¿Cómo tratar algunos temas específicos vinculados a la cobertura periodística de asuntos que involucran a niños y adolescentes? ¿Cómo incorporar en el trabajo cotidiano de los periodistas algunas herramientas? Quizá podríamos ensayar algunas respuestas luego de leer una publicación que UNICEF, la agencia de Comunicación “Voz y Vos” y la Universidad Católica presentaron el pasado 11 de junio en Montevideo. Se trata de la “Guía de periodismo de calidad para la cobertura y promoción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes”. Como se puede leer en su Prólogo, “cuando los niños y adolescentes protagonizan episodios de interés público, sea cómo víctimas o como agresores, cuentan con una protección especial”. Por eso es que la guía propone colaborar en la labor diaria de los periodistas a la hora de informar. Procura orientar una cobertura que no pierda de vista las restricciones que impone la legislación vigente para proteger otras garantías, como la integridad física y psicológica de las personas más vulnerables.
NATURAL VIOLACIÓN
Edison Lanza, profesor de la licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Católica y coautor de la Guía expresó que es algo natural que desde los medios de comunicación se violen derechos de niños y adolescentes, “escrachándolos en la televisión, identificándolos y discriminándolos”. Reseñó que hasta no hace mucho tiempo atrás “era común referirse a los niños como infractores, utilizándolos como foto de tapa de los diarios y los periodistas nos regodeábamos con esa vulneración de derechos en la que incurríamos”. Pero, a partir de la Convención sobre Derechos del Niño (de 1989), los niños y adolescentes son “sujetos de derechos y sujetos de protección integral” sentenció.
LIBERTAD DE EXPRESIÓN RESTRINGIDA
La guía parte de la base de que la libertad de expresión es clave para la democracia pero que también hay normas que confieren una protección especial a derechos de niños y adolescentes. ¿Cómo armonizar estas cuestiones en el trabajo práctico? Para eso es necesario tomar decisiones y adoptar posturas. Para Lanza “la libertad de expresión no es un derecho absoluto y puede tener restricciones en casos puntuales cuando se protegen otros derechos”. Los periodistas “no podemos desconocer estas disposiciones y tenemos la obligación (al menos ética) de incorporarlas a nuestro trabajo”.
QUE SE PUEDE Y QUE NO SE PUEDE
Todo niño tiene derecho a la libertad de expresión. Muchas veces, expresó el profesor, “nos olvidamos, cubrimos temas vinculados a la infancia y rara vez recabamos la opinión de los niños y adolescentes, incluso de los involucrados”. Tienen derecho a recibir información completa, derecho a opinar y a participar en las decisiones en asuntos que los involucran, aspecto “que al Estado y a las organizaciones civiles les ha costado mucho incorporar”. Los niños tienen derecho a que se respete su vida privada, lo que supone la no utilización de su imagen en forma lesiva, ni la publicación de ninguna información que lo perjudique y pueda dar lugar a que se lo individualice. Lanza indicó que “los medios tienen una larga tradición de identificar a los adolescentes y niños que están en situaciones de vulnerabilidad”.
Hay que “recabar el punto de vista de niños y adolescentes cuando hacemos coberturas que los involucran, no exponerlos a riesgos o a incitaciones a la violencia”. Se preguntó “¿Es una noticia de interés público que dos adolescentes se peleen en un local escolar y alguien con un celular los filmó y lo envió a un canal de televisión?”. Cree que es necesario “reflexionar sobre el tema” y “tenemos que aplicar la máxima Primero los niños y no la espectacularidad”.
INOCENTES
La Guía establece que en el tratamiento de noticias vinculadas a niños y adolescentes que presuntamente cometieron un delito, los periodistas deben observar el principio de inocencia. Para Lanza “este es un problema y hay impunidad entre los periodistas”. Reconoció que muchos profesionales de la comunicación se quedan con lo que dice la Policía: “si la Policía dice que determinado adolescente robó o asesinó, no esperamos al veredicto de la Justicia, sino que con la sola fuente policial informamos de forma terminante. No son pocas las veces que personas sospechadas finalmente se comprueba que no lo cometió”.
En el “Monitoreo de medios, informe de resultados” (enero-junio 2011) elaborado por la Agencia Voz y Vos, citado en la Guía, se recomienda como pauta para la cobertura que “camarógrafos, fotógrafos y editores pueden narrar los hechos teniendo en cuenta el derecho a la privacidad, dejando de lado la fruición por mostrar la cara del delito, como muchas veces lo hacen, publicando apodos de los adolescentes que delinquen, datos de la familia, de los vecinos, tomando imágenes de su barrio, de su casa, de su escuela”. En ese sentido el profesor y periodista, indicó que “no alcanza con no mostrar la foto. Si lo identifico por el apodo, por el barrio donde se mueve, lo estoy identificando y además con ello refuerzos los malos liderazgos”.