Salto Uruguay o la condena del absurdo

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Los últimos días han sido críticos en la vida interna de Salto Uruguay Fútbol Club, sobre todo a partir de una opción: que la entidad se alejara de la Liga Salteña, configurando una virtual desafiliación. 

En un principio se creyó tratarse de una idea asociada a lo imposible. ¿En qué cabeza podía caber que el decano del fútbol salteño, arriara la bandera, sepultando la historia misma?

Las cuestiones económicas parecieron convertirse en argumento de primera mano, para que la directiva apuntara en esa dirección, mientras no faltaron quienes se rebelaron desde la vereda de enfrente. 

Liliana Castro Automóviles

Más que gritos en el cielo, sumarse a la trinchera opuesta, para bloquear los balazos de la resignación.

Finalmente el jueves pasado, instancias puntuales, para esclarecer el mañana inmediato: una nueva Comisión Directiva guiará el destino, los nombres para el nuevo sustento de mando ya perfilados, con nueve titulares y cuatro suplentes, más una subcomisión de fútbol que apuntale el devenir inminente: la pretemporada que irá significando una manera de volver.

Lo cierto es que en Salto Uruguay se condenó al absurdo que hubiese significado su literal extinción de la Liga. No es menos cierto que los últimos años de Salto Uruguay han sido expuestos a la desventuras, a tal punto que desde el 2000 no es Campeón Salteño, cuando aquel equipo alcanzó la corona desde la dirección técnica de Luis Alberto “Pato” Avellanal y Walter Guarino, llegando incluso a la final del Torneo de OFI.

La pérdida de protagonismo de Salto Uruguay ha sido notoria, observando un plano entre gris y secundario, con los blasones del tiempo ayer,  tan solo en la memoria de los melancólicos.

Que Salto Uruguay SE QUEDE, es la primera señal de UN QUERER en pro del mañana. 

¿En qué medida es posible la reconquista de la vieja aureola? Esa es la cuestión.

Mientras el camino pretende recorrerse. Y lo bueno: ya sin la condena como guillotina de amenaza. La pretendida condena que murió de flaca. Menos mal.

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