de diciembre no es el día, es al otro día. Si cae un sábado para domingo, el problema está en el domingo y en lunes, porque la gente que sale sabe que la va a quedar. Hay una subcultura donde para esas personas no existe el riesgo. No hay ni alto ni bajo ni medio, nada, no existe. Después tenemos a otra subcultura, esa en la que “voy a casa de mi tía, ¿para qué me voy a poner casco si voy todos los días? Son solo cuatro cuadras”, no se pone el casco y no le pasa nada una vez, dos, tres pero quizás a la sexta vez le pase, se cayó y se lastimó. Para poder medir el riesgo tenés que tener información, pero si no te informás, no podés medir el riesgo.
– Tenemos accidentes de tránsito en la ciudad y en las rutas, ¿lo tenemos que ver de distinta manera o son parte del mismo fenómeno?
– Tenemos que partir de una base, en Uruguay no hay rutas, hay calles mejoradas. Pensemos esto, ¿cuántos choques mortales conoces que hay en la ruta 9?
– Específicamente por ruta no manejo esa información.
– En este caso, hay un tramo enorme de doble vía. Es difícil que haya, aunque por supuesto, puede haber. Pero qué gran casualidad que las muertes son en la ruta 3 o en la 5, que son rutas que van y vienen, no hay nada que los diferencie en el medio, solo una línea amarilla que a veces te permite cruzar, a veces no. Es donde se producen los choques de frente, ¿cuántos hemos visto? Pila. Tenemos una topografía que es de sube y baja, de esa manera tendré menos visión, y ya sabemos que hay dos factores fundamentales que es la teoría de la doble v, visión y velocidad. A mayor velocidad menor visión, ahora, si bajo la velocidad, voy a tener mejor visión. ¿Cómo recibo el riesgo en ese aspecto? Fácil, ¿qué cantidad de conductores hay que cuando llueve bajan la velocidad? Quienes lo hacen, es porque perciben el riesgo, saben que la distancia de frenado y la visión va a ser diferente. Eso va a cambiar el comportamiento del conductor. Pero hay cierto tipo de conductores que posiblemente no estén preparados o no tengan la información suficiente por lo que no pueden medir el riesgo. Ahora, lo que percibo como riesgo también depende de mi necesidad, porque tengo que tener un elemento que me compense el riesgo.
Cuando le doy curso a los gurises siempre les digo esto, es sábado de tarde, tengo 16 años, voy a salir. Estoy entusiasmadísimo porque voy a ir a un cumpleaños de 15, pero me duele un poco la garganta. No le digo nada a mi madre, porque mi verdadera intención es ir a ese cumpleaños. Me baño, me visto, me apronto y voy. No me importa, yo bajo el riesgo, capaz que a las 10 de la noche me tomo un perifar o ibuprofeno y listo. Voy y se terminó. Ese mismo síntoma a mí no me inhibe de ir al cumpleaños de 15 porque yo quiero ir, entonces, asumo un riesgo porque tengo un beneficio, ir con mis amigos, porque lo peor que le puede pasar a un adolescente es estar solo. Se trata de estar con sus pares. Ese mismo dolor al otro día es enorme de grande, ¿por qué? Porque al otro día tiene que ir al liceo. Es el mismo dolor, el mismo síntoma pero la compensación y el riesgo es diferente. Lo mismo pasa con la conducción.
– Imagino que la respuesta para bajar la alta tasa de accidentes de tránsito deberá buscarse de manera interinstitucional por lo complejo del tema.
– Hay gente que está a favor de la teoría de la homeostasis del riesgo y gente que no, hay quienes buscan las estadísticas, hay quienes no. Pero hay una cosa que es cierta e irrefutable, a mejor calidad vehicular y mejor calidad de las carreteras, los accidentes van a bajar. A mejor calidad de conductor, los accidentes van a bajar. A mejor entrenamiento del conductor, el accidente va a bajar. A mejor información el accidente va a bajar.
¿A dónde apunto con la prevención? ¿A qué clavo le pego? ¿Al clavo que está derecho o al que está torcido? Lamentablemente en el tránsito le pego al clavo que está derecho porque vemos a alguien que está mal parado y le caigo con la multa. Pero al que realmente es riesgoso, no le corro multa porque a ese no lo puedo atrapar y multar, mucho menos prevenir porque se me escapa o se me va, porque está en lugares donde no existe la prevención, porque circulan en los barrios que es donde hay un mundo paralelo.
El enfoque represivo de la Intendencia es recaudador, no educador. En Montevideo la gente maneja con miedo a la multa porque saben que la quedan, ¿y quién la queda? El clavo derecho, porque el que tiene un auto que no paga patente, que no tiene seguro porque no le importa. ¿Cuánto vale una moto? No vale nada, más en ese submundo donde se venden motos sin papeles. Normalmente esa persona o no tiene libreta, y si la tiene está vencida, o si la tenía ya se la sacaron o tuvo algún evento de espirometría. La política y el tránsito no van de la mano, son dos cosas totalmente diferentes porque es un problema cultural. Si miramos las estadísticas, nos vamos a dar cuenta que el problema más grande que tenemos son las motos y después en las rutas, donde hay choques inexplicables.
– La última palabra es suya.
– Tengo una frase que me acompaña, si quieres saber cómo es una sociedad, mira cómo conduce. Hay que atacar la parte preventiva de una forma totalmente diferente. Sé que hacen todo lo posible con las herramientas que tienen, sin duda, no podemos pensar que hacen las cosas mal a propósito, y no hablo particularmente de Salto, porque esto está pasando en todos lados.
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PERFIL DE VÍCTOR PACÍN
Está casado, tiene 4 hijos.
Es del signo de Libra.
De chiquito quería ser libre.
Es hincha de Nacional.
¿Una asignatura pendiente? Tengo.
¿Una comida? La tortilla de papa.
¿Un libro? “El hombre ilustrado” de Ray Bradbury y “Los 10 Mandamientos en el Siglo XXI” de Fernando Savater.
¿Una película o serie? La serie “This is us”
¿Un hobby? Los autos vintage y el cine.
¿Qué música escucha? La de los 80.
¿Un día de la semana? Los sábados.
¿El peor día de la semana? El que me faltó algo por hacer.
¿Qué le gusta de la gente? La honestidad intelectual y emocional.
¿Qué no le gusta de la gente? La hipocresía.